04.11.2017 Views

Memorias de una Geisha - Arthur Golden

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

apaña para no interponerse en su camino; así que tú también pue<strong>de</strong>s hacerlo.<br />

—Sí, Mamita… pero antes <strong>de</strong> retirarme, ¿puedo preguntarle algo? He estado<br />

pensando si sabrá alguien dón<strong>de</strong> está mi hermana. Es que esperaba po<strong>de</strong>r<br />

mandarle recado.<br />

Mamita tenía <strong>una</strong> boca muy rara; era <strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong> para su cara y<br />

estaba casi siempre abierta; pero entonces hizo algo que no le había visto hacer<br />

todavía: apretar los dientes, como si quisiera que se los viera completamente. Era<br />

su forma <strong>de</strong> sonreír, aunque no me di cuenta <strong>de</strong> ello hasta que empezó a toser<br />

con esa tosecilla que era su forma <strong>de</strong> reírse.<br />

—Pero ¿por qué iba y o a <strong>de</strong>cirte semejante cosa? —dijo.<br />

Y <strong>de</strong>spués volvió a reírse, tosiendo <strong>una</strong>s cuantas veces más, y me indicó que<br />

saliera <strong>de</strong> la habitación con un gesto <strong>de</strong> la mano.<br />

Cuando salí, la Tía me esperaba en el rellano para encomendarme <strong>una</strong> tarea.<br />

Me dio un cubo y me hizo subir por <strong>una</strong> escalera <strong>de</strong> mano y salir por <strong>una</strong><br />

trampilla al tejado. Allí, sujeto con unos puntales <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, había un <strong>de</strong>pósito<br />

para recoger agua <strong>de</strong> lluvia. El agua corría por la fuerza <strong>de</strong> la gravedad y caía en<br />

el pequeño retrete <strong>de</strong>l segundo piso, junto al cuarto <strong>de</strong> Mamita, pues por entonces<br />

no teníamos fontanería, ni siquiera en la cocina. Últimamente no había llovido<br />

mucho, y el retrete había empezado a oler mal. Lo que y o tenía que hacer era<br />

echar agua en el <strong>de</strong>pósito, <strong>de</strong> modo que la Tía pudiera limpiar el retrete.<br />

Al sol <strong>de</strong>l mediodía, las tejas quemaban como sartenes ardiendo; mientras<br />

vaciaba el cubo se me vino a la memoria el agua fresca <strong>de</strong>l estanque don<strong>de</strong> nos<br />

bañábamos en el pueblo. Hacía tan sólo <strong>una</strong>s semanas que había estado allí, pero<br />

entonces, subida al tejado <strong>de</strong> la okiya, me pareció que todo aquello estaba muy<br />

lejos. La Tía me gritó que antes <strong>de</strong> bajar quitara las malas hierbas que crecían<br />

entre las tejas. Contemplé la calima que se extendía sobre la ciudad y los cerros<br />

que nos ro<strong>de</strong>aban como los muros <strong>de</strong> <strong>una</strong> cárcel. En algún lugar, bajo alguno <strong>de</strong><br />

aquellos tejados, estaría probablemente mi hermana, realizando tareas parecidas<br />

a las mías. Pensé en ella cuando volqué el tanque sin darme cuenta, y el agua se<br />

<strong>de</strong>rramó y cay ó a la calle.<br />

* * *<br />

Un mes <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi llegada a la okiya, Mamita me dijo que había llegado<br />

el momento <strong>de</strong> empezar mi enseñanza. Al día siguiente iba a acompañar a<br />

Calabaza para que me presentara a las maestras. Luego Hatsumono me llevaría<br />

a un lugar llamado el Registro, <strong>de</strong>l que nunca había oído hablar, y más tar<strong>de</strong><br />

vería cómo se pintaba y se ponía el kimono. Era <strong>una</strong> tradición <strong>de</strong> las okiyas que el<br />

día que <strong>una</strong> chica empezaba su enseñanza, observara cómo se arreglaba la<br />

geisha más antigua.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!