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Tema de tapa
cuatro
El feminismo está presente en las letras y en las calles desde
hace tiempo, aunque en los últimos años algo único y radical
viene sucediendo. Las voces de las mujeres, que hasta ahora
habían llegado por olas (la primera a principios del siglo XIX,
la segunda en los 60 y la tercera a partir de 1990), de repente
se aunaron hasta convertirse en corriente y marea, especialmente
de color verde en el ámbito nacional. De seguro, no
son todas las que se sienten convocadas. Tampoco son todas
las que creen o piensan lo mismo, pero en sus feminismos
HIJAS EN
REBELIÓN
El feminismo no es una nueva moda millennial.
Existe hace décadas (por no decir siglos) y fue
mutando de acuerdo a los contextos: de luchas
individuales a colectivas, involucrando
a todas las generaciones. Hoy, a la luz del
movimiento Ni Una Menos y del debate
para la legalización del aborto, el mercado
editorial local se hace eco de un
interés generalizado y no solo lanza
un sinfín de libros ensayísticos sobre
la materia sino también reedita
los clásicos. Desde Simone de
Beauvoir y Judith Butler a Virginie
Despentes y Chimamanda
Ngozi Adichie… Todo lo que
hay leer para entender el
tema del momento
POR Lucila Carzoglio
algo las hermana: saber que el patriarcado siempre las prefiere
solas, bonitas y enfrentadas. Tal vez, por eso, en las mesas
de las librerías siempre aparezcan una al lado de la otra y en
colores estridentes como un modo de resistencia.
Mujeres grandes, jóvenes o incluso niñas empezaron a
escucharse y a leerse, al punto que la ruptura de los géneros
no fue necesariamente un quiebre generacional. La brecha
de edad, que implica como mínimo un salto, se transformó
también en puente. No se trata de igualarse en una masa
homogénea, pero sí de establecer lazos y uniones entre las
tantas diferencias. De las millennials mucho se ha dicho, que
son narcisistas o consentidas, exigentes o críticas, lo cierto es
que esta generación del yo-yo-yo, como la definió la revista
Time por el 2014, en cuestiones de género pisa con fuerza,
en comunidad y movida por el deseo.
Lejos del capricho, hoy mismo ya se habla de “la revolución
de las hijas”. Ellas son las que llevan los pañuelos en las aulas,
las casas o las veredas, las que levantan sus puños, las que
inundan de glitter las manifestaciones y transforman el dolor
en lucha y fiesta; pero también son las que leen, escuchan
y transforman el porvenir. ¿El futuro es feminista? (Capital
Intelectual, 2017) se preguntan Florencia Angilletta,
Mercedes D’alessandro y Marina Mariasch e intentan
esbozar algunas respuestas, no sin incomodidad. A partir
de los tres ensayos que componen el libro, se mapean las
distintas tendencias del feminismo y los puntos candentes
de la discusión que hoy inunda el espacio público, al mismo
tiempo que las autoras complejizan un terreno que a veces
aparece restringido o edulcorado.
“Corremos el riesgo de quedar circunscriptas al tema posible
sobre el que nos es dado hablar: el género. Por eso, no
alcanza con denunciar los mecanismos de opresión (…), se
trata de ejercer una práctica transversal y ocupar los espacios
masculinizados por excelencia: la política, la tecnología, la
economía, la filosofía y el pensamiento, la ciencia, los medios
de comunicación, los sindicatos, las organizaciones”, plantea
Mariasch, quien insta a alejarse de los temas solo pensados
por y para las mujeres.
En esta generación, la escritura prolifera cada vez más. Y no
solo a través de los posteos en las redes sociales, los carteles
y grafitis que exigen ni una menos, la libertad de caminar sin
acosos y la posibilidad de hablar sin miedos o de realizarse un
aborto legal, seguro y gratuito; los libros forman parte de esta
marea que arrasa y moviliza.
Querida Ijeawele: cómo educar en el feminismo (Penguin Random
House, 2017) nada en esas aguas. Chimamanda Ngozi
Adichie, autora también de Todos deberíamos ser feministas
(Penguin Random House), plantea en tono didáctico una serie
de argumentos sobre cómo combatir los estereotipos de género
desde la niñez. Las sugerencias incluyen distintos aspectos,
desde la maternidad hasta la menstruación, en un estilo coloquial
que no le quita profundidad a las conclusiones. “De una
mujer poderosa nos preguntamos: ¿Es humilde? ¿Sonríe? ¿Es
lo bastante agradecida? ¿Tiene también su lado doméstico?
Preguntas que no nos planteamos de los hombres poderosos,
lo cual prueba que no nos incomoda el poder en sí, sino las
mujeres”, afirma en su manual la escritora nigeriana.
Mary Beard, por su parte, en Mujeres y poder. Un manifiesto
(Crítica, 2018) viaja a los orígenes de la cultura clásica y occidental
para analizar cómo la sociedad ha desacreditado a las
mujeres en la política arrojándolas al silencio. “Si no percibimos
que las mujeres están totalmente dentro de las estructuras
de poder, entonces lo que tenemos que redefinir es el poder,
no a las mujeres”, analiza la investigadora. Su libro revisa
figuras públicas como Hillary Clinton y Theresa May,
aunque su búsqueda llega hasta Penélope. En el poema clásico
de Homero, su propio hijo Telémaco le exige a su madre que
se calle y se meta en la casa.
La publicación de decenas de libros de temática feminista
podría verse como una faceta más del consumismo millennial,
pero también traduce inquietudes y compromisos de
la juventud. De distintas trayectorias, historias, enfoques o
espesores, las novedades literarias hablan de intereses, búsquedas
y actualizaciones. Libros clásicos, pero casi inconseguibles
hace unos años, hoy aparecen entre los más vendidos.
Cuestiones de mercado, dirán algunos. Sin embargo, las jóvenes
de hoy saben, casi como lema, que nada se alcanza sola y
en esta búsqueda de hermandad también se mira al pasado.
No es casual que El segundo sexo de Simone de Beauvoir, un
libro publicado en 1949, esté en las mesadas de las librerías
junto a los lanzamientos. Pionera del feminismo, la autora
francesa en este texto estableció: “No se nace mujer, se llega
a serlo”; y esa frase bastó para que se abra un nuevo horizonte
de construcciones y deconstrucciones.
La ruptura de la asociación obligatoria mujer-sexo femenino,
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