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The Ruta Magazine Edicion n14 Febrero 17

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de altura, es el edificio más elevado de Islandia. Su<br />

enhiesto campanario, desde lejos, recuerda a una<br />

pirámide.<br />

Después ponemos rumbo al Blue Lagoon, estación<br />

termal situada a 48 km de Reikiavik. Eran las 16:00h,<br />

y disponíamos de toda la tarde para disfrutar de un<br />

gratificante baño mineromedicinal.<br />

El sendero que llevaba a Blue Lagoon estaba<br />

lleno de grietas y fisuras, como las escamas de un<br />

pastel que se abre con el calor del horno, por lo que<br />

debíamos conducir con precaución. Comenzó a<br />

llover, y al poco vimos en el horizonte unas columnas<br />

de vapor de agua que se elevaban hacia el frío<br />

cielo. Pasamos por el desvío hacia los baños, pero<br />

no giramos, porque decidimos ir primero a la Guest-<br />

House, que está a sólo 6 km, y dejar las bolsas.<br />

Era una casita de madera muy acogedora, al lado<br />

del pequeño pueblo de Grindavik. Hablamos con la<br />

dueña y nos dijo que para acceder al Blue Lagoon<br />

era preciso hacer la reserva con tiempo a través<br />

de la página web; no tardamos en verla, y darnos<br />

cuenta que estaba todo lleno hasta las 23:00h;<br />

pero estábamos allí, y no queríamos entregar las<br />

armas, sin luchar.<br />

Volvimos al cruce por la pista asfáltica que se abre<br />

camino entre campos de musgo. No habíamos<br />

visto antes tanto musgo junto; era un musgo de<br />

20 cm de grosor.<br />

La pequeña montaña que resguarda al complejo<br />

termal de Blue Lagoon era, en realidad, un volcán.<br />

Entramos a aquel paraíso por el camino rodeado<br />

de rocas y bombas volcánicas, y alcanzamos<br />

el acceso con los enseres a punto para darnos<br />

un gratificante baño; pero nos informan que las<br />

entradas sólo podían sacarse a través de Internet,<br />

que no hay taquilla, y había que hacerlo por la<br />

web y que estaban llenos.<br />

Nos vamos al bar, nos conectamos a la wifi (nota<br />

para el navegante la wifi es gratuita en todos los<br />

sitios de Islandia que hemos estado) y volvemos a<br />

ver las entradas a las 23h; decidimos comprarlas.<br />

Son las seis de la tarde y tenemos mucho tiempo<br />

por delante hasta la hora del baño, así que<br />

decidimos dar una vuelta y buscar un lugar para<br />

cenar.<br />

Sin darnos cuenta llegó la hora del baño; el<br />

cielo estaba en un crepúsculo infinito, momento<br />

mágico en que el cielo parece alcanzar la plenitud<br />

cromática.

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