LA «ODISEA» COMO POESIA - InterClassica
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WOLFGANG SGHADEWALDT<br />
Penèlope reconoce que èl es Odiseo y, llorando, se<br />
arroja en sus brazos.<br />
Y así, en vista del transcurso de la narración,<br />
nos preguntamos: ¿qué es lo que ha ocurrido aquí?<br />
Técnicamente hablando, el diálogo entre Odiseo y<br />
Penélope es interrumpido por una digresión. Tales<br />
digresiones no son, sin embargo, nada insólito en la<br />
Odisea; recuérdese, por ejemplo, la larga descripción<br />
sobre el origen de la cicatriz de Odiseo, que<br />
sirve a Euriclea para reconocerle (canto XIX) al<br />
lavarle los pies. Allí, sin embargo, como en otros<br />
casos, la digresión sirve para fundamentar y dar<br />
profundidad al momento presente por medio de la<br />
rememoración del pasado; mientras que, en el caso<br />
actual, la digresión no sólo rompe la estructura y<br />
arquitectura del diálogo a causa de su extensión<br />
externa, sino, mucho más, a causa del revoltijo de<br />
asuntos totalmente distintos que acarrea. Una provocación<br />
no puede quedar sin más suspendida en el<br />
aire. Si suprimimos la digresión, no sólo se juntan<br />
las partes seccionadas sin que quede el menor resquicio,<br />
sino que incluso la misma estructura del diálogo<br />
se pone entonces de manifiesto con aquella continuidad<br />
directa con que es desarrollado un tema<br />
también en la música. Tenemos, en primer lugar, una<br />
huraña actitud en ambas partes. Después, la intervención<br />
del hijo como mediador: un diálogo triangular,<br />
podríamos llamarlo, es decir, una forma de<br />
diálogo tal como se da con frecuencia en la vida corriente,<br />
donde la timidez, en el caso de los amantes,<br />
por ejemplo, obstaculiza el dirigirse mutuamente la