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Santos Mercado<br />
El efecto monetario que tendrá la nación emisora por efecto de que<br />
su moneda sea aceptada como moneda de curso legal en otro país será<br />
deflacionario. Esto es porque habrá menos dinero en el país de origen.<br />
Esto lo saben muy bien países como los Estados Unidos, que saben que<br />
su moneda tiene aceptación creciente en muchos países y eso le permite<br />
hacer un alto nivel de señoreaje sin que sufra demasiada alteración de sus<br />
precios.<br />
En concreto, es mejor que la banca central quede en manos privadas.<br />
Las suspicacias llegan porque el agente privado podría hacer señoreaje y<br />
así destruir valor de la unidad monetaria. Es cierta esta sospecha, pues los<br />
banqueros no son arcángeles. Pero aunque eso ocurriera, el daño hecho<br />
por el privado es mucho menor y de una sola vez. Sin embargo, en manos<br />
de políticos pueden hacerlo frecuentemente y sin límite.<br />
Continuando con la discusión en torno a la homogenización monetaria,<br />
es notable que siendo una cosa conveniente para todas las economías<br />
siguen persistiendo muchas monedas en cada continente. En América<br />
Latina parece que el dólar sería la moneda más conveniente; para Europa<br />
el euro y para Asia el yen o el yuan. Éstas podrían ser las tres monedas<br />
mundiales, y que al final quedaría una sola para realizar las transacciones<br />
comerciales en todo el mundo.<br />
Por ahora, mientras imperen criterios nacionalistas persistirán la<br />
diversidad de monedas, y con ello las dificultades para el comercio<br />
internacional.<br />
Soberanía Monetaria<br />
Cuando la administración del dinero ha quedado en manos del gobierno,<br />
surge la queja, ante la homogenización monetaria, de que el país pierde<br />
soberanía. En realidad es una queja de los gobiernos que ya no pueden<br />
producir a capricho tantos billetes como deseen. Esta situación mete<br />
disciplina en los gobiernos irresponsables que por conservar el poder<br />
emitían dinero para conseguir votos. Inventaban obras faraónicas,<br />
carreteras inútiles o aeropuertos nunca usados con tal de recibir simpatías<br />
momentáneas de la población. Por lo pronto, con la homogenización<br />
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