La voz del Fray 2.0, 3 (06/2017)

CULTURA
EL TEMPLO DE SALOMÓN
Año 66 d.C.
La ciudad Santa de Jerusalén se suma a la insurrección que se extiende por toda la provincia romana de Ivdea
( J udea ) , teniendo como cabecillas a Elezar ben Simón y a Simón bar Giora.
Como es de prever, esta situación pilla por sorpresa a las legiones romanas del recién proclamado emperado
Vespasiano, pues la mayor parte del contingente militar romano se encuentra en la capital del imperio, con el fin de
mantener el orden público de la ciudad tras las numerosas guerras civiles que acaecieron.
Al conocer la noticia, el emperator caesar augustus Tito Flavio Vespasiano decidió enviar a la provincia rebelde
cuatro legiones encabezadas por su hijo, el futuro emperador Tito: “ La legión XII Fulminata ” , “ V Macedónica ” , ”
La X Fretensis ” , y “ la XV Apollinaris ” ; el contingente bélico contaba con 60.000 efectivos, que aprestaron las armas
para aplastar a los levantiscos.
Aprovechando la pascua judía, la ciudad tomada por los
zelotes se encontraba con más población de lo normal, siendo
beneficiado esto por la causa rebelde con el fin de sumar efectivos.
En un primer momento, los judíos insurrectos hicieron
numerosas emboscadas a la XII Fulminata, que tal y como indica su
nombre, quedó destrozada. Sin embargo, la suerte de Roma
cambiaría, pues el brillante Tito Flavio aconsejado por la plana mayor de su ejército, entre los cuales se encontraba
Marco Ulpio Trajano, futuro “ Dominus et Deus ” del Imperio; llegaron a una conclusión: se levantaría un cerco sobre
la última línea de murallas de la ciudad, con el objetivo de acabar con la resistencia mediante la inanición.
En la práctica este objetivo se topó con el constante hostigamiento de los Jerosolimitanos, lo que provocó
encarnizados combates entre defensores y atacantes. Una vez establecido el perímetro defensivo las temidas
“ b allistae ” lanzaron sus proyectiles contra la primera muralla, que en un principio no sufría daño alguno, pues las
rocas cercanas a la ciudad eran de color blanco y los defensores las veían venir;. Contra este problema, Trajano tuvo la
solución: pintar las piedras de color negro, hecho que sin duda pudo permitir el destrozo de una sección del primer
perímetro amurallado.
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