Catálogo La Bienal en Resistencia 2019
Catálogo La Bienal en Resistencia edición 2019
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El espacio que
se habita
Comunando espacios
Por Wilfredo Orellana
Caminamos la sexta y llegamos hasta la 18,
donde se había anunciado que sucedería un
performance. Intentamos prestar atención, pero
entre lo mucho que sucede en esa intersección,
no dábamos con él. Pensamos que quizás
no había empezado o se había movido. Por sobre
el bullicio, la voz de un predicador sobresalía,
por lo que decía. Regresamos para acercamos
a escuchar los insultos que vociferaba. Lo
acompañamos a la distancia, por unas cuadras,
entendiendo que era, en algún sentido, lo que
se había anunciado. Julio Canel reproducía frases
de personas que habían sufrido acoso callejo,
recopiladas por Elda Figueroa y DJassmin,
Voces Anónimas que se escucharon ahí porque
otra voz las repetía gritándolas en un megáfono.
Historias que se exponen en una gramática
hebraica tan familiar que pasa desapercibida,
como escondidas en relatos bíblicos como para
mostrarse, confundirse y acaso roer esos relatos
revelando sus lógicas.
A los oídos de las personas en la sexta a esa
hora, las historias de acoso tomaban la avenida.
La normalidad aparente de un cuerpo que se
lee masculino, exclamando con rabia relatos de
forma bíblica, resultaba perturbada por las historias
de violencias que nos son comunes. Tanto
por su frecuencia, como por que nos implican
en diferentes grados. Julio Canel performaba al
predicador de tal manera, que quienes le prestaban
atención parecían sorprendidos, confundidos.
Esa disimulada denuncia, además de su
ab-uso del género literario bíblico y del performático
de la predica, de su como si esconderse
para mostrase, me permiten pensar ahora que
escribo, sobre como se suele entender el espacio
público. ¿Cómo se produce el espacio público
y el privado, o su diferenciación? ¿Cómo lo
privado afecta lo público y viceversa, la privatización
de lo público? ¿Y si, lo que denomínanos
espacio público es, también por momentos, vivido
íntimamente, o y si intimidades, como algo
que nos son propio-común, irrumpen en lo público
des-privatizándolo, comunándolo?
Pareciera que el espacio es una categoría metafórica
que refiere al orden, o más precisamente
a ordenamientos. El espacio estaría siempre
ordenado, un determinado orden biopolítico
que instituye una determinada abstracción de
relaciones semiótico-materiales como el espacio-de,
lo público, lo privado, el arte, la blancura,
etc. Pero más allá de esta problemática determinación
de relaciones a partir de las categorías
metafísicas, las voces silenciadas, o Llegar
a casa / cuerpo, casa, territorio me parecen
mostrar la irrupción de lo privado en lo público
que, a su vez, demuenstran momentos en
los que estas se confunden. Como cuando lo
privado se hace público, y su diferenciación se
vuelve borrosa, como si en el borde privado-publico
fuera, como otros double binds, estuaria
indiferenciación. Privadez publica, popula intimidad,
porque acaso ni privado (para sí mismo),
ni público (pereciente al pueblo) sirven para escribir
sobre lo que estas acciones muenstran.
Cuando el espacio se diferencia como público
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