04.11.2017 Views

Memorias de una Geisha - Arthur Golden

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

adoptarnos.<br />

Al oír esto, Satsu empezó a parpa<strong>de</strong>ar como si se le hubiera metido un bicho<br />

en el ojo.<br />

—Pero ¿qué dices? —me preguntó—. El señor Tanaka no pue<strong>de</strong> adoptarnos.<br />

—Nuestro papaíto está y a muy viejo… Y como la mamá está enferma, creo<br />

que al Señor Tanaka le preocupa nuestro futuro. No tendremos quien se ocupe <strong>de</strong><br />

nosotras.<br />

Satsu se puso en pie, muy agitada con mis palabras. Empezó a bizquear, y<br />

pu<strong>de</strong> darme cuenta <strong>de</strong> que se esforzaba por seguir crey endo que nada nos<br />

sacaría <strong>de</strong> nuestra casita piripi. Estrujaba lo que yo le había dicho como se<br />

estruja <strong>una</strong> esponja para sacarle el agua. Poco a poco su rostro empezó a<br />

relajarse y se volvió a sentar al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la tarima. Un instante <strong>de</strong>spués estaba<br />

tan tranquila observando la habitación, como si no hubiéramos tenido<br />

conversación alg<strong>una</strong>.<br />

* * *<br />

La casa <strong>de</strong>l Señor Tanaka se encontraba al final <strong>de</strong> <strong>una</strong> callejuela, a la salida<br />

<strong>de</strong>l pueblo. El bosquecillo <strong>de</strong> pinos que la ro<strong>de</strong>aba olía tan fuerte como el océano<br />

en los acantilados <strong>de</strong> nuestra casa; y cuando pensé en el océano y en que iba a<br />

cambiar un olor por otro, sentí un vacío terrible, como cuando te asomas a un<br />

precipicio y enseguida tienes que retirarte. No había en Yoroido <strong>una</strong> casa tan<br />

gran<strong>de</strong>, y tenía unos aleros inmensos, como los <strong>de</strong>l santuario <strong>de</strong> nuestro pueblo.<br />

Al cruzar el umbral <strong>de</strong> la puerta, el Señor Tanaka <strong>de</strong>jó los zapatos exactamente<br />

en el mismo sitio en el que se los quitó, y <strong>una</strong> doncella vino inmediatamente y los<br />

puso en un estante. Satsu y yo no teníamos zapatos que quitarnos, pero justo en el<br />

momento en que iba a entrar en la casa, sentí un ligero golpe en la espalda, y <strong>una</strong><br />

piña cayó entre mis pies en suelo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Me volví y vi a <strong>una</strong> niña más o<br />

menos <strong>de</strong> mi misma edad, con el pelo muy corto, que corría a escon<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> un árbol. Se asomó, con <strong>una</strong> sonrisa que <strong>de</strong>jaba ver sus paletas separadas, y<br />

echó a correr, volviendo la cabeza <strong>de</strong> vez en cuando para asegurarse <strong>de</strong> que iba<br />

tras ella. Pue<strong>de</strong> que suene raro, pero no tenía la experiencia <strong>de</strong> conocer niñas <strong>de</strong><br />

mi edad. Claro que conocía a las otras niñas <strong>de</strong>l pueblo, pero no tenía la sensación<br />

<strong>de</strong> haberlas conocido, pues habíamos crecido juntas y nos conocíamos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

siempre. Pero Kuniko —pues ese era el nombre <strong>de</strong> la hijita <strong>de</strong>l Señor Tanaka—<br />

fue tan simpática <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que la vi que pensé que tal vez no me iba<br />

a resultar tan difícil pasar <strong>de</strong> un mundo al otro.<br />

Las ropas <strong>de</strong> Kuniko eran mucho más refinadas que las mías, y llevaba zori;<br />

pero siendo y o como era <strong>una</strong> niña <strong>de</strong> pueblo, la perseguí <strong>de</strong>scalza por el bosque<br />

hasta que la alcancé en <strong>una</strong> especie <strong>de</strong> casa <strong>de</strong> muñecas construida con las<br />

ramas <strong>de</strong> un árbol seco. Había dispuesto por el suelo piedrecitas y piñas para

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!