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VE-19 DICIEMBRE 2015

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El Negro sonrió de nuevo, pero esta vez no era la media sonrisa<br />

de superioridad de antes, sino que era una sonrisa cálida, casi de<br />

hermandad. Se inclinó levemente hacia Desmond.<br />

—Escúchame atentamente: con la mano libre tira de mi rodilla,<br />

la tengo lesionada y no será raro que me hagas perder el equilibrio.<br />

Levántate rápido, sujeta con fuerza la lanza y clávamela en el hueco<br />

de la garganta, justo debajo del mentón. Si dudas, te mataré. No<br />

puedo dejar que sospechen de mí ¿me has entendido?<br />

—¿Quieres que te mate? —Desmond no entendía lo que estaba<br />

pasando.<br />

—Es la única manera de dejar este juego, ese es su secreto —<br />

respondió señalando levemente con la cabeza hacia la tribuna<br />

principal— ¡Muévete!<br />

Desmond obedeció casi sin pensar. En un instante, El Negro<br />

estaba tumbado boca arriba y él sostenía con fuerza la lanza por<br />

encima de su cabeza. El público en la grada enloquecía por<br />

momentos. Llevó la lanza hacia atrás para coger impulso. Las<br />

facciones del Negro se relajaron, como si por fin estuviera en paz… y<br />

Desmond dudó. Únicamente fue una fracción de segundo, pero dudó.<br />

La lanza ya no estaba en su mano, sino que salía desde su<br />

estómago. El Negro le miraba con una mezcla de rencor, odio y<br />

decepción que no había visto jamás en ningún otro ser humano.<br />

—¿Algún otro héroe? —rugió El Negro a la grada mientras el<br />

cuerpo de Desmond se desplomaba sobre el barro.<br />

M.H. Heels (León)<br />

http://mhheels.wordpress.com/<br />

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