Nº 154-baja

Formación profesional
Hacia un sistema de
mantenimiento de calidad
PARTE 1
Este es el primero de una serie de artículos que intentan ilustrar los requisitos
mínimos de un sistema de gestión de la calidad para el mantenimiento de los
ascensores. En las últimas décadas, por lo menos en Europa, las instituciones
públicas se concentraron en las nuevas instalaciones de ascensores y en la
actividad de la instalación. Los órganos reguladores europeos evitan ocuparse
de las normativas relacionadas con la reglamentación del mantenimiento de los
ascensores, que se deja en las manos de cada uno de los estados miembros.
Revista
del
Ascensor
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La Unión Europea ha legislado solamente
para promover la libre circulación
de los productos y de los servicios
relacionados con la instalación
de los nuevos equipos y de sus componentes.
La Directiva de Ascensores
2014/33/UE, de hecho, se concentra
en el movimiento libre y en la
higiene y seguridad de los ascensores
y de sus componentes de seguridad
que se colocan en el mercado y no
de los ascensores existentes. En consecuencia,
las definiciones contenidas
en la Directiva se preocupan por los
instaladores, fabricantes, representes
y distribuidores autorizados, mientras
no se mencionan las empresas
conservadoras. Se podría, sin embargo,
sostener que, considerando
el mismo principio de la libertad de
circulación de los servicios y, sobre
todo, el creciente envejecimiento de
los ascensores existentes en Europa
(la región indudablemente con
el mayor número de ascensores), la
Unión Europea podría proveer una
serie de requisitos mínimos para la
seguridad y la calidad del mantenimiento
de los ascensores existentes
en todos sus territorios.
Autoridad Europea
y ascensores existentes
¿Por qué la autoridad europea se
muestra preocupada por los nuevos
ascensores, mientras ignora a los existentes?
La Unión Europea ¿tiene una
posición similar para otros sectores?
Curiosamente, meses después de la
adopción de la Directiva de Ascensores,
la UE publicó la Directiva
2014/45/UE sobre controles técnicos
periódicos de los vehículos con motor.
No podemos, ni queremos, comparar
el sector ascensorístico al automovilístico,
porque no son similares en
dimensión, estructura competitiva o
diseño del producto, pero la “Visión
Cero” que apunta a reducir el número
de los accidentes mortales relativos
al transporte en el transporte vial hacia
el 2010, ¿no podría ser aplicable
también a los ascensores?
En España, después de una transposición
de la Directiva Europea que
desmanteló parte de su sistema industrial
de seguridad, las autoridades
están considerando reclamar a todas
las compañías de mantenimiento del
ascensor la obligación de tener un
certificado de calidad para el sistema
de gestión. Por lo tanto, las compañías
serían obligadas a tener un sistema
formal de gerenciamiento limitado a
la actividad de mantenimiento.
Certificado de calidad
y calidad real
El objetivo de la normativa es loable,
ya que intenta garantizar que los
servicios de mantenimiento sean sólo
provistos por compañías que estén
calificadas para tal fin. El problema
es que, como sabemos, un certificado
de calidad no siempre refleja la
real calidad de una empresa. La dinámica
propia de la certificación de
empresas puede alterar el concepto
de profesionalidad que distingue a
aquellos que ejercitan su actividad
en forma honesta y responsable. Los
argumentos que sostienen la necesidad
de imponer un certificado del
sistema de gestión de calidad son
discutibles. No podemos utilizar la
argumentación de la progresiva complejidad
técnica de los ascensores,
que concierne sólo marginalmente
a las nuevas instalaciones y no a la
mayoría de los ascensores existentes,
para imponer requisitos que no están
justificados desde el punto de vista de
la profesionalidad del mantenimiento
de los ascensores.
También es muy importante la forma
definitiva que tome el requerimiento
de la certificación. Si se
requiere la certificación bajo la normativo
ISO 9001, el nuevo requisito
asumirá el rol de una nueva barrera
de acceso que podría ser determinante
para la dinámica competitiva
del sector y, en definitiva, para
el usuario. El costo de una certificación
ISO 9001 constituiría una
carga económica para los inicios
de una empresa y para las micro