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Santos Mercado<br />
Por tanto, el mecanismo de intercambio libre y voluntario es un<br />
generador de riqueza. Otro mecanismo es el robo, que es un juego de<br />
suma cero.<br />
Lo primero que debe quedar claro es que el intercambio libre y voluntario,<br />
es decir el comercio, es incapaz de generar pobreza, daño o perjuicio entre<br />
los agentes que hacen la transacción. Quizás uno se beneficia más que el<br />
otro, pero lo que sí es seguro es que ambos se benefician. Dicho de otra<br />
manera: nadie se dispone a comprar persiguiendo que eso le perjudique, y<br />
nadie se dispone a vender con el objetivo de obtener un perjuicio.<br />
Concentración de riqueza<br />
Según la visión marxista de intercambios por equivalentes, la suma de la<br />
riqueza entre los demandantes es igual a la del oferente, pero la riqueza de<br />
los demandantes se distribuye entre los cientos o miles que participaron<br />
haciendo transacciones; mientras, por el lado de la oferta, la riqueza “se<br />
queda” en manos del oferente, el empresario. Decimos “se queda” porque<br />
en realidad no se queda en el empresario.<br />
En efecto, quizás el demandante hizo una sola vez la operación, ganó,<br />
se hizo más rico que antes y luego se dedicó a otras cosas. Pero el oferente<br />
es una persona que a eso se dedica y siempre anda buscando la forma de<br />
vender más mercancías. Así que no se conforma con tener un solo cliente,<br />
busca a la gente que le puede interesar su producto y cada día vende más y<br />
más. Aunque ambos ganan en la operación, el oferente gana por las miles<br />
de operaciones que realiza. Luego, se convierte en millonario. La gente lo<br />
ve con envidia, pero no considera los siguientes aspectos:<br />
1. Su fortuna la hizo al beneficiar a mucha gente. Es decir, la hizo en<br />
el mercado. Por lo tanto, es una fortuna legítima, honorable y sana.<br />
2. Si cuando el hombre era pobre se comía un pollo al día, ahora<br />
que es millonario no se come cien pollos. Pero aun cuando se los<br />
comiera, el granjero estaría muy contento al venderle los pollos,<br />
también el que los transporta, el que los mata, el que los despluma,<br />
el que los guisa, todos estarían ganando con los cien pollos que<br />
come el empresario rico. En realidad, el hombre sigue comiendo<br />
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