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Santos Mercado<br />
soviética, decía: una forma de llegar al comunismo es subir, subir y subir<br />
impuestos.<br />
Otra complicación es que para cobrar impuestos se necesita invertir<br />
en los sueldos de los recaudadores, en aparatos coercitivos, en burocracia<br />
que administra. Si se gasta un peso para obtener un peso, el sistema es<br />
totalmente ineficiente. Desde el punto de vista del Estado, le gustaría<br />
recaudar sin tener que gastar en esto mismo y hasta hoy día no lo ha<br />
logrado. Otro punto se refiere a la imposibilidad de que todos paguen<br />
impuestos. Lo más común es que todos o casi todos busquen la manera de<br />
pagar menos y, si pueden, evadir completamente todo impuesto. Es una<br />
lucha entre gobierno y pueblo.<br />
Impuestos vía señoreaje<br />
Si hubiera una buena razón por la que toda la población pagara impuestos,<br />
sin que nadie evadiera, sería el uso del señoreaje, es decir la impresión de<br />
dinero.<br />
Ya se sabe que imprimir dinero afecta a toda la población pues se<br />
incrementan los precios, lo cual afecta a todos los consumidores. Es decir,<br />
se logra que todos aporten parte de sus ingresos pues estarían perdiendo<br />
parte de su poder adquisitivo. La ventaja de este sistema de impuestos<br />
vía señoreaje es que es más generalizado: sólo los que no consumen no<br />
pagarían nada, pero tendría que ser un señoreaje que no cause demasiados<br />
daños. De hecho, este sistema sólo se podría aplicar para pagar los sueldos<br />
de un gobierno que se dedicara a cuidar que funcione bien el sistema de<br />
mercados libres. Sería un gobierno con muy poco personal, sin ejército, sin<br />
policías, sin programas sociales; es decir, un gobierno liberal. La fábrica de<br />
billetes imprimiría dinero para pagar esos sueldos y sería la única manera<br />
menos dañina de incrementar la masa monetaria de una economía.<br />
Sin embargo, los pensadores austriacos promueven la reducción y<br />
eventual desaparición de todo tipo de impuestos. Argumentan que no<br />
existe una buena razón para que un gobierno tenga la facultad de agredir a<br />
los ciudadanos con su establecimiento. Sólo así, dicen, se puede conservar<br />
una sociedad libre, un capitalismo puro.<br />
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