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MondoSonoro Marzo 2020

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33/Mondo<br />

VINILOS<br />

Sunday<br />

Service<br />

Choir/<br />

Kanye West<br />

Jesus Is Born<br />

INC<br />

Polock<br />

Romance<br />

Faster Love<br />

Parker y la música de baile<br />

Tame Impala<br />

The Slow Rush<br />

Caroline /Music As Usual<br />

POP / Cinco años han pasado ya desde que<br />

Kevin Parker sorprendiera al mundo con su<br />

predecesor Currents (15), un disco que, si<br />

bien nos dejó un tanto aturdidos a los que<br />

esperábamos encontrar el vellocino de oro<br />

del rock psicodélico, ha terminado por situarse<br />

como uno de los trabajos más importantes<br />

de la década que acabamos de dejar atrás.<br />

Visto en retrospectiva, parece mentira que<br />

en algún momento llegásemos a considerar a<br />

Parker como la gran esperanza de la música<br />

de guitarras. Claramente sus planes iban en<br />

otra dirección. Adorado por gigantes como<br />

Kanye West, Lady Gaga, Rihanna, Travis Scott<br />

o Kali Uchis, se ha convertido en algo parecido<br />

al “productor de moda”; el hombre con el<br />

que todo el mundo quiere colaborar, llámese<br />

Alex Turner o Dua Lipa. Las expectativas<br />

estaban pues muy altas y la primera pregunta<br />

que surge tras escuchar este The Slow Rush<br />

es clara: “¿ha merecido la pena la espera?”.<br />

La respuesta es rotundamente afirmativa.<br />

En estos cincuenta y siete nuevos minutos<br />

los horizontes se expanden en todas las direcciones<br />

posibles. El disco se abre con un<br />

golpe electrónico magistral: One More Year,<br />

una cacofonía de baterías sincopadas con un<br />

tono confesional de incitación al viaje, físico<br />

8<br />

y mental. Continua con Instant Destiny, una<br />

densa espiral de sintetizadores que funciona<br />

como un bucle en el que sumergirnos antes<br />

del primer gran single del disco: Borderline,<br />

temazo que llevamos escuchando desde el<br />

pasado verano (aquí acortado) y que muestra<br />

claramente la intencionalidad última de Parker:<br />

acercarse a la música de baile en todas<br />

sus acepciones. Así, nos ofrece cortes como<br />

Posthumous Forgiveness, que transita por si<br />

sola todo el camino que recorrieron Yes entre<br />

1968 y 1981; Breather Deeper, con su beat discotequero;<br />

Tomorrow’s Dust, el tema en que<br />

más se acerca a las cadencias de sus primeros<br />

trabajos; On Track, la más sosegada del lote;<br />

Lost In Yesterday, otro de los momentos álgidos;<br />

It’s True, que se adentra en el terreno del<br />

boogie espacial; It Might Be Time parece una<br />

mutación carnosa del soft-rock setentero con<br />

un teclado que bebe directamente de Supertramp.<br />

Por su parte, la brevísima “Glimmer” es<br />

prácticamente house de Chicago en la senda<br />

de Larry Heard o Frankie Knuckles mientras<br />

One More Hour cierra el disco como un auténtico<br />

baladón; rock clásico entendido de la forma<br />

más épica y progresiva posible, violines<br />

incluidos. Con estas doce nuevas canciones<br />

Parker vuelve a redefinir los márgenes del<br />

sonido psicodélico, explotando aún más su<br />

gusto por las melodías pop. A lo largo de todo<br />

el disco resuenan ecos familiares de artistas<br />

realmente masivos (Pink Floyd, Fleetwood<br />

Mac), pero lo hacen ocultos bajo una serie de<br />

texturas y ritmos profundamente contemporáneos<br />

que escapan a la lógica del revivalismo<br />

inocuo. —tomás crespo<br />

GÓSPEL / El Sunday Service<br />

Choir, el coro que<br />

8<br />

acompaña a Kanye West en sus<br />

revolucionarios Sunday Service,<br />

ha completado el trabajo que empezó<br />

con Jesus Is King en este<br />

Jesus Is Born (19). Esta segunda<br />

muestra de actualización de la<br />

tradición musical gospel, se centra<br />

en la parte vocal y deja a un<br />

lado el hip-hop. Count Your Blessings<br />

o Sweet Grace son muestras<br />

del repertorio tradicional<br />

gospel, mientras que las versiones<br />

de Ultralight Beam o Father<br />

Stretch (My Hands), evidencian<br />

la influencia de Kanye West en<br />

el proyecto y la del gospel en<br />

los últimos trabajos de West. No<br />

sabemos cuánto durará su giro<br />

cristiano –el de Bob Dylan duró<br />

tres álbumes–, pero, de momento,<br />

ha conseguido dos larga duración<br />

de una gran factura, que<br />

suenan maravillosamente bien.<br />

—luis m. maínez<br />

Wire<br />

Mind Hive<br />

Pinkflag<br />

Records<br />

ROCK / A la hora de evaluar<br />

el nuevo álbum de<br />

8<br />

iconos post-punk como Wire, lo<br />

primero que me viene a la mente<br />

es el razonamiento empleado<br />

por Alexis Petridis, periodista<br />

de The Guardian, en su crítica<br />

de Mind Hive: si en vez de Wire,<br />

este fuera el primer disco de<br />

una nueva formación neo postpunk,<br />

estaríamos hablando de<br />

hype incontestable. Pero claro,<br />

tras más de cuatro décadas de<br />

trayectoria, la banda liderada<br />

por Colin Newman no deja de ser<br />

contemplada como la típica que<br />

tira de fondo de armario para<br />

recuperar la llama de antaño. Dichas<br />

palabras se derrumban por<br />

sí solas cuando la savia nueva<br />

es mucho más que un espejismo.<br />

Hitos como Oklahoma u Off The<br />

Beach demuestran que son un<br />

grupo que ha sabido reciclar su<br />

pasado en refrescante presente.<br />

—marcos gendre<br />

POP / Las diez canciones<br />

7<br />

del cuarto álbum de los<br />

valencianos invitan a romper<br />

una buena lanza en su favor: han<br />

crecido hasta rebasar la siempre<br />

peliaguda barrera de los treinta,<br />

se han pasado al castellano, se<br />

han autoeditado y cada vez se<br />

parecen menos a nadie más que<br />

a ellos mismos. Lejos quedan<br />

ya los tiempos en que parecían<br />

una franquicia hispana de The<br />

Strokes –primero– o de Phoenix<br />

–un poco después–, lejos queda<br />

también su paso por Mushroom<br />

Pillow o por Sony. Aquí ya no hay<br />

coartadas, solo ellos mismos en<br />

un puñado de composiciones que<br />

desvelan textos desenfadados y<br />

sin pretensiones, y melodías de<br />

pop sintético estupendamente<br />

producidas (de nuevo con Fernando<br />

Boix a los controles), sostenidas<br />

sobre sintetizadores livianos,<br />

que se adhieren a la sesera.<br />

—carlos pérez de ziriza<br />

Dan Deacon<br />

Mystic<br />

Familiar<br />

Domino/<br />

Music As<br />

Usual<br />

ELECTRÓNICA<br />

8<br />

/ El sexto<br />

trabajo del geniecillo del<br />

pop electrónico con sede en Baltimore<br />

despliega todas las armas<br />

sonoras que le han puesto en<br />

primera fila: un caleidoscópico<br />

viaje de alucinaciones psicodélicas.<br />

Compuesto en los huecos<br />

que le han dejado los constantes<br />

encargos de bandas sonoras y<br />

con un ojo puesto en el libro de<br />

estilo de Brian Eno y otro en el<br />

de Animal Collective, la música<br />

de Deacon no puede ni quiere<br />

liberarse de su habitual cualidad<br />

cinemática, muy presente a lo largo<br />

de todo el viaje, pero se hace<br />

deliberadamente más emocional.<br />

Sat By A Tree suena como si The<br />

Flaming Lips se hubieran hecho<br />

un lifting para rejuvenecer veinticinco<br />

años. Las cuatro partes de<br />

Arp funcionan de principio a fin,<br />

mientras que Fell Into The Ocean<br />

y My Friend recuperan al Deacon<br />

más juguetón y pop. —jc peña<br />

mondosonoro.com — @mondo_sonoro — facebook/mondosonoro<br />

marzo <strong>2020</strong> #33

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