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Los salmos ya lo han mil veces proclamado, desde la cúspide del altar<br />
y del crucifijo: el arte es modo de conocer el obrar divino<br />
La estética no tiene valor por la estética, sino en cuanto de la teología<br />
se convierta en resignado auxiliar<br />
Pero, a riesgo de ahogarse en sacrilegios hay que hacer puntual que<br />
la cuasi idea del arquitecto pre-existe a la casa real<br />
Así fue primera en el cerebro, ensalzada la original idea del mundo<br />
total, dando al arte su fuselaje de razón.<br />
Cuando la realidad exige comparar, entre lo artístico y lo natural, la<br />
túnica oscura anuncia sin sonrojones:<br />
Nadie creará texturas, formas, colores<br />
tierras, imágenes, azules ni nubes<br />
que se iguale, ni de lejos<br />
a lo hecho por natura<br />
hecha , a su vez, por Dios<br />
Y con igual castidad de sesura, sentencia, que será sacrílega, por demoníaca<br />
en el arte, excesiva ilusión de vida.<br />
Así lo oleó Gregorius, de ira sanguíneo, ante la tremebunda visión<br />
desnuda de una Venus varios siglos antigua<br />
Las Discusiones<br />
A esos peros, otros peros, en jauría jadeaban, preguntándose:<br />
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