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para dar paso a un pendenciero encarnizado que enfrentaba, con métodos muy polémicos,<br />

conflictos como el que tuvo con la publicación tecnológica Gizmodo, en 2010. El problema se<br />

detonó porque un periodista de ese medio tuvo acceso a uno de los modelos de iPhone que<br />

todavía no había salido al mercado. Gizmodo examinó y fotografió el aparato antes de devolvérselo<br />

a Apple, enfureciendo a Jobs. Al día siguiente, la casa del editor de la publicación fue<br />

requisada por la policía y se le confiscaron algunos bienes. Todo apuntaba a Jobs como mentor<br />

del hecho, aunque esto nunca llegó a comprobarse.<br />

Por esa época, Jobs seguía siendo macrobiótico y budista. Confiaba en la alimentación sana<br />

tanto como para postergar una cirugía recomendada en 2003 que debía terminar con el<br />

cáncer de páncreas que lo aquejaba. Entre los relatos que adoran sus fans, los relacionados a<br />

la comida ranquean alto. Se dice que ideó el nombre de su compañía sin pensar en los Beatles<br />

sino en una de sus dietas, basada en las manzanas. Tuvo desde chico afición por esos regímenes<br />

de alimentos estrictos: a veces solo fruta, otras veces verduras, siempre poca comida. Su<br />

biógrafo oficial asegura que, debido a haber sido un estudioso del budismo zen durante tantos<br />

años, creyó ciegamente en que la combinación de espiritualidad y alimentos sanos serviría<br />

como antídoto para el cáncer. También aseguró que Jobs tenía cierto pensamiento mágico en<br />

el que era posible borrar la existencia de una cosa tan solo con hacer de cuenta que no existe,<br />

y que se hizo cargo de ese error demasiado tarde. Cuando se negó a ser operado, mezclando<br />

temeridad y fantasía, Jobs recurrió a los jugos de frutas, la acupuntura y a algunos remedios<br />

caseros que encontraba en Internet. “No quería que abrieran mi cuerpo, no quería que me<br />

violaran de esa forma”, decía, aunque su mujer, su hermana y sus hijos le habían suplicado que<br />

se operara e insistían en que no era necesario mantener la enfermedad en secreto. Murió el<br />

5 de octubre de 2011 tras haber tenido un transplante de hígado que no sirvió de nada. Llegó<br />

a confesar públicamente que estaba enfermo en una de sus últimas apariciones públicas, que<br />

hizo ya muy desmejorado.<br />

Durante toda su carrera, Jobs desplegó una actividad esforzada y permanente para ser visto, no<br />

tan solo como una encarnación de Apple, sino de todo lo que la compañía había elegido para<br />

identificarse frente a sus clientes: Einstein, Muhammad Alí, Gandhi, Picasso y, cómo no,<br />

el creador de la “Apple” original: John Lennon. La batalla por mantener esta identificación y el<br />

grado de obsesión por controlar su imagen final, dedicando sus últimos días a organizar los detalles<br />

de una biografía póstuma, habla más claramente de Steve Jobs que las toneladas de información<br />

que fans y detractores han acumulado en torno suyo. Significativamente, una de sus frases<br />

finales tiene que ver con la trascendencia post mórtem y cómo creyó que iba a ser recordado:<br />

“Cuando mi vida haya terminado, la gente me dará crédito por lo referente a lo creativo, pero<br />

nadie sabrá que en realidad lo único que realmente sé es cómo manejar un negocio”<br />

FUENTES E IMÁGENES:<br />

Steve Jobs, con Walter Isaacson<br />

(Debolsillo)<br />

El libro de Steve Jobs,<br />

de Brent Schlender y Rick Tetzeli<br />

(Malpaso Ediciones)

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