Revista Yoga + (Edición 75)

El Arte del Mimo
“Aventurarse al ‘como sí’ del teatro
y en particular del Mimo y del Teatro
Corporal, supone un profundo
autoconocimiento que los emparenta
con el Yoga”.
de la vida, cotidianamente. No olvidemos que toda aquella
emoción que no se expresa fluida-mente desde la palabra y
el gesto espontáneo, se “teatraliza” somáticamente. Todas las
enfermedades tienen una raíz emocional, son una trama no
autorizada, es decir no escrita por el paciente, sino padecida
por él, “sin saber” que es su autor.
Diseño de opuestos
Por cierto que nadie hace Yoga para ser “actor” o “mimo”y
hace menos vigentes, al contrario, las convierte en determinaciones
inflexibles. Aventurarse al “como sí” del teatro y en
particular del Mimo y del Teatro Corporal, supone pues un
profundo autoconocimiento que emparenta al Mimo directamente
con el Yoga.
La respiración consciente es esa navegación por los ríos de
nuestra interioridad que nos permite habitar cada rincón de
nuestro cuerpo como si lo fuéramos poblando desde adentro
de nosotros mismos. Así es como crecen los seres vivos,
desde adentro de sí mismo para luego manifestarse y “darse”
a conocer. Aún la dura montaña crece desde la blanda
lava de sus volcanes interiores.
Sin duda que los estiramientos logrados a partir de posturas
específicas para la elongación de cada músculo “flexibilizan”
el cuerpo, los músculos, las articulaciones pero es la
imagen del dejarse fluir, del “sentirse” (creerse) agua, fuego,
barro y sobre todo “energía” capaz de convertirse en todas
las cosas, lo que nos permite manifestar cada una de las sensaciones,
sentimientos, emociones que requiera una obra
teatral o que precisemos expresar ante cada circunstancia
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