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Economía
impacto de los confinamientos sobre la estructura
productiva particular a cada ciudad,
el cual se convierte en un criterio orientador
prioritario a la hora de perfilar agendas de reactivación,
las cuales han de reconocer las
especificidades de estas transiciones en el
marco de la pandemia.
Por su parte, el eje horizontal de la Figura 1
señala la magnitud relativa de la contracción
de la población ocupada en cada uno
de los principales centros urbanos entre
2020 y 2019. La interacción de los dos criterios
de asociación lleva, en primer lugar, a
reconocer un grupo de ciudades conformado
por Armenia, Barranquilla, Bogotá, Ibagué,
Montería, Pereira, Quibdó,
Riohacha, Santa Marta,
Sincelejo, Tunja y Valledupar,
donde la caída en la
ocupación es proporcional
a los aumentos en la población
económicamente
inactiva, hoy denominada
población por fuera de la
fuerza laboral.
En segundo lugar, se observa
otro grupo conformado
por Cartagena, Cúcuta,
Florencia, Manizales, Medellín,
Neiva, Pasto y Popayán,
donde la caída en
la ocupación se representa
principalmente con aumentos en la población
desempleada y, por consiguiente, pueden reflejar
una posible mayor afectación social por
la sensibilidad de la pobreza a la situación de
desempleo. También se observa que, en Bucaramanga,
Cali y Villavicencio, los niveles de
población desocupada e inactiva aumentaron
de forma similar como respuesta a la caída de
la población ocupada.
Complementariamente, tal y como se observa
en la Figura 1, existe una correlación entre la
variación porcentual de la población ocupada
(de hecho, una contracción para cada una de
las veintitrés principales ciudades) y la intensidad
relativa de incrementos de la desocupación
en cada uno de los principales centros
urbanos del país.
Esta correlación sugiere que, entre más fuerte
fue la caída de la ocupación en una ciudad
promedio, el mercado laboral fue más propenso
a manifestar dicha caída con aumentos en
la inactividad económica, lo cual demostró,
parcialmente, que los efectos de los confinamientos
y su implícita reducción de la actividad
económica deben abordarse a partir de la
matriz específica de actividades económicas
para cada una de las
23 principales ciudades,
así como su consecuente
prevalencia relativa
de población ocupada
formal e informal. Este
último elemento diferencial
también debe ser tenido
en cuenta a la hora
de perfilar agendas de
reactivación a lo largo
de 2021. Sin embargo,
es necesario evaluar
esa capacidad de resiliencia
productiva frente
a los efectos estructurales
de la pandemia en
relación con la actividad
económica, a partir de las dinámicas de
afiliación al régimen de seguridad social en
salud. Para tal fin, la GEIH permite evaluar los
movimientos en afiliación y en regímenes que
motivó la pandemia entre 2019 y 2020. En este
sentido, la encuesta confirma una evolución
vegetativa de la población afiliada en salud al
estimar un paso de 44,7 millones a 44,8 millones
de afiliados a salud entre 2019 y 2020, lo
cual implica un crecimiento de apenas 0,25 %.
Mientras tanto, en relación con el volumen de
población no afiliada, la encuesta estima una
Entre más fuerte
fue la caída de la
ocupación en una
ciudad promedio,
el mercado laboral
fue más propenso a
manifestar dicha caída
con aumentos en la
inactividad económica
Conexxión • Número 25
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