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<strong>Vladimir</strong> <strong>Nabokov</strong> <strong>Lolita</strong><br />
—Soy una persona franca –dijo–, pero las convenciones son convenciones<br />
y me parece difícil... Déjeme usted decirlo así... Los Walker, que viven en lo que<br />
llamamos por aquí la Mansión del Duque... usted conoce la gran casa gris sobre<br />
la colina... mandan a sus dos hijas a nuestra escuela, y tenemos a la sobrina del<br />
presidente Moore con nosotros, una niña de veras agradable, para no mencionar<br />
a otras niñas muy importantes. Bueno, en las actuales circunstancias no deja de<br />
producir asombro que Dolly, que parece toda una señorita, emplee palabras que<br />
usted, como extranjero, quizá no conozca ni comprenda. Tal vez sería mejor...<br />
¿Quiere usted que mande llamar a Dolly y discutamos el asunto? ¿No?<br />
Comprenderá usted... Oh, bueno, dejémoslo. Dolly ha escrito una obscena<br />
palabra de cuatro letras (que según nuestro doctor Cutler es un término<br />
mexicano que significa urinario) con lápiz labial en ciertos sanos panfletos<br />
distribuidos entre las niñas por la señorita Redcock, que se casará en junio.<br />
Hemos pensado que Dolly debería quedarse después de las clases, por lo menos<br />
media hora más. Pero si usted prefiere...<br />
—No –dije–. No quiero oponerme a las reglas. Hablaré después con ella.<br />
Acabaré con esa costumbre.<br />
—Hágalo –dijo la mujer incorporándose del brazo de su sillón–. Y quizá<br />
podamos reunimos pronto. Y si las cosas no mejoran, podríamos hacerla analizar<br />
por el doctor Cutler.<br />
¿Me casaría con la señorita Pratt para estrangularla?<br />
–... Y acaso su doctor pueda examinarla físicamente, una simple revisión<br />
de rutina. Dolly está en Mushroom 9 , la última aula, por el pasillo.<br />
Debo explicar que la Beardsley School imitaba una famosa escuela inglesa<br />
con los apodos «tradicionales» de sus diversas aulas: Mushroom, Room-In 8, Broom,<br />
Room-BA, etcétera. Mushroom era un lugar hediondo, con una<br />
reproducción color sepia de la «Edad de la inocencia» de Reynolds sobre el<br />
encerado, y varias filas de bancos bastante incómodos. En uno de ellos mi <strong>Lolita</strong><br />
leía el capítulo sobre el «Diálogo» en Técnicas dramáticas, de Baker. Reinaba<br />
una gran quietud y había otra niña de cuello desnudo, blanco como porcelana, y<br />
un maravilloso pelo platinado, que sentada frente a Dolly leía también,<br />
absolutamente alejada del mundo y envolviendo sin cesar un suave rizo en un<br />
dedo. Me senté junto a Dolly, detrás de ese cuello y esa cabellera, y desabotoné<br />
mi abrigo, y por sesenta y cinco céntimos, más el permiso de participar en la<br />
representación teatral, hice que Dolly pusiera su mano de rojos nudillos,<br />
manchada de tinta y de tiza, bajo la tapa de su escritorio. Oh, fue una estúpida<br />
temeridad de mi parte, pero después de la tortura que había padecido, tenía que<br />
sacar partido de una combinación que, lo sabía, nunca volvería a producirse.<br />
12<br />
Poco antes de Navidad, Dolly atrapó un serio resfriado y fue examinada<br />
por una amiga de la señorita Lester, la doctora Ilse Tristramson, un ser<br />
encantador y sin curiosidades que tocó muy suavemente a mi paloma.<br />
Diagnosticó bronquitis, palmeó a Lo en la espalda (toda su lozanía encendida por<br />
la fiebre) y le hizo guardar cama por una semana o más. Al principio tuvo mucha<br />
fiebre. No bien se curó, di una reunión con muchachos.<br />
Quizá había bebido con cierto exceso para entregarme a la ordalía. Quizá<br />
hice papel de tonto. Las niñas habían decorado un pequeño abeto –costumbre<br />
alemana, salvo que bombas coloreadas habían reemplazado las velas de cera–.<br />
Se eligieron discos, pasados en el fonógrafo de mi propietaria. Doll, muy chic,<br />
llevaba un vestido gris de cuerpo ajustado y falda amplia. Yo me retiré a mi<br />
9 Mushroom significa «hongo».<br />
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