VE-19 DICIEMBRE 2015
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El Negro sonrió de nuevo, pero esta vez no era la media sonrisa<br />
de superioridad de antes, sino que era una sonrisa cálida, casi de<br />
hermandad. Se inclinó levemente hacia Desmond.<br />
—Escúchame atentamente: con la mano libre tira de mi rodilla,<br />
la tengo lesionada y no será raro que me hagas perder el equilibrio.<br />
Levántate rápido, sujeta con fuerza la lanza y clávamela en el hueco<br />
de la garganta, justo debajo del mentón. Si dudas, te mataré. No<br />
puedo dejar que sospechen de mí ¿me has entendido?<br />
—¿Quieres que te mate? —Desmond no entendía lo que estaba<br />
pasando.<br />
—Es la única manera de dejar este juego, ese es su secreto —<br />
respondió señalando levemente con la cabeza hacia la tribuna<br />
principal— ¡Muévete!<br />
Desmond obedeció casi sin pensar. En un instante, El Negro<br />
estaba tumbado boca arriba y él sostenía con fuerza la lanza por<br />
encima de su cabeza. El público en la grada enloquecía por<br />
momentos. Llevó la lanza hacia atrás para coger impulso. Las<br />
facciones del Negro se relajaron, como si por fin estuviera en paz… y<br />
Desmond dudó. Únicamente fue una fracción de segundo, pero dudó.<br />
La lanza ya no estaba en su mano, sino que salía desde su<br />
estómago. El Negro le miraba con una mezcla de rencor, odio y<br />
decepción que no había visto jamás en ningún otro ser humano.<br />
—¿Algún otro héroe? —rugió El Negro a la grada mientras el<br />
cuerpo de Desmond se desplomaba sobre el barro.<br />
M.H. Heels (León)<br />
http://mhheels.wordpress.com/<br />
45