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The Red Bulletin Junio 2019 (MX)

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No es la Corte de los<br />

Milagros, pero es la jaula<br />

de los Posibles<br />

cartas correctas: “Como era muy tímido, le dije que<br />

aquí las cosas eran simples: cuando llegas saludas al<br />

coach, le das la mano a todos, los ves a los ojos. Poco<br />

a poco, se creó la confianza, llegó a ser uno de los<br />

mejores, ganó seguridad, despertó física y psicológicamente.<br />

Sus padres, que estaban en contra del box,<br />

vieron a su hijo cambiar gracias a nosotros, ganó<br />

algunos combates…Cada año me envía mensajes<br />

para agradecerme. Hoy tiene 20 años, una novia,<br />

una vida normal”.<br />

perder sus carreras”. Cada falta se hace saber a otros<br />

clubes que podrían recibirlos. El trabajo de educación<br />

llega muy profundo. “Aquí les exigimos un récord<br />

limpio a los mayores. Todos los coaches son pacifistas<br />

y la filosofía podría resumirse en esta máxima: el<br />

combate que no sucede fuera del club es un combate<br />

ganado. Gracias a mi trabajo de guardaespaldas<br />

soy capaz de identificar las zonas problemáticas,<br />

les enseño a sentir el peligro, a esquivarlo. Actuar<br />

bien es separar a los que se pelean, utilizando su<br />

entrenamiento de manera positiva”.<br />

Entre los estudiantes que se formaron aquí está<br />

también Steven, joven autista de quien los otros<br />

adolescentes se burlaban al principio. “Dije: el primero<br />

que lo moleste será expulsado, todos lo vamos<br />

a ayudar como podamos, y en dos años vamos a estar<br />

todos orgullosos de haber hecho algo por él”. Para<br />

ayudar a Steven, Vincent le dio inmediatamente las<br />

Dentro de este Light Club donde la brutalidad<br />

no tiene derecho de piso, hay también una<br />

luz, un faro. Adola Fofana. Ciego desde su<br />

época de estudiante, sonrisa pacífica, lentes<br />

oscuros. Acaba de entrar, como todas las tardes<br />

de entrenamiento cuando llega directamente de su<br />

oficina de abogado en Ginebra. Doblando su bastón<br />

plegable blanco, el peso pesado bromea: “El trayecto<br />

más largo del peleador es para llegar al gimnasio:<br />

¡Una hora 20 de transporte! Vivo en Lausana”.<br />

Vincent designa a un estudiante para ayudar a<br />

Adola en sus desplazamientos. Se pone una venda,<br />

porque pelear con los lentes es complicado. La venda<br />

es mucho más cómoda. Vincent es el único que<br />

ha visto sus ojos.<br />

Al principio, el entrenador los cerraba para sentir<br />

las cosas. “Pero como los abría instintivamente<br />

empezamos a pelear a oscuras. Era muy difícil, me<br />

dio bastantes golpes…”. Adola practicaba krav maga,<br />

con un bajo nivel marcial. En siete años, Vincent<br />

le ha enseñado a boxear, y se admira del hombre.<br />

“Hace competencias interclubes y sparrings (combates<br />

donde los golpes se practican sin hacer contacto<br />

total), verdaderamente no es frágil, lo hacemos<br />

entrenar con todo el mundo…”. Adola mantiene la<br />

guardia para proteger sus puntos vitales, mandíbula,<br />

plexo, hígado. “Mis referencias son esencialmente<br />

sonoras, explica. En la calle estoy acostumbrado<br />

a filtrar los sonidos. También tengo una memoria<br />

espacial bastante desarrollada. Igual que el tacto”.<br />

Adola, con muy buen humor, recuerda sus<br />

encuentros con el mobiliario urbano, a veces con<br />

más sangre que un uppercut. Se ríe de la dificultad.<br />

Sus razones parecen las de un hombre que puede<br />

ver. “Saber que puedo descargar todas las tensiones<br />

acumuladas durante la semana es la razón principal<br />

para venir aquí. Si he avanzado rápidamente, gracias<br />

a Vincent, ¡es porque es muy desagradable que te<br />

peguen en la cara! Hemos desarrollado un estilo<br />

personal para mí: visualizo muy bien las cosas,<br />

mido la distancia con mis adversarios. A partir del<br />

momento en que sé dónde está la persona, ya no es<br />

desventaja el no ver. Una vez que lo encuentro, soy<br />

un boxeador normal”.<br />

THE RED BULLETIN 39

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