ALIMENTARIA INTEGRAL ENERO 2019

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TECNOLOGÍA
CÁRNICA
2.2 Aplicando el marco teórico general a mercados
Aplicando el marco de Steenkamp (1997), vinculamos la
elección con las acciones, dado que los aspectos conativos
de las actitudes también se pueden examinar como
comportamientos observables (Schiffman y Kanuk, 2004),
como el consumo de aceite de oliva (por ejemplo, Saba y
Di Natale, 1998). Del mismo modo, las actitudes determinan
la elección de los consumidores (Steenkamp,
​ ​ 1997) en los mercados de aceite de oliva (Yangui,
Costa-Font y Gil, 2016), ya que los consumidores elegirán
un producto no solo en función de sus actitudes hacia el
producto en cuestión, sino también de sus productos.
Actitudes hacia otras alternativas (Steenkamp, ​ ​ 1997).
Por lo tanto, la actitud hacia el AOVE y la ROO, que pueden
percibirse como alternativas de productos, puede
generar un proceso de compensación. Como tales, los
juicios evaluativos sobre AOVE y ROO pueden crear sentimientos
positivos sobre su consumo respectivo; a la inversa,
cada actitud puede llevar a un menor consumo del
otro producto. En consecuencia, se postulan las siguientes
hipótesis:
H1: La actitud positiva hacia el AOVE aumenta el consumo
de AOVE.
H2: La actitud positiva hacia el AOVE reduce el consumo
de ROO.
H3: La actitud positiva hacia ROO reduce el consumo de
AOVE.
H4: La actitud positiva hacia ROO aumenta el consumo
de ROO.
Mientras que Steenkamp (1997) reconoce que las preferencias
de sabor pueden tener raíces biológicas,
Shepherd (2011) incluye estas como predisposiciones
biológicas no aprendidas y señala que esto representa un
factor que contribuye a la ingesta de alimentos. Los estudiosos
como Ward, Briz y De Felipe (2003) y Dekhili, Sirieix y
Cohen (2011) encuentran que el sabor es el factor principal
que impulsa la decisión de compra del aceite de oliva.
Delgado y Guinard (2011) también observan un
rechazo del aceite de oliva con sabores intensos, amargos
y especiados; De manera similar, Mtimet, Kashiwagi,
Zaibet y Masakazu (2008) informan que los consumidores
prefieren un sabor suave a uno fuerte. Mahlau, Briz y de
Felipe (2002) también encuentran que el sabor fuerte, que
puede ser característico del AOVE, es un factor que limita
su uso culinario. Además, Shepherd (2011) sugiere que los