La voz del Fray 2.0, 3 (06/2017)

CULTURA
CURIOSIDADES DE LA EDAD MEDIA
HIGIENE Y PESTE NEGRA
Otras costumbres actuales también proceden de la Edad Media como la de usar abanico o que la novia lleve un
ramo de flores en la boda. Os explico su origen:
En la Edad Media la gente prácticamente no se lavaba. Los más" limpios" se bañaban una o dos veces al año,
una de ellas en mayo. Además, cuando se lavaban, toda la familia lo hacía en la misma bañera y en la misma agua y por
orden de jerarquía: primero el padre, después los hijos por edad, después la madre, las hermanas y por último el bebé,
que se bañaba en la suciedad de los demás.
Las bodas se celebraban en junio cuando este baño estaba más o menos "reciente", pero aún así el olor debía
de ser insoportable, ya que era verano y llevaban ropajes muy pesados. Por lo tanto, las novias llevaban un ramo de
flores para dar buen olor al ambiente. Asimismo, los abanicos tienen un origen parecido: más que inventarse para dar
fresquito, como ahora, se crearon para airear un poco los malos
olores y espantar a las moscas que se arremolinaban alrededor.
Las calles no tenían alcantarillado, ni había baño, por lo que la
suciedad atraía animales poco recomendables como las ratas.
Estos animalitos tuvieron parte de culpa de la expansión de una
terrible enfermedad conocida como PESTE NEGRA o PESTE
BUBÓNICA, una pandemia que mató a más de 100 millones de
personas en el siglo XIV, más de un tercio de la población de Europa, Asia y parte de África. Se piensa que la peste nació
en Crimea ( Ucrania ) , ciudad sitiada por los mongoles, que extendieron la enfermedad tirando en catapultas cadáveres
infectados. Los mercaderes italianos que estaban en la zona huyeron despavoridos cuando vieron el avance de la
enfermedad, sin saber que la llevaban con ellos y que la traían a Europa. Aunque durante mucho tiempo se achacó a los
astros el origen de la peste, la verdad es que la provocaba una bacteria que transmitían las ratas al hombre.
EL SCRIPTORIUM
En gran parte de Edad Media la cultura se concentraba
en los monasterios. Estos solían disponer de una sala,
el scriptorium, destinada a la copia y decoración de los
libros, que se escribían a mano
con letra muy
elaborada y ricos dibujos.
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