EL PAPADO ES EL ANTICRISTO
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Manifiestamente vosotros no sois capaces de abatirlo. Se ha enraizado y está llenando la<br />
tierra, a pesar de vuestros ejércitos y vuestros edictos. Los fuegos de diez persecuciones han<br />
sido encendidos a su alrededor, pero todo en vano. El arbusto ha ardido, sin embargo no está<br />
consumido. Vosotros estáis trabajando más allá de vuestras fuerzas. Si el Cristianismo alguna<br />
vez conocerá la extinción, su abatimiento debe venir desde adentro, debe venir de mí mismo<br />
y no de otro. Denme mi salario; denme la silla del César; denme los "reinos del mundo, y la<br />
gloria de ellos", y yo saldré y me mostraré a los hombres como el Vice-Cristo, y el mundo<br />
creerá en mí, y me seguirá. Donde vuestra fuerza ha fallado, mi habilidad triunfará". Esta<br />
política fue astuta y profunda, ¿necesitamos decir quien fue su propulsor?<br />
El apóstol hace claro este punto. El advenimiento del "hombre de pecado", dijo él, habría<br />
de ser conforme a la "operación de Satanás". La cabeza de la apostasía habría de ser<br />
energizada, impulsada, sustentada, y guiada por Satán, "el dragón, la serpiente antigua, que<br />
se llama Diablo" [Apocalipsis 12:9]. El Papado es el hijo de perdición: el deshove, la<br />
descendencia de Apolión el destructor, y necesita hacer la obra de su padre. Así como es la<br />
obra de Dios crear, así la obra de Satán es destruir. La bella trama de la naturaleza él la<br />
destruiría si pudiera; la constitución moral de la sociedad él la tiene grandemente destruida.<br />
Su nombre es Apolión el destructor, y la obra del Papado es la misma. Los principios de<br />
moralidad y virtud evangélica en el hombre los destruye; los principios del poder renovador<br />
en el Evangelio los pervierte y destruye. Dondequiera que [el Papado] ha encontrado un<br />
lugar en Europa allí está la negrura de la perdición: hombres ignorantes, ciudades<br />
desmoronadas, y naciones esclavizadas y desmoralizadas. "Apolión el destructor ha pasado<br />
por aquí", exclamamos, "aquí están sus huellas; en todo su trayecto está la negrura de la<br />
muerte física, moral, y espiritual. Pensamos en el caballo pálido y en el nombre de quien se<br />
sienta sobre él que era Muerte, y el infierno le seguía".