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EnBajaParaWeb_Quid76

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Esta entrevista fue filmada.<br />

Pueden verse algunos<br />

fragmentos destacados<br />

en nuestras redes<br />

yenny.elateneo<br />

yenny_elateneo<br />

ese término cuando se habla de diferencia de ideas, porque<br />

siempre hay puntos intermedios. Y creo que el debate sobre el<br />

aborto lo ha demostrado con claridad: gente que se sentía totalmente<br />

ajena por pertenencia partidaria o ideológica, tomaron<br />

una misma posición a pesar de pensar diferente sobre un montón<br />

de otras cosas. Entonces, esa “grieta” de la que tanto hablan<br />

es válida para algunos temas, no para todos. Hay cuestiones que<br />

podemos observar con una mirada superadora. “¿Nos sirve o no<br />

tal cosa como sociedad?” No importa qué partido lo proponga<br />

ni qué partido se opone. “¿Nos sirve o no nos sirve?” Esa tiene<br />

que ser lo único que importa a la hora de proponer un debate.<br />

–El cuento que abre el libro, “Lo de papá”, enfrenta a<br />

dos personajes que no saben cómo asumir la paternidad.<br />

¿Cómo es indagar sobre ese rol siendo mujer? Quise abrir<br />

el volumen con este relato porque justamente ahora, cuando las<br />

mujeres tomamos la calle y decimos lo que nos pasa, tengo la<br />

sensación de que el tema central a discutir es dónde se ubica el<br />

hombre. Incluso el hombre que acompaña a la mujer, no el que<br />

se siente mal porque ve a la mujer luchando por los derechos<br />

que se le han negado durante<br />

tanto tiempo. Por eso me pareció<br />

bueno arrancar con ese cuento,<br />

porque lo otro ya está: el movimiento<br />

feminista ya está en la calle<br />

y seguiremos luchando. Ahora<br />

necesitamos que se acomoden las<br />

piezas, y una de las piezas que se<br />

tiene que acomodar a esta nueva<br />

situación es el hombre. Por otra<br />

parte, yo había trabajado mucho sobre<br />

la maternidad. En una oportunidad,<br />

fui a España a presentar una<br />

novela mía sobre ese tema y una<br />

periodista me dijo que se había sentido muy identificada con el<br />

personaje porque muchas veces se preguntaba si quería o no<br />

tener hijos. Y lo mismo les pasa a muchos hombres, sobre todo<br />

en este momento de la historia donde hay muchos modelos<br />

nuevos de paternidad que estamos tratando de aprender.<br />

–La masculinidad sufrió un cambio de paradigma fuerte<br />

en muy poco tiempo. Lo que hoy merece el oprobio<br />

público hace diez años, como mucho, se festejaba como<br />

una gracia por televisión y en horario central… Es así,<br />

pero eso habla bien sobre cómo ha ido evolucionando nuestra<br />

sociedad. Antes vos hacías notar que mis novelas tienen una<br />

mirada sociológica y no estás errado, de hecho yo quise estudiar<br />

sociología y la dictadura cerró la carrera. Creo que esto<br />

que señalás es un valor de la sociedad: es buenísimo que no se<br />

permitan más chistes machistas. La norma es coercitiva. Cuando<br />

la sociedad se apropia de la norma, a nadie se le ocurre decir:<br />

“este chiste no se cuenta más”. Directamente no se cuenta.<br />

Creo que eso es sano, que ese tipo de cosas vayan cayendo por<br />

su propia fuerza, no a través de la prohibición. Simplemente,<br />

hubo un salto y hay cosas que ya no causan gracia. Creo que<br />

vamos camino hacia el día en que quien reciba la imagen de un<br />

video íntimo robado de un celular, lo destruirá por entender<br />

que es algo que no nos pertenece ni causa gracia alguna.<br />

–En el cuento “Basura para gallinas” tocó el tema del<br />

aborto en forma bastante cruda. ¿Cuándo lo escribió?<br />

Hará unos cinco años aproximadamente. A partir de la discusión<br />

que suscitó el proyecto de ley sobre interrupción del<br />

embarazo, hubo algunos que buscaron agredirme diciendo:<br />

“¿Y por qué saliste ahora con este tema? ¿Por qué no saliste<br />

antes?”. Y en realidad yo vengo tratando este tema desde<br />

mi primera novela, Tuya (Colihue, 2005), y está presente<br />

también en Elena sabe (Alfaguara, 2007). Siempre fue una<br />

cuestión que me preocupó y me interesó.<br />

–En los relatos, pero también en las novelas, hay una<br />

violencia contenida. Su obra parece hacerse cargo del<br />

constante malestar del imaginario de la clase media,<br />

de su permanente incomodidad. ¿Absorbe esa sensación<br />

para volcarla a la trama? Sí, es verdad eso del<br />

malestar, es una linda palabra la que usaste. Me interesa<br />

más cuando una sociedad, incluso a través de sus microestructuras<br />

(un colegio, un consorcio, etc.), expresa más esa<br />

incomodidad, ese fastidio, que la armonía o la satisfacción<br />

ante lo que nos rodea. El malestar indica un desajuste con la<br />

normativa prescripta. Me interesan más esos personajes, que<br />

viven en un constante malestar que los lleva a cuestionar la<br />

norma, porque creo que son más sensibles, están más atentos<br />

a lo que pasa. Esos personajes son los que tienen, por otra<br />

parte, más fibra para contar una historia.<br />

–Claro, porque además ese malestar genera una tensión<br />

que hace al relato… Alfred Hitchcock dice que<br />

si durante una cena debajo de la mesa hay una bomba de la<br />

que nadie se entera, cuando explota genera sorpresa; pero<br />

si todos los espectadores están al tanto de que esa bomba<br />

existe, antes del estallido se genera una tensión tremenda que<br />

va creciendo a medida que transcurren los minutos… Creo<br />

que un personaje que experimenta ese malestar es esa bomba<br />

en potencial. Durante el tiempo hasta que se resuelve el<br />

supuesto estallido, el lector o espectador se pregunta: “Esta<br />

bomba, ¿va a explotar o no? Y si lo hace, ¿qué va a pasar?”.<br />

El personaje no sabe si estallará o no, ni siquiera si existe esa<br />

bomba, con lo cual se genera un suspenso apoyado en que el<br />

lector sabe más que el personaje.<br />

–Su obra se ha visto beneficiada, como pocas, con una<br />

cantidad de versiones cinematográficas. Al menos<br />

cuatro de sus libros tuvieron adaptaciones muy exitosas.<br />

¿Piensa que tiene que ver con el tipo de lenguaje<br />

que utiliza, muy directo y visual, o con las temáticas<br />

que toca? Creo que está ligado a una sumatoria de cosas,<br />

pero fundamentalmente con el hecho de que soy guionista.<br />

Entonces, hay una cuestión del oficio que, para bien o para<br />

mal se transmite en mi obra literaria. De todos modos, si bien<br />

me planto en un lugar diferente cuando escribo una novela<br />

o un cuento, soy consciente de que transmito visualmente.<br />

Lo primero que se me aparece en la cabeza es una imagen y<br />

a partir de ella debo encontrar las palabras que la explican.<br />

Luego viene un director de cine y con esas palabras mías<br />

vuelve a armar la imagen, que no necesariamente será la que<br />

yo vi. Como decís, lo que escribo se ve. Tanto se ve que a<br />

veces resulta equivocada la conclusión, en el sentido de que<br />

no siempre y no todo es filmable. Cuando publiqué Tuya,<br />

todo el mundo me decía: “Qué bueno está esto para hacer<br />

una película”. Cuando finalmente se vendieron los derechos<br />

para el film, se dieron cuenta de que Tuya está basado en un<br />

monólogo interior, todo pasa adentro de la cabeza de la mujer.<br />

Después, lo que hay, al menos en cierta literatura, es un<br />

refugio de la trama que para el cine es bienvenido. Si alguien<br />

quiere llevar al cine el Ulises de James Joyce, obviamente<br />

se puede hacer pero es dificilísimo porque la trama está<br />

oculta. En cambio, una novela con trama es más fácil porque<br />

tiene una relación directa con la narrativa cinematográfica<br />

(obviamente, hablamos del cine más clásico; después hay un<br />

cine de autor con otro tipo de elementos). Cuando hacés un<br />

guión, todo el tiempo hay que estar poniendo al personaje<br />

frente a abismos, que en definitiva marcan su proyección<br />

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