<strong>The</strong> <strong>Ruta</strong> <strong>Magazine</strong>El rutómetroDe Sergio MorchónLas motos también son para el verano.Y de repente llegó. ¡Ya está aquí el verano! Los campos verdes y frondososhan pasado ya a ese dorado esplendoroso donde las cigarras cantanal sol del mediodía. Las lluvias y el frío han desaparecido y a todos nosentran unas ganas irrefrenables de salir en moto, sentir el aire frescoen la cara y en los brazos, notar cómo esa brisa marina nos empapa y nos libera de estoscalores extremos... Pero no. No todo es tan bucólico. En verano, con temperaturas rayandolos cuarenta grados, esa brisa y ese fresco que queremos notar en nuestras carnes solo escomparable al aire de un secador de pelo. El calor nos ataca vilmente mientras estamosparados en los semáforos y las gotas de sudor corren libremente por nuestras mejillas. Pero,¿quién se resiste al placer de la moto también en verano?Lo que más angustia me produce es ver la manera que muchosmotoristas (me atrevería a decir la mayoría, sobre todo si noscentramos en las ciudades) combaten ese calor encima de la moto:bermudas, clanclas y manga corta. Algunos tienen la brillanteidea de ponerse guantes, como única protección además del cascoreglamentario. Y no son maneras. Porque en moto siempre debemosir bien protegidos, tanto en invierno como en verano. Porque esachaqueta megafashion que usas en invierno, algunas hasta conprotecciones de titanio en los hombros, como los corredores deMotoGP, no la llevas exclusivamente para librarte del frío. Es, antetodo, un elemento de protección. Y siento decirte que el asfalto estáigual de duro en invierno que en verano. Para el frío bastaría con unanorak.Por mi condición de médico, he tenido que vivir muchas guardias, viendo cómo día sí y díatambién acudían a urgencias motoristas que se han dejado literalmente la piel en un pequeñoarrastrón. Porque aunque sea a poca velocidad, el asfalto es como un papel de lija. Como suelodecir, en esta época las basuras de urgencias están repletas de piel muerta de motorista. Yen muchos casos, eso conlleva delicadas intervenciones de injertos de piel que perpetúan elproblema meses y meses, hasta bien entrado el invierno. “Total, si voy aquí al lado”, pensamos.Pero esa pequeña mancha de aceite, esa alcantarilla que no hemos controlado, o ese domingueroen coche que sale del parking sin avisar, nos pueden llevar al suelo irremediablemente. Y lasconsecuencias se pagan muy caras.Entonces, ¿cuál es la solución? Seguro que la sabes. En moto, siempre cazadora, pantalón largo,calzado cerrado y guantes. Sin excusas. Y no te preocupes del calor, con una buena cazadoraventilada -las hay en el mercado por menos de cien euros- los rigores veraniegos se pasan conmás facilidad de lo que piensas. De hecho, te protegerá de ese aire caliente que puede llegar aabrasarte si vas en manga corta.
RUTASHace unos años, en un viaje por el norte deEuropa, nos paró en Berlín un control preventivode la policía de tráfico. Además de revisarme ladocumentación, nos advirtieron que las sandaliasque llevaba Belén (íbamos del hotel al centro dela ciudad a cenar) no eran nada convenientespara ir en moto. Y eso que íbamos con nuestrascazadoras llenas de protecciones. Pero teníantoda la razón. Y me gustó que nos lo dijeran.Aquí en España pasa todo lo contrario. Meapena ver a la Guardia Urbana, Mossosd’Esquadra o Guardia Civil circulando en motopor carreteras y vías rápidas de las ciudades en manga corta.Al menos llevan guantes, eso sí. Pero sería de agradecer que comenzaran adar ejemplo. Supongo que no dependerá de los propios agentes sino de sus mandos, pero elhecho es que verlos por las Rondes de Barcelona, con sus Paneuro a 80 km/h me hace pensaren una oportunidad de concienciación perdida. Porque a 80 km/h el asfalto es muy abrasivo.Tanto en invierno como en verano.Se oyen rumores de que en una próxima legislación se obligará al uso decazadoras para montar en moto. De hecho a mí todo lo que sea obligar nome gusta. Es mucho mejor educar y concienciar. Pero no voy a poner el gritoen el cielo ni mucho menos cuando esto pase. Los que ya tenemos una edadhemos vivido cómo el casco pasó de ser opcional a obligatorio en ciudad paradeterminadas cilindradas. Ahora ir sin casco lo veríamos -o deberíamos verlocomouna salvajada. Como lo del cinturón de seguridad. Ojalá dentro de unosaños tengamos la misma sensación cuando veamos a un motorista en mangacorta y chanclas. Y no me vengas con lo de la libertad individual y monsergasde esas. Sabes que está mal. Nadie debería arriesgar su propia vida hasta esoslímites, por mucha libertad individual que quiera tener. Si nuestra inteligenciano llega hasta poder entender ese punto, igual debe ser la inteligencia colectivala que nos lo haga entender.Así que, amigo motorista, disfrutadel verano y de su buen tiempo.Usa las aberturas de tu casco y tuchaqueta. Cómprate ropa adecuaday sal a la carretera. Encadena curvasy chiringuitos de playa. Busca elfrescor en la cima de ese puerto demontaña. Viaja. Enséñale al mundoque ser motero no está reñido contener inteligencia. Porque al menosa mí, la sensación de libertad no mela quita una simple cazadora y unosguantes. Enséñale al mundo que enmoto no se pierden vidas, se ganafelicidad. También en verano.Sergio Morchón..