LP mayo 2019

DIARIO DE VIAJE
ROAD TRIP EN
FRANCIA Y ESPAÑA
PHOTOGRAPHS: FLUTES/SHUTTERSTOCK, BRANDIEV/SHUTTERSTOCK, DANIEL AGUILERA SÁNCHEZ/GETTY IMAGES,
EYEBROWZ/ALAMY, DUDAREV MIKHAIL/SHUTTERSTOCK, PAOLO MANZI/SHUTTERSTOCK, ERIC LAFFORDUGE
PERDIDO Y
ENCONTRADO EN
MOZAMBIQUE
Matt Phillips, editor de
destinos
@Go2MattPhillips
HABÍA ESTADO VIAJANDO SOLO EN
África durante varios meses, y me
sentía un poco deprimido. Ya
habían pasado varias semanas
desde la última vez que había
tenido una conversación apropiada
con alguien, y se podía decir que
me sentía algo perdido. Estaba
muy metido en la búsqueda de
historias que pudiera mandarles a
los amigos y la familia, y estaba
perdiendo mi perspectiva y foco en
el presente. Entonces, mientras
caminaba por el interior del Palacio
y Capilla de São Paulo
(actualmente un museo) en
Mozambique Island, escuché la
canción What a Wonderful World
por Louis Armstrong que venía de
una sala vecina. Quedé impactado
por la belleza que me rodeaba, y se
me llenaron los ojos de lágrimas.
Creo que de pronto me di cuenta
de que la vida se trata de absorber
y apreciar lo que me rodea – y de
no preocuparme por si mi historia
puede causar una impresión en el
otro.
MALENTENDIDO
EN BALI
Hazel Lubbock, editora de la
plataforma digital
@hazellubbock
ESPERANDO DISFRUTAR DE UNA
espectacular fiesta de año Nuevo
en Bali, con mucho buceo y
champagne, me instalé cerca de
uno de los mejores naufragios de la
isla. Pero cuando llegué a
Tulamben, sólo había unas pocas
personas que se estaban yendo a
Seminyak. Mi instructor de buceo
me invitó amablemente a una
fiesta con sus amigos – nos
encontraríamos en un hotel y
saldríamos desde allí. En el hotel,
me pedí un cóctel y esperé
pacientemente. Un tiempo después
recibí un llamado. ¡Mi instructor
estaba a una hora de distancia en
otro de los tres hoteles con el
mismo nombre! De regreso a mi
alojamiento, vi los fuegos
artificiales junto a dos chicas
australianas. A las 12.30 ya estaba
en la cama – y suficientemente
sobria como para bucear en el USS
Liberty a primera hora de la
mañana.
Peter Grunert, editor
del grupo
@petervg73
EL REINO UNIDO LLEVABA MÁS DE
UN mes bajo una pesada capa de
frío y humedad. Claramente era el
peor momento para haberse
comprado un auto deportivo
convertible (un Honda S2000, por
si quieren saberlo), así que mi
amigo y yo ideamos un plan para
escaparnos de allí – embarcarnos
en un road trip sin mapas con
rumbo al sur, andando hasta que
saliera el sol. Para hacerla corta, el
sol salió cerca de Barcelona – pero
en el medio del viaje, éste se fue
poniendo cada vez mejor. En algún
lugar cerca de Burdeos,
disfrutamos de unas carnes asadas
junto a un grupo de camioneros
algo pasados de copas. En una
parte del País Vasco, muy parecida
a Gales, confundimos una
bandada de buitres leonados que
caminaban por un campo con una
manada de ovejas. Y en el Desierto
de los Monegros, en la región de
Aragón en el noreste de España,
nos cansamos de esperar que
parara la lluvia y bajamos la
capota del auto sin importarnos las
gordas y tibias gotas de lluvia que
nos pegaban en la cara, mientras
aullábamos como fieras y los rayos
iluminaban el cielo.
EQUIPAJE PERDIDO
EN LA ISLA DE PASCUA
Amanda Canning,
deputy editor
@amandacanning
¿QUÉ HACÉS SI TE ENCONTRÁS EN
UNO de los lugares más remotos
del mundo con nada salvo la ropa
que llevás puesta? Este fue el
dilema al que me enfrenté cuando
llegué a la Isla de Pascua; después
de tres vuelos y 44 horas, estaba en
el aeropuerto y observaba, cada
vez más desoladamente, mientras
las maletas iban pasando sobre el
carrusel una tras otra. Pero no la
mía. La mía se había perdido. Una
visita a las tiendas locales me
proveyó de mi guardarropa para
los siguientes 10 días: unos shorts
de fútbol para hombre; dos
remeras de recuerdo (una de Rapa
Nui, otra de Tahiti); un sombrero
para el sol de la Isla de Pascua; y
dos diminutos pantalones para
niño en amarillo limón y durazno.
Me gustaría decir que mi
experiencia despojada de
posesiones me enseñó a prescindir
de los excesos del mundo material
y a vivir una vida verdaderamente
libre, pero sería una mentira.
Aunque sí me enseñó una lección
muy valiosa: siempre hay que llevar
un par de pantalones extra en tu
equipaje de mano.
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