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Tema de tapa
siete
La imagen en la era
de los millennials
POR Ramón Reverté*
Si estás leyendo este artículo voluntariamente, probablemente
no eres un millennial, porque todos saben que los millennials
no leen noticias. (1) Qué tanto de cierto hay en esto, es discutible.
Lo que sí es absolutamente contrastado es que los
millennials “leen” fotografías. Y lo hacen masivamente como
ninguna otra generación antes. Esto no es discutible.
El lenguaje de la fotografía les es muy afín por su inmediatez.
Y es natural, esta nueva generación ha crecido en la era
de los programas y apps que usan las imágenes como vehículo
de comunicación. Desde Facebook hasta Instagram
pasando por Pinterest, Snapchat y Tumblr por citar los más
conocidos y usados.
De todas ellas, Instagram es ahora la herramienta con más
usuarios millennials. El 70% de los usuarios lo son y en julio
de 2018, de acuerdo con el periódico Wall Street Journal, se
llegó a 1000 millones de usuarios en todo el mundo. Es la
herramienta básica para compartir sus experiencias mediante
la publicación y el intercambio de fotos.
Todo lo dicho es de sobra conocido y me sirve como antecedente
a lo que me gustaría explorar y responder a la pregunta
que me hizo la revista Quid, ¿cómo ciertos fotógrafos
contemporáneos crearon una estética que hoy en día usamos
todos en las redes?
La respuesta no es fácil porque la cultura visual de los millennials
es enorme y no viene dada solo por la fotografía sino
también por el cine, los videojuegos y la publicidad.
Como editor de libros de fotografía, y después de innumerables
conversaciones con fotógrafos, la respuesta a esta
pregunta es que hay dos grandes figuras que han marcado
el paso hasta nuestros días. El primero es William Klein
(1928) con sus imágenes de alto contraste e impactantes por
su cercanía y honestidad y el segundo es William Eggleston
(1939), el maestro del color y la fotografía “banal”.
Ambos crearon una nueva estética en contra de todo y todos.
Sus trabajos inicialmente fueron criticados severamente
especialmente en el caso de Eggleston. Se anticiparon a
su época y sus planteamientos visuales antiacademicistas, no
fueron entendidos.
Sin ellos no se entendería la fotografía como la conocemos
ahora. Pero, ¿cómo, estos fotógrafos que son unos perfectos
desconocidos para la mayoría de la gente, son los que han
influido a esta generación?
La respuesta es que su estética fue tan arrolladora que se
impuso en las siguientes generaciones y entre sus “discípulos”
están muchos de los que toman fotografías y sin duda la
mayoría de millennials.
Cuando William Eggleston empezó a experimentar en color
en 1965, muy pocos fotógrafos usaban el color en la fotografía
artística. El blanco y negro era la norma. La exposición de
William Eggleston en el MoMA, en 1976, comisariada por
el director de fotografía John Szarkowski, fue la primera
de fotografías en color en el MoMA y un escándalo por dos
motivos: el primero por el uso del color y el segundo, porque
sus imágenes aparentemente no tenían nada de interesante.
Eran banales e intrascendentes. ¿Les suena familiar?
La influencia de Eggleston en las nuevas generaciones de fotógrafos
se puede sentir ahora en fotógrafos más próximos como
Wolfgang Tillmans, Martin Parr o Paul Graham.
Estos fotógrafos probablemente sean más conocidos, o no,
pero sin duda su huella está presente en todos los ámbitos de
la fotografía y es justo el tipo de imágenes que los millennials
utilizan en su comunicación visual.
El otro caso sin parangón y con un lenguaje visual muy
diferente es William Klein. Autodidacta de la fotografía,
cineasta y artista (estudió bajo la dirección de Fernand
Léger). Creó un estilo de fotografía único por sus arrogantes
y prepotentes imágenes urbanas en un blanco y negro de alto
contraste. Sus libros sobre las ciudades de Nueva York, Tokio,
Roma y París, son algunos de los fotolibros más importantes
publicados en el siglo XX y diseminaron su obra en todo el
mundo. El movimiento más importante de la fotografía japonesa,
“Provoke”, con fotógrafos como Daido Moriyama,
Takuma Nakahira y Yutaka Takanashi, o los fotógrafos
suecos Anders Petersen y Christer Strömholm, no harían
las fotografías que hacen sin existir antes William Klein.
Algunos fotógrafos, claramente han sido influenciados por
Eggleston y Klein como es el caso del alemán Juergen
Teller, uno de los grandes de la moda que tiene el don de
la ubicuidad. No parece haber ninguna revista indie que se
precie, que no incluya, o haya incluido, su trabajo. Su presencia
es abrumadora.
Todos estos fotógrafos, a su vez, han influido en otros y aunque
cada uno tiene un estilo personal, en un árbol genealógico
de la fotografía serían parientes de Klein o de Eggleston.
Ciertamente existen voces independientes que también han
trascendido como por ejemplo Nan Goldin, Ryan Mcginley
o Cindy Sherman pero ninguno rivaliza, en mi opinión,
con los antes citados.
Sería bueno que los millennials vieran de primera mano la
obra de estos fotógrafos porque tras ella hay claramente una
intención, un método y una búsqueda. Y nada más fácil que
entrar en Google y ver de primera mano quién está detrás de
sus fotografías tan provocadoras y rupturistas para ver que
siempre hay alguien antes…
(1)
Farhad Manjoo es articulista de tecnología en el New York Times.
*Ramón Reverté es editor de RM y, aunque no es millennial, toma
muchísimas fotografías. Pueden verlas en su cuenta de Instagram
@ramon_reverte
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