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Edición No. 4 Revista Oopart: Terror

Editorial redactada el 17 de enero de 2021 El año 2020 estuvo repleto de eventos escalofriantes que nos lanzaron casi a la extinción de la humanidad. Fue terrorífico, especialmente en sus últimos dos meses y, aún hoy nos sigue sorprendiendo. Con esto me refiero a uno de los hechos más inverosímiles a los que nos enfrentamos: la tragedia de los lectores. Si bien tras el mes de octubre del año pasado, específicamente tras la publicación de la edición Terror de una revista digital, Oopart o algo así, conocimos historias de personas que experimentaron la presencia de voces extrañas en su habitación durante la lectura y que con el pasar de las páginas se acompañaba de una extraña incomodidad, sentirse observados y ser testigos de apariciones inexplicables en sus pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara a lo que vino las noches siguientes y nadie habría imaginado cómo esto transformaría sus vidas. Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir conociendo más detalles de este extraño fenómeno, solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.

Editorial redactada el 17 de enero de 2021

El año 2020 estuvo repleto de eventos escalofriantes que nos lanzaron casi a la extinción de la humanidad. Fue terrorífico, especialmente en sus últimos dos meses y, aún hoy nos sigue sorprendiendo. Con esto me refiero a uno de los hechos más inverosímiles a los que nos enfrentamos: la tragedia de los lectores.
Si bien tras el mes de octubre del año pasado, específicamente tras la publicación de la edición Terror de una revista digital, Oopart o algo así, conocimos historias de personas que experimentaron la presencia de voces extrañas en su habitación durante la lectura y que con el pasar de las páginas se acompañaba de una extraña incomodidad, sentirse observados y ser testigos de apariciones inexplicables en sus pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara a lo que vino las noches siguientes y nadie habría imaginado cómo esto transformaría sus vidas.
Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir conociendo más detalles de este extraño fenómeno, solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.

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10<br />

porque no los voy a meter a todos entre los vándalos.<br />

Pero no me haga recordar más eso, no quiero volver a<br />

ese momento igual solo vi al joven Diego envuelto en<br />

camisas que le detenían el sangrado antes de que se lo<br />

llevaran”.<br />

Tratando de alejarse de la realidad, Sebastián<br />

seguía tocándose con fuerza, como queriéndose<br />

borrar de este mundo. Repetía una y otra vez, la<br />

mano derecha sobre la herida luego sobre la<br />

frente, que no se manche la cara. El índice<br />

sobre la sangre, el meñique sobre el<br />

sudor, que no se manche la cara. La<br />

sangre inundando el meñique, el<br />

índice limpiando el sudor, que no se<br />

manche la cara. Duro, que salga todo<br />

el sudor, con fuerza, que limpie la<br />

sangre, que no se manche la cara.<br />

De pronto un invitado inesperado<br />

se unió al ritual que hacía Sebastián.<br />

Un perro famélico, con el costillar<br />

superponiendo la piel se le acerco y<br />

dejando de lado sus miedos empezó a<br />

lamer la infusión de sudor y sangre. La<br />

intensidad con que se movía la lengua<br />

del perro apaciguaba los nervios de<br />

Sebastián. El perro tenía hambre y Sebastián se<br />

quería dejar comer, el perro le dio ritmo a su callado<br />

corazón y Sebastián dejo de comparar los fluidos para<br />

entregarse al animal como alimento, se embadurno los<br />

brazos, la ropa y el cuello pero que no se manche la<br />

cara.<br />

El Lobo, como me autorizó a nombrarlo para proteger<br />

su identidad, relataba cómo esa tarde se encontró con<br />

Sebastián y su hermano el Zombi, otro seudónimo para<br />

no hacer públicos sus actos. “El chino llegó lamparazo<br />

(orgulloso o confiado) como siempre, que nos iba a<br />

atender (ganar) jugando, pero yo no me iba a dejar<br />

ganar. <strong>No</strong> piense que por tratarlo así no lo quería, de<br />

hecho, pasó un rato largo sin vernos, cosas de pasar<br />

el año y volverse ñoño para mejorar, algo que tengo<br />

que admirar. Entonces lo extrañábamos mucho por<br />

estos lares. Yo me gradué por palanca, nuestro papá<br />

es policía y así nos llevamos la vida más fácil. Como<br />

le decía, llega Sebastián diciendo que venga que hoy<br />

lo voy a atender y yo no me iba a dejar. Le echamos<br />

monedas a ese trasto y empezamos a<br />

jugar. <strong>No</strong>s dimos duro y parejo, jugando,<br />

no le vaya entender de gay (sin albur).<br />

Vea que el chino se veía cansado, con<br />

la cara roja y para más piedra yo se<br />

la hice para poderle ganar (hacer<br />

trampa). El sol estaba re fastidioso y de<br />

una me mandé al número uno (mando<br />

del primer jugador) cosa que yo quedara<br />

adentro del local y él por fuera, con la<br />

cara pegándole el sol. Como el señor de<br />

la droguería había acomodado la máquina<br />

en la puerta, esa era la mejor forma para<br />

que le diera la luz en los ojos a Sebastián,<br />

así lo mareé y pum el chino perdió”. El lobo<br />

siguió hablado de forma cortada, ocultando<br />

intencionalmente hechos y groserías,<br />

todo con una cohesión rara, se notaba<br />

que estaba preparado para enfrentarme.<br />

Solo pude acceder a hablar con él gracias a un<br />

permiso que me dio su papá. “Vea parce, como el chino<br />

se veía paila (enfermo) le dije, no se gaste todas las<br />

monedas y tomamos algo. Ahí fue cuando adelantamos<br />

cuaderno como dicen las viejas, y es que nosotros nos<br />

levantamos unas hembras (conquistaron mujeres),<br />

en el Darío Pardo (colegio público de la zona) usted<br />

viera cómo nos veían las gonorreas (otros muchachos<br />

que hacían parte del colegio) cuando llegábamos,<br />

perdón, digo los manes esos. Pero normal, nada que<br />

nos asustara. <strong>No</strong>sotros le queríamos guardar una nena<br />

al Sebas, pero ese man no aparecía por la máquina,<br />

bueno, el caso es que mi hembra tenía un ex novio que<br />

seguía tragado (enamorado) de ella y nos dimos en

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