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- Page 16 and 17: yermo e irreconocible? Nunca había
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- Page 20 and 21: Capítulo dos A la mañana siguient
- Page 22 and 23: —Has dado la mejor explicación q
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- Page 26 and 27: inclinación de cabeza. Entonces su
- Page 28 and 29: adoptarnos. Al oír esto, Satsu emp
- Page 30 and 31: la que subía una chica y aprovecha
- Page 32 and 33: —¿Y mi padre? —pregunté—.
- Page 34 and 35: entonces, exactamente como me habí
- Page 36 and 37: dos cuadras, me armé de valor y le
- Page 38 and 39: Una geisha nunca sale a ejercer sus
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- Page 42 and 43: ningún concepto. Miré directament
- Page 44 and 45: moverme hasta que me dijo que lo hi
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- Page 48 and 49: —Hmm… hay algo en tu forma de d
- Page 50 and 51: apaña para no interponerse en su c
- Page 52 and 53: lo que Calabaza hacía antes que yo
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cuanto entré, percibí el peculiar
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dejó caer la púa sobre la estera.
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Capítulo cinco Aquella misma tarde
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mismo. La Tía fue mucho más amabl
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parecido a una francesa en minifald
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ser muy pesada y gruesa. Aquel día
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sorprendió ver a un hombre, vestid
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llamado amakuchi, que es muy ligero
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vez quince o más, e igual estaban
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—Más alto —dijo Korin—. No t
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hacer lo que quiera que haces para
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Capítulo siete Nunca había oído
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gran jarrón que contenía un adorn
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más joven, también sentada en un
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había una puerta corrediza que se
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—¿Qué es eso? —oí decir a la
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pudiera reaccionar, me había hundi
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Capítulo ocho Hatsumono no era la
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minutos de sufrimiento habían bast
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donde había venido. Pero no sabía
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vigilado como debía. * * * El resu
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Durante todo aquel crudo invierno n
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nacerán nuevos capullos en los ár
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Capítulo nueve Más o menos por la
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debajo de la casa. No había vuelto
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que se lavó el pelo Kanako? En cua
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Haciendo los recados por las calles
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Lo vi alejarse con el corazón enco
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Capítulo diez Una mañana, bastant
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tal vez era la dueña de una casa d
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cuarto de Calabaza, que hasta hací
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kimono color crema estampado de agu
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vivo en una jaula de mimbre. Tras u
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había encontrado. Me iba a utiliza
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hice con una reverencia. Salí tan
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cliente en cuestión no la llame. P
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elegante. Pero al igual que su cuar
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antes de ponerme en pie, Mameha dij
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—Tienes bastante razón —dijo M
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¿De verdad crees que es una casual
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desobedecido a Hatsumono y a la Se
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el regazo, o el más grande de todo
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primero a un té preparado por las
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Me apenó tanto oír esto que duran
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siempre. Ni tampoco podía registra
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La danza es la más venerada de las
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había practicado en mi cabeza y en
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Capítulo trece Durante la primaver
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pusiera un kimono adecuado. Yo llev
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doncellas en lugar de ir ella en pe
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y desapareció. No creo que sea pos
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Capítulo catorce Dicen que la sema
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Puede que al principio todas las ge
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hasta medio muslo. La melena estaba
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mejor que pude, pero a Mameha no pa
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—Ve y date un baño —me dijo—
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—Lo que significa —dijo otra de
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algo por el estilo. Y claro está,
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Capítulo quince Hatsumono sonreía
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—¿Cuántos años tienes, pequeñ
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Hatsumono y Calabaza. —¡Oh cielo
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—¿Saben lo que oí decir el otro
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mandado llamar. —El barón está
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ato me di cuenta de que era curiosi
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superarla? Ciertamente Hatsumono no
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* * * —El comportamiento de Hatsu
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con el maquillaje y luego trajo el
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procedente de los puestos de gallet
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Capítulo diecisiete En toda mi vid
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Te diré también, si es que no lo
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pesadumbre. —Te brillan los ojos
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caer con un golpe seco. De vez en c
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Hatsumono. Estaba hablando con Awaj
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humillado por su derrota, porque hi
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a los veintidós años, poco despu
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—Nobu-san es un hombre encantador
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Me mordí el labio en cuanto sentí
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parecer lo más débil posible. —
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otra de su monedero de seda hasta q
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No me atrevería a decir nada porqu
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Capítulo diecinueve Aquel mes sorp
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en ella, o lo más probable es que
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adorable, pero Uchida apenas le hiz
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portándose mal con un hombre impor
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conocerla hasta que no sepamos lo q
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ealidad, él también lo era en gra
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—No pasa nada —le contesté—,
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« Hay una joven aprendiza llamada
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en camino hacia Yashino con la caja
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totalmente falsa. Desde que a Say u
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a mantenerme oculta por causa de Ha
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por fin nos montamos en un rickshaw
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practicado. Pero ¿cómo se puede p
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él se detuvo ante una de las vitri
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—Mameha —dijo el barón—, cre
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Capítulo veintidós En aquella ép
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sin dárselo. Entré tras él en la
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me había hecho, me sentía feliz d
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mano y me guiaba por los pasillos h
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prefiero no pensarlo—. Lo único
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Capítulo veintitrés No voy a pret
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esto de los papeles: el del viento,
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preguntó Mameha—. Sayuri se ha h
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—Hace algún tiempo que me honra
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el pequeño Taku cuando se atragant
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una cara muñeca de porcelana, pero
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Nobu con quien pujaba, pero él no
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geisha. Yo iba vestida lo más form
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Había escrito mal mi nombre, con u
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había dado Nobu o sería un trocit
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noche. Mientras que siempre que vol
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conversadora. Pero muchas de las co
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uenos treinta o cuarenta años mayo
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frijoles rojos, una mezcla que de a
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Quería preguntarle si había habid
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de venir a visitarnos y ha traído
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Pero no se puede decir que no tenga
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estuviera intentando ay udarme en a
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espondido a todas sus gentilezas. C
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presente la sordidez de la habitaci
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contra el suyo me resultó tan sati
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estaba entre los invitados, jugando
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sugerí que se ley era algún libro
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decírselo. —No te creo. Las geis
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lo mismo da; el caso es que me enga
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permanentes, aunque las geishas de
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lo obvio. Pero mejor me iría si es
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de la okiya y su principal geisha.
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Hasta que su vida no empezó a desm
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me había enterado por la tarde.
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pequeño. Vi que a Hatsumono no le
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director del teatro para que se lle
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Capítulo veintiocho En Japón, lla
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—. Se sacó del bolsillo un trozo
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sentíamos agradecidas. Entonces, u
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pánico a un metro de distancia me
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era un artículo escaso durante aqu
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su hija se habían dedicado a hacer
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Capítulo veintinueve Cualquiera pe
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a nuestro alrededor la ciudad de Ki
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haya vivido en Japón en ese period
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Había ido a recoger la medicina de
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por eso había decidido dárselo. E
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dicho que no está en Gion» . Tras
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Capítulo treinta Esa misma noche m
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a los treinta, no tenía que ponerm
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qué era, decidí tomarle un poco e
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una velada muy festiva —dije—.
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embarazoso, pero me pasé el resto
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—El Presidente Iwamura y Nobu ven
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mis nervios. Pero, de pronto, se me
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parece lo bastante importante? —
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anciano se agachó y aplicó la ore
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que mi secretaria todavía no habí
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dejando a Nobu y al consejero senta
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concentrado como estaba masticando
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muerto del mismo modo que las de ta
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—Debería verse, Nobu-san. Tiene
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haber tenido que sentarme con él a
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no me atreví a moverme. —Nunca h
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Capítulo treinta y tres Aquella mi
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preocuparme. Lo que funcionó basta
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Pero allí estaba yo, como una niñ
- Page 380 and 381:
vernos desnudas. Mientras tanto, su
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Cuando llegamos a la habitación, e
- Page 384 and 385:
miró: —¿Qué estás tramando, S
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kimono lavanda y azul de gasa de se
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Capítulo treinta y cuatro Apenas r
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pues Mameha me ponía de vez en cua
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madre no hubiera muerto, a estas al
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asomando entre mis ropas desordenad
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Aquí se detuvo para quitarse la ch
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que me quería; pero al mismo tiemp
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que debía; y el agua no era lo bas
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Con la ingenuidad esperanzada que t
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farolillos en el jardín. Cuando ll
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del Presidente. Durante más de una
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como en Gion. De hecho, cuando pien
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Agradecimientos Aunque el personaje