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ya que no se lleva a nadie contra su voluntad, ni la mantiene<br />
encerrada bajo cuatro llaves y rejas. De hecho, ella se sentía<br />
más encarcelada viviendo con su marido.<br />
–Es interesante este personaje masculino: su función<br />
parece ser la de un superhéroe que libera a las mujeres<br />
de un vínculo opresivo, pero después no sabe qué<br />
hacer con su propia relación. Es una suerte de ladrón<br />
sentimental… Exacto. Él rapta, pero no se apodera de sus<br />
víctimas, que tampoco son víctimas. Se van porque quieren.<br />
Claro, después el tema es qué pasa con eso. Existe una dependencia,<br />
de todo tipo, extrema. Hasta que explota.<br />
–Cuando se termina esa relación, ella emprende una<br />
suerte de viaje iniciático al desierto chileno, ¿por qué<br />
al desierto? Porque cualquier cosa puede tener su comienzo<br />
allí. Hay un corte muy profundo en el desierto. Ese paisaje<br />
resulta tan extremo que modela su fantasía acerca de un<br />
antes y un después. No podía irse a una ciudad convencional,<br />
necesitaba ir a un lugar donde sintiera secarse, despellejarse,<br />
quitar hasta la última huella de su amor de la piel. El desierto<br />
es un lugar de puro vacío, donde todo puede empezar pero<br />
a la vez terminar. En ese desierto ella encuentra un mundo<br />
habitado por otros desamparados como ella, el geólogo, la antropóloga,<br />
el astrónomo y el director de cine, que es capaz de<br />
dar su vida con tal de que su película sea vista. La protagonista,<br />
en cambio, no va en busca de ningún resultado, se entrega<br />
a una suerte de deriva, lo que busca es perderse y así se va<br />
encontrando con la belleza.<br />
–Estos personajes, los científicos que la protagonista<br />
encuentra en el desierto, parecen ser los guardianes de<br />
un secreto… Esos personajes van en busca de un paraíso al<br />
que solo pueden sostener con sus ficciones, aun cuando estas<br />
puedan resultar comprobables desde cada disciplina a la que<br />
ellos se aplican. Se protegen con el silencio, incluso ni siquiera<br />
son demasiado comunicativos entre sí. Intentan mantener<br />
oculto ese supuesto paraíso de los vampiros, como los turistas<br />
que terminan por llegar a quienes solo les importa extraer ese<br />
poco de fulgor que logra filtrarse. Reivindico a ese tipo de<br />
personajes que pelean por mantener vivo el secreto, porque<br />
sino ¿qué sería de nosotros sin misterio, sin alma? Parece que<br />
ya no hay lugar para la sorpresa, para el enigma. Entonces,<br />
lo que intenté contar allí fue ese mundo misterioso al que<br />
procuré mantenerlo así, libre de miradas invasoras.<br />
–El director está inspirado en alguien real, ¿no es verdad?<br />
Sí, en Patricio Guzmán, que tiene una película excepcional<br />
rodada en el norte de Chile que se llama Nostalgias<br />
de la luz. Es un film que tiene un trasfondo político, toda vez<br />
que se ocupa de las Madres del Dolor que buscan los restos<br />
de sus hombres desaparecidos en el desierto, pero a la vez lo<br />
hace en la parte más árida de Atacama (si cabe hablar de algo<br />
más árido en el desierto) y la manera en que filma la luz es<br />
algo increíble. Pero también me inspiró mucho otro director,<br />
John Casavettes, un tipo que también era capaz de hacer<br />
cualquier cosa por su cine.<br />
–Hay una idea directriz muy interesante sobre la que<br />
vuelve una y otra vez: “En el principio está el final”,<br />
que pertenece a un poema de Eliot… Sí, y que después<br />
reescribe Burroughs y también Beckett. A mí me<br />
encanta trabajar el tema de las reescrituras. Esos tipos que<br />
fueron geniales reescribían sin detenerse en hacer la referencia<br />
explícita, porque la literatura finalmente es eso, un gran<br />
cuerpo, un gran resto. Por eso mi novela es exigente, porque<br />
no es ordenada, no quería hacerla. Pound cae justamente por<br />
querer ordenar el mundo. En mi caso prefiero trabajar con<br />
los restos de la historia, la literatura, los artistas.<br />
–Es interesante las geografías que toma en sus novelas:<br />
El agua en el agua en la ex Yugoslavia, esta en el<br />
desierto. Son lugares entre fragmentarios y vacíos… Sí,<br />
exacto. Esto es debido al interés que me despiertan lugares<br />
que te permiten huecos entre las palabras, las frases. Ver a<br />
través de las rendijas donde se puede colar la luz, de lo contrario<br />
la luz no llega nunca. Incluso cuando es omnipresente,<br />
no podemos ver bien. La luz exterior te fulmina. De allí que<br />
intento rescatar otro tipo de mirada.<br />
–Hay una referencia a Artaud, que también tuvo una<br />
experiencia en el desierto cuando visitó el país de los<br />
tarahumaras y hace una experiencia con psicotrópicos.<br />
Como en ese caso, ¿puede leerse una huida de estos<br />
personajes hacia un espacio sagrado? Claro, son personas<br />
que eligen no vivir en el mundo etnocéntrico por excelencia,<br />
de matriz europea. Tanto Artaud como Lévi-Strauss huyen<br />
de ese mundo y descubren que en ese ir y venir los bordes de<br />
la locura son muy imprecisos, son bordes muy lábiles, de líneas<br />
muy delgadas. El temor de Lévi-Strauss era perder los límites<br />
de su identidad, no regresar. Lo mismo ocurre con el padre de<br />
la protagonista, se pierde en el viaje. La hija quiere reconstruir<br />
sus huellas a partir de anotaciones y datos del padre, pero él se<br />
negó siempre a dejar un testimonio racional de esa experiencia.<br />
Quizá la riqueza de la misma es enfrentarse a que muchos<br />
hechos no están amparados por una lógica, una resolución absoluta<br />
o una definición. Hay que saber convivir con el misterio.<br />
–El gran plan se publicó junto a la reedición de su<br />
primera novela, No sé si casarme o comprarme un perro,<br />
¿cómo dialogan las dos obras? ¿Qué pasó con usted<br />
como escritora desde entonces, hace veinte años, hasta<br />
ahora? No sé si casarme… es una novela de una intensidad<br />
abrumadora. Tuve que releerla para ver si corregía o cambiaba<br />
algo. Desde su publicación no había vuelto a leerla y me sorprendió<br />
encontrar tanta intensidad en cada página. Creo que<br />
funcionó tan bien por su autenticidad: cuando la escribí, solo<br />
pensé en armar una trama muy visible en torno a los personajes.<br />
Dice Juan Sasturain que se “escribe no como se quiere<br />
sino como se puede”, y adhiero a esa definición. Al mismo<br />
tiempo era una novela bastante desesperada, y creo que fue<br />
una clave del éxito, aunque eso lo comprendí mucho después,<br />
al encontrar una década más tarde que la estaban leyendo jóvenes<br />
españoles para quienes las referencias eran otras respecto<br />
a las nuestras. Creo que tiene la intensidad de lo que uno<br />
escribe por primera vez y creo que es difícil volver a encontrar.<br />
Mezcla una gran frescura, una gran potencia con algo angélico.<br />
El gran plan en cambio es una búsqueda distinta, que pasa,<br />
según creo, por el lenguaje. Es una novela que vive mucho más<br />
en la poesía. Creo que la conexión entre ambas está dada por<br />
cierta ingenuidad que la conduce también a esa intensidad que<br />
marca a No sé si casarme o comprarme un perro