GONZÁLEZ LAGIER-Emociones sin sentimentalismo
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Guillermo Lariguet
verdadera justificada. Pero, ¿diríamos que le es atribuible?
Mi respuesta es que hay dudas al respecto. Para seguir con un
ejemplo de Hilary Putnam, no es lo mismo que unas hormigas
dibujen en la arena el rostro de Winston Churchill, a que un
artista lo haga deliberadamente. En un caso no alabaríamos la
conducta, en el otro sí.
Me parece que otra manera alternativa de interpretar la reconstrucción
encarada por Daniel González Lagier consistiría
en tomar prestada de David Lewis, un enfoque “disposicional”
del valor. Para David Lewis 4 , este enfoque podría explicarse
del siguiente modo: “A grandes rasgos, los valores son aquello
que estamos dispuestos a valorar. Más precisamente, contamos
con esta definición esquemática: Algo de la categoría apropiada
es un valor si y solo si, bajo condiciones ideales, nosotros
estaríamos dispuestos a valorarlo”.
A poco que se repasan los elementos de esta definición,
pueden emerger preguntas acerca de qué constituye una
categoría apropiada de valor (los valores correctos de Daniel
podrían ser un sinónimo), cómo serían esas condiciones
ideales, y quiénes configurarían ese “nosotros” dispuesto a
valorar. En lo que me interesa detenerme aquí es en la versión
“realista” de los valores sugerida, al comienzo de su trabajo, y
desarrollada oscuramente al final, por el propio David Lewis.
La sinopsis de su complejo argumento pasaría por distinguir
una versión “simple” del disposicionalismo, respecto de una
versión “enmendada”. En la versión simple no hay modo de
separar las disposiciones a valorar de un cierto modo respecto
de la entidad —per se— de lo valorado. Sin embargo, en la
4
Me valgo de la traducción —todavía no publicada—del Profesor David
Rey, del grupo Logos de la Universidad de Barcelona.
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