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Edición No. 4 Revista Oopart: Terror

Editorial redactada el 17 de enero de 2021 El año 2020 estuvo repleto de eventos escalofriantes que nos lanzaron casi a la extinción de la humanidad. Fue terrorífico, especialmente en sus últimos dos meses y, aún hoy nos sigue sorprendiendo. Con esto me refiero a uno de los hechos más inverosímiles a los que nos enfrentamos: la tragedia de los lectores. Si bien tras el mes de octubre del año pasado, específicamente tras la publicación de la edición Terror de una revista digital, Oopart o algo así, conocimos historias de personas que experimentaron la presencia de voces extrañas en su habitación durante la lectura y que con el pasar de las páginas se acompañaba de una extraña incomodidad, sentirse observados y ser testigos de apariciones inexplicables en sus pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara a lo que vino las noches siguientes y nadie habría imaginado cómo esto transformaría sus vidas. Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir conociendo más detalles de este extraño fenómeno, solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.

Editorial redactada el 17 de enero de 2021

El año 2020 estuvo repleto de eventos escalofriantes que nos lanzaron casi a la extinción de la humanidad. Fue terrorífico, especialmente en sus últimos dos meses y, aún hoy nos sigue sorprendiendo. Con esto me refiero a uno de los hechos más inverosímiles a los que nos enfrentamos: la tragedia de los lectores.
Si bien tras el mes de octubre del año pasado, específicamente tras la publicación de la edición Terror de una revista digital, Oopart o algo así, conocimos historias de personas que experimentaron la presencia de voces extrañas en su habitación durante la lectura y que con el pasar de las páginas se acompañaba de una extraña incomodidad, sentirse observados y ser testigos de apariciones inexplicables en sus pantallas. Sin embargo, nada de eso se compara a lo que vino las noches siguientes y nadie habría imaginado cómo esto transformaría sus vidas.
Con seguridad el tiempo nos permitirá seguir conociendo más detalles de este extraño fenómeno, solo nos queda desear que ojalá alguien les hubiera advertido sobre leer esas líneas con más prudencia.

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26<br />

nada. Sin embargo, algún tonto empecinamiento me<br />

hizo buscar por última vez en todos los bolsillos y<br />

el frío de esa bendita pieza de metal me causó gran<br />

felicidad.<br />

quemándome de espanto y asco. Al volver la mirada<br />

sobre la mujer, la vi retrocediendo con prisa, con una<br />

expresión preocupada y alterada. Un hombre me<br />

lanzó una patada que me hizo gritar histéricamente.<br />

Por fortuna abrieron las puertas, al salir con ansiedad,<br />

sin saber por qué, comencé a correr y escuchaba<br />

abucheos del interior de aquel maldito vehículo.<br />

Errante, con las piernas fatigadas y fastidiado<br />

de mí mismo llegué a mi casa. Allí tuve un susto<br />

terrible al esculcar en todos mis bolsillos y no<br />

hallar mis llaves. Eso desató aún más mi malestar<br />

y como desahogo le pegué a puerta tantas veces<br />

que los vecinos alrededor gritaban y se mofaban<br />

de mí suponiendo que estaba borracho, de repente<br />

al atestar el último golpe sentí un corrientazo<br />

recorriendo desde mi nudillo hasta mi codo, caí<br />

de rodillas, estuve un momento ahí, de mi cabello<br />

y mi rostro emanaba mucho sudor y pensaba en<br />

lo vergonzoso que sería que algún idiota quisiera<br />

ayudarme, pensaba en mi aspecto, en mi olor y en mi<br />

dolor. Recordé que usualmente tenía un bolsillo por<br />

el revés de la camisa, al intentar buscar con mi mano<br />

derecha, el dolor hizo que cambiara a la izquierda;<br />

incómodamente revisé por doquier pero no hallé<br />

Al abrir la puerta, encendí la luz de la sala, me<br />

senté allí, cerré los ojos y comencé a morderme los<br />

labios hasta que el dolor me lo permitiera, me percaté<br />

por el viento que sopló a través de la puerta abierta,<br />

que nunca la había cerrado, la empujé con el pie y<br />

me dirigí hacía la cama. Mientras caminaba, escuché<br />

algo en la habitación contigua a la mía, toda clase<br />

de pensamientos vinieron a mi cabeza, pero la única<br />

certeza que tenía era que no podía defenderme dado<br />

el malestar de mi brazo. La curiosidad me llevó a<br />

arrojar un zapato en medio de la oscuridad, en caso<br />

tal de escuchar algo saldría corriendo. Agucé mi odio<br />

y efectivamente sentía el leve movimiento de algo o<br />

alguien. Contrario a lo que me indicaba la prudencia,<br />

me aproximé poco a poco al lugar donde sentía<br />

aquella presencia y en cada paso me persuadía de<br />

que no podía estar equivocado. Mi corazón exaltado<br />

me conducía entre el tenebroso corredor. Caminaba a<br />

tientas para no producir ningún sonido y así percibir<br />

cualquier otro. Escuché la respiración entrecortada<br />

del ser que estaba a punto de descubrir y<br />

abruptamente percibí un sonido desconocido, parecía<br />

el sigilo de un gato enfermo o una bestia que tiritaba<br />

expectante. Entonces encendí la luz del corredor que<br />

me llevaba a aquella habitación. Sin aviso alguno, de<br />

las tinieblas emergió una extremidad que atestó un<br />

golpe sobre mi rostro, el cual me provocó la misma<br />

sensación que cuando iba con mi padre al bosque,<br />

ya que apenas podía respirar en esa atmosfera tibia<br />

y húmeda. Me sentía fatigado, ligero y en medio de

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