The Red Bulletin Junio 2019 (MX)

“Entreno desde la mañana
hasta la noche, todos los días.
Tomo vacaciones si me lesiono”
Soñándolo por años, Pagès ganó el oro en motocross freestyle en los X Games en 2018.
movimientos cada año más complejos,
como el volt, el special flip, el bike flip,
el 540 alley-oop flair… Su arsenal de
trucos creció, y luego de quedarse con
dos medallas de oro en el cuarto de tubo
en los famosos X Games, en 2015 y 2016,
finalmente Pagès ganó la máxima presea
en el más grande evento de freestyle
en 2018. Repitió ese logro unas semanas
más tarde, pero esta vez en Sídney,
Australia. Ahí se presentó como un atleta
en su momento cumbre, desafiando
todos los límites de las leyes de la física
y realizando suertes acrobáticas que
fueron cada vez más cautivadoras.
A construir su futuro
Y entonces, ¿cuál es el secreto de Pagès?
Un régimen de entrenamiento arduo,
dedicación total a la causa, y un deseo
obstinado de estar un paso adelante de
los demás. “Tengo cada vez menos
tiempo. Mientras más envejezco, más me
asusta que todo esto se acabará, así que
eso me hace sentirme más motivado”,
confiesa. Es un adicto al trabajo y no solo
quiere mejorar sus habilidades en la
moto; también cree que la bicicleta,
las rampas y su lugar de entrenamiento
pueden mejorar, lo que a veces le ha
ayudado a crear nuevas suertes. Luego
de que dejara de entrenar con Charles,
Pagès sintió la necesidad de encontrar su
propia identidad. Desarrolló una nueva
rampa de cuarto de tubo, y esto le ayudó
a revolucionar una suerte llamada el
flair, en la que se lanza de lado de una
rampa y aterriza en una colina perpendicular.
“No había instrucciones para ese
tipo de rampa [de cuarto de tubo], así
que compré papel para graficar, un lápiz,
un compás y un borrador, y comencé a
diseñar una a escala. Vivía con mi amigo
Tony, y entre los dos construimos una
rampa frente a la casa. A la fecha seguimos
usando los mismos diseños que
ideé en aquel entonces”.
Pagès siempre está buscando nuevas
maneras de mejorar su área de juegos.
Un día, mientras veía un video de la
estrella estadounidense del FMX, Travis
Pastrana, él notó un montículo de aterrizaje
suave cubierto con tierra negra. Eso
le inspiró a pedir en el basurero local dos
camiones de composta, que a grandes
rasgos lucía similar, y de pronto él también
tenía un área de aterrizaje más
benévola. “Todos ahora aterrizan en
composta”, dice, con una sonrisa. Ni
siquiera su motocicleta se salva: Pagès
ahora trabaja con su patrocinador,
Yamaha –junto con la compañía del
ingeniero Guillaume Davion, Drag’on
Tek– para aligerar su vehículo y mejorar
su desempeño. Los cambios que hizo,
especialmente el uso de partes de fibra
de carbono, le ayudaron a quitar más
de 10 kg de peso de su motocicleta.
Él eligió ubicar su campo de entrenamiento
en un lugar secreto en el sur de
Europa, donde construye el recorrido
perfecto para poder practicar más frecuentemente
durante el invierno. A pesar
de que la casa en el lugar está en ruinas,
y de que Pagès vive en una casa rodante
estacionada a un lado, al menos tiene
el garaje de sus sueños. Aquí es donde
diseña y suelda sus refacciones y construye
sus rampas. También invierte de
manera regular en nuevas máquinas,
a pesar de que ya tiene dos excavadoras,
un bobcat y un tractor. “Es perder el
menos tiempo posible, puesto que no me
gusta esperar. Si a alguien va a tomarle
meses diseñar una rampa para mí, ¿qué
se supone que haga mientras espero? Si
tengo una nueva rampa, puedo intentar
una nueva suerte que podría cambiar mi
vida. Podría ganar una competencia o
una medalla de oro con ella”.
Pagès nunca ha tomado atajos o
demostrado miedo ante el sacrificio.
Él lleva una vida casi monástica con
su mecánico en su santuario en la península
ibérica. “Involucrarme con una
novia implicaría tiempo, y no creo
tenerlo para eso”, admite. “Entreno
desde la mañana hasta la noche, siete
días a la semana. No tomo vacaciones…
solo si me lesiono”.
Pagès evita las lesiones tanto como
sea posible con su dieta y limitando tanto
como sean posibles los riesgos más allá
del FMX, aunque de vez en cuando se
permite uno que otro salto en paracaídas.
Ahora, tras una operación de hombro del
año pasado, sigue en forma a los 33 y no
tiene intenciones de acabar su carrera o
parar un poco. “No pienso poner ningún
límite a mi motociclismo”, insiste. Pagès
seguirá poniendo a prueba los límites.
Instagram: @tompages
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