5to Encuentro de Investigadores de Arqueologia y Etnohistoria
por el Instituto de Cultura Puertorriquena
por el Instituto de Cultura Puertorriquena
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
privada, ya que no existen datos convincentes que acrediten que este material procede
verdaderamente de un contexto arqueológico anterior a la llegada de los europeos.
Ahora bien, ¿Qué importancia puede tener la región geográfica del Caribe Antillano de
que exista evidencia de treponematosis precolombina a diferencia del resto del continente
americano? En primer lugar, es en la región del Caribe donde se realizó el primer encuentro,
no sólo cultural sino biológico entre europeos y amerindios. En segundo lugar, las crónicas
hispanas del siglo XVI recabadas en esta región, son los primeros documentos escritos
disponibles que señalan la presencia de posibles lesiones treponematosas, no solo en la
población aborigen, sino la presencia de esta condición en la mitología de estos grupos.
La primera mención que se tiene de la presencia de treponematosis en la población
aborigen americana procede del cronista hispano Fray Ramón Pané. En el siguiente pasaje,
que procede de los mitos de los moradores aborígenes antillanos, se menciona el contagio
que supuestamente sufrió uno de los personajes importantes del mito, según el cronista
la enfermedad contagiada fue el mal francés o sea sífilis:
Dicen que estando Guahayona en la tierra a donde había ido, vio que había dejado en el mar una
mujer, de lo cual tuvo gran placer, y al instante buscó muchos lavatorios para lavarse, por estar
lleno de aquellas llagas que nosotros llamamos el mal francés (Pané, 1991:11).
De igual forma, Gonzalo Fernández de Oviedo, no sólo señala la presencia de esta
condición, sino también el tratamiento que los aborígenes antillanos tenían para las bubas
o búas. Al respecto Fernando de Oviedo señala lo siguiente:
Dos arboles hay muy notables y excelentes en estas islas e aun en la Tierra Firme. Porque, así
como es común el mal de las búas en todas estas partes, quiere la misericordia divina que así
sea el remedio comunicado, e se halle para curar esta dolencia. Pero aunque en otras partes
se halle esta enfermedad, el origen de donde los cristianos vieron las búas, y experimentaron e
vieron curarlas y experimentar el árbol del guayacán, fue en esta isla Española. El otro se llama
palo santo, y éste hay en la isla de Boriquén, llamada agora por los españoles Sanct Joan. Entre
los indios no es tan recia dolencia ni tan peligrosa como en España y en las tierras frías; antes
estos indios fácilmente se curan con este árbol (Fernández, 1959:9).
Por otro lado, Fray Bartolomé de las Casas asevera que el árbol que se encuentra en
la isla de Puerto Rico es el mejor para el tratamiento de las búbas. En su relato señala lo
siguiente:
Tengo por cierto que no sólo para las bubas, pero para cualquiera enfermedad que proceda
del humos frío, tomándola, será cierta la sanidad, y cuando acaece del mal de las bubas o de
otro alguno, con ella no sanar es porque procede de humor caliente, y esto tengo por cierto
días ha. El palo de la isla de Sant Juan se tiene por mejor, no sé si es de la misma especie de
lo desta isla o de otra que difiera en cualidad, al cual llaman los españoles el palo santo (Las
Casas, 1967: 72, tomo I).
Aunque, si bien es cierto, muchos autores relacionan las búas, bubas, mal francés o
mal indiano con la sífilis, no se tiene la certeza de que las lesiones descritas en las crónicas
correspondan a infecciones causadas por el treponema o si más bien corresponden a otros
tipos de infecciones epidérmicas (en la piel).
Es evidente que las lesiones óseas que observamos y acabamos de describir en el
individuo procedente de Paso del Indio, son compatibles con las características morfopatológicas
que muestran las lesiones causadas por la treponematosis. Ello confirma, por lo
23