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16 CRÓNICA<br />
“Mujeres solas<br />
no entran”<br />
Juanita Cataño<br />
Llegamos a la puerta del bar, un par de<br />
hombres vestidos de negro me requisan<br />
y me piden la cédula, pues precisamente<br />
esa noche aparentaba ser una chiquilla con ganas<br />
de experimentar con su noviecito. Por fortuna<br />
le había dicho a mi esposo que me acompañara<br />
pues no me hubieran dejado entrar sola<br />
y no hubiera podido conocer la historia del muy<br />
conocido Bar Escocés, nombre que a muchos<br />
sonroja, a otros les trae recuerdos y muchos más<br />
nunca lo han oído mencionar.<br />
Me presenté como la periodista que había<br />
hablado con el administrador y había concertado<br />
una cita para ese sábado, pero para mi<br />
sorpresa me informan: “El no está. Está en un<br />
concierto y hoy no viene a trabajar”.<br />
Por fortuna a esa hora -las diez de la nocheya<br />
había llegado el dueño, un señor alto y corpulento<br />
vestido de blanco con una voz muy gruesa<br />
e intimidante, a quien me presento : “Vengo de<br />
la <strong>Revista</strong> Cali Viva una publicación de notas<br />
positivas sobre la ciudad”. Me invita a pasar y<br />
me ofrece un “cuba libre” por cortesía de la casa<br />
y me dice: “Entre en ambiente y apenas tenga<br />
las preguntas me busca y charlamos”.<br />
El humo, los espejos y la oscuridad hacen que las<br />
luces de neón se reflejen en la poquísima ropa de<br />
las chicas que bailan muy sexys frente a las mesas<br />
de los clientes, mientras otras mujeres en la barra<br />
se ríen a carcajadas viendo en sus celulares fotos de<br />
ellas desnudas.<br />
Salgo entonces a la calle a buscar al dueño, que<br />
con cara de no buenos amigos abre una puerta contigua<br />
a la entrada del bar y me dice: “Bien pueda<br />
pase”. Entramos por un corredor típico de las casas<br />
viejas de ese sector, por el que desfilan toda la noche<br />
las “chicas” mientras se turnan para fumar y llevar<br />
a sus clientes a las habitaciones.<br />
El Bar Escocés existe desde hace 45 años como<br />
un sitio para hombres, o “negocio de mujeres” como<br />
lo llama desde hace 20 años su actual propietario Ángel<br />
Castillo. Siempre ha estado ubicado en el mismo<br />
sitio, a la vuelta del hotel Dann, sobre la Avenida<br />
Colombia y ya hasta hace parte de la historia de la<br />
ciudad convertido en punto de referencia a la hora<br />
de las direcciones bugueñas.<br />
Para Ángel no fue fácil levantar el bar que estaba<br />
en venta desde hacía varios años, descuidado y<br />
olvidado por su anterior propietario, que no vivía en