¡Convierta sus PDFs en revista en línea y aumente sus ingresos!
Optimice sus revistas en línea para SEO, use backlinks potentes y contenido multimedia para aumentar su visibilidad y ventas.
decepcionado es porque eres un poco flipado.
En mi opinión lo que lastra “El Camino” es
que nos cuenta un final que en realidad ya
conocíamos, pretende poner una guinda a un
pastel que nos comimos hace años y, aunque
nos encantó y podríamos repetir, nos dejó
saciados y satisfechos. No por eso es menos
disfrutable, pero queda no puede competir con
nuestro recuerdo.
El final de El Camino
Por Dolphin Riot
El 11 de octubre se estrenó en Netflix “El Camino: Una Película de Breaking Bad”. Escrita y
dirigida por Vince Gilligan (creador y showrunner de la serie), el relato se centra en la huida
de Jesse Pinkman (Aaron Paul) tras ser liberado por su antiguo socio, Walter White (Bryan
Cranston), del cautiverio al que le tenía sometido el grupo neonazi que ocupó el lugar de
Heisenberg en el negocio de la droga del sur de Estados Unidos. Nadie cuestiona la calidad
del producto pero o ha tardado en surgir la siguiente pregunta: ¿Ha merecido la pena?
Creo que es indispensable remontarnos a
“Felina”, el último capítulo de la serie. Walter
White roba un coche en cuya matrícula puede
leerse “vive libre o muere” en Alaska y pone
rumbo a Nuevo México. La primera parada es
la casa de Elliott y Gretchen a los que entrega
9.720.000 millones de dólares para que se los
hagan llegar a su familia en forma de donación.
En ese instante toma una nueva dimensión el
momento en el que Walter rechazó trabajar
para sus ahora rehenes, con esa perspectiva
el viaje emocional que ha supuesto “Breaking
Bad” adopta un tono mucho más amargo y, en
cierto modo, necesitas que el sufrimiento se
acabe. Escena a escena te quitas de encima
la carga que compartes con un personaje que
no tiene redención posible y aunque, como
él, respiras después de decirle a Skyler que
lo hiciste por egoísmo, te sientes exhausto.
Nadie tiene claro si está haciendo lo correcto,
por tarde que sea, o ya no tiene nada por
lo que vivir y busca una muerte a la altura
de sí mismo. De un modo u otro, el final de
Heisenberg nos conmovió profundamente y
si me pongo empalagoso diría que, aunque
fuera una porción minúscula, parte de mi se
quedó con él. Claro está que cada uno lo vivió
a su manera pero nos hizo coincidir de forma
unánime en que, irónicamente, pocas series
han acabado tan bien.
Así como no todos necesitamos saber qué le
pasó a Tony Soprano, puesto que nunca nos
sentimos ligados a él de forma muy estrecha,
Vince Gilligan logró implicarnos, hacernos
sentir cómplices y copilotos del Pontiac Aztek
que conduce el personaje interpretado por
Bryan Cranston. Fue una despedida amarga
como la bilis, pero nos permitió volver a respirar.
Es probable que todo eso haga innecesario un
epílogo puesto que es imposible alcanzar el
mismo grado de tensión narrativa y atar tan
corto al espectador cuando ya le has enseñado
la salida de un complejo laberinto construido
a lo largo de cinco temporadas. Lejos de
enfrentarte a “El Camino: Una Película de
Breaking Bad” con un nudo en la garganta, te
acercas a ella relajado. Con ganas de volver a
sentir lo mismo, sí, pero dudando de que sea
posible. La expectativa estaba tan alta que el
riesgo de no cumplir con ella era muy elevado.
Si lo analizamos con detenimiento, no tiene el
menor sentido esperar que te vuelen la cabeza
con dos horas de metraje sobre un chaval
propenso a las adicciones y sin muchas luces
del que ya lo sabes todo, por mucho que te
lo imagines intentando escapar de la policía.
Podías anticipar momentos clave, como la
ayuda de sus antiguos compinches o que
acudiría al único contacto fiable que tiene para
desaparecer, encarnado por el recientemente
difunto Robert Foster. Esperar más de lo que
realmente hay era venirse un poco arriba,
con esto no quiero argumentar que si te ha
La historia de Jesse Pinkman pierde sentido
sin la figura de Walter White manipulando
su atormentada mente. Podíamos vivir
suponiendo que le cazaron, cuesta imaginar
otro final para un chaval que nunca destacó
por su intelecto y vive sumido en una pesadilla
desde hace tanto tiempo que ni siquiera
confiamos en que sea capaz de despertar.
Asumimos que todo había terminado en el
momento en el que acabó para Walt. Por
suerte para los que hemos disfrutado el film,
Gilligan tenía un as en la manga en forma de
western crepuscular con Pinkman solo ante
el peligro, con el imaginario de Breaking Bad
como decorado. Dudo que alguien haya vuelto
a experimentar lo mismo que viendo capítulos
como “Face Off”, en el que Gus demuestra
que se puede morir con elegancia, o el célebre
“Ozymandias”. Pero las interpretaciones
brillantes, el estilo visual, los diálogos, el
humor corrosivo y, en definitiva, todo esos
elementos que nos engancharon en la primera
temporada están ahí. La tensión se puede
cortar con un cuchillo en todos y cada uno de
los planos. Aaron Paul, con un protagonismo
heredado de su carismático camarada, logra
darle a Pinkman el peso y la trascendencia que
nunca había tenido a la sombra de Cranston.
En su mirada ves el reflejo de todo aquello por
lo que ha pasado desde el día que su antiguo
profesor de química le propuso cocinar meta
hasta el momento en que conduce por Alaska
con su nueva identidad. Vuelve a esbozar una
sonrisa recordando a su novia Jane diciéndole
que es mejor decidir por ti mismo a dónde ir
que dejarte llevar por “el universo”. Ese es
el final del camino para Jesse y el final de
la historia (no creo que nos vayan a contar
ningún otro suceso futuro). En mi opinión la
película es un gran western y un buena historia
sobre un hombre que ha vivido a remolque de
los acontecimientos demasiado tiempo y en
una situación límite se ve obligado a huir hacia
adelante. Superando todas sus carencias
para aprovechar una segunda oportunidad
de vivir, ¿os suena? Eso es exactamente lo
mismo que se puede decir de Walter White en
la primera temporada, así se cierra el círculo
e inesperadamente el discípulo supera al
maestro. Creo sinceramente que “El Camino”
es una obra redonda. A todas luces responde
preguntas que no necesitaban respuesta,
algunas ni siquiera han sido nunca formuladas
por los fans y ese es su principal problema, pero
no por eso es prescindible. En esta ocasión
no hemos compartido el trayecto con ninguno
de los personajes pero ¡qué demonios! Solo
por el duelo en Kandy Welding Co., en el que
Jesse mata a Neil y Casey “como en el salvaje
oeste”, ha merecido la pena.
42