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CAPÍTULO CLXVI<br />
De la religi6n que P1'0fesaban <strong>los</strong> indios <strong>de</strong> la isla Española<br />
Bendito sea Dios que me ha librado <strong>de</strong> tan profundo piélago<br />
<strong>de</strong> sacrificios como aquel<strong>los</strong> gentiles, que ignoraron<br />
dos tercios <strong>de</strong> la cual en a<strong>de</strong>lante se abrla por dos cañuros <strong>de</strong> la manera<br />
que abrimos <strong>los</strong> dos <strong>de</strong>dos primeros <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l <strong>de</strong>do pulgar.<br />
Aquel<strong>los</strong> dos cañutos puestos en ambas a dos ventanas <strong>de</strong> <strong>las</strong> narices,<br />
y el principio <strong>de</strong> la flauta, digamos, en <strong>los</strong> polvos que tenía el plato,<br />
sorbían con el huelgo hacia <strong>de</strong>ntro, y sorbiendo recibían por <strong>las</strong> narices<br />
la cantidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> polvos que recibir <strong>de</strong>terminaban. Los cuales<br />
recibidos salían luego <strong>de</strong> seso, y como si bebieran muy fuerte y mucho<br />
vino quedaban borrachos. Esos polvos y estos actos se llamaban cohoba,<br />
la media sílaba luenga en su lenguaje. Allí hablaban como en algarabía,<br />
confusamente, no se qué cosas, y ya eran dignos <strong>de</strong>l coloquio<br />
<strong>de</strong> <strong>las</strong> estatuas, o por" mejor <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l enemigo <strong>de</strong> la naturaleza<br />
humana que en el<strong>las</strong> moraba, y por esta manera se les <strong>de</strong>scubrían <strong>los</strong><br />
secretos y el<strong>los</strong> profetaban. De allí oían y sabían si les estaba por venir<br />
algún bien, adversidad o daño. Esto era cuando el sacerdote s610<br />
se disponía para hablar y que le hab<strong>las</strong>e la estatua. Pero cuando todos<br />
<strong>los</strong> principales <strong>de</strong>l pueblo a hacer cohoba, por persuasión <strong>de</strong> <strong>los</strong> behíques<br />
o por mandado <strong>de</strong> <strong>los</strong> señores se juntaban, entonces ver<strong>los</strong> era el<br />
gasajo, Tenían <strong>de</strong>. costumbre, para hacer sus cabildos y para <strong>de</strong>rerminar<br />
cosas arduas, como si <strong>de</strong>bían <strong>de</strong> dar guerra o hacer cosas <strong>de</strong> importancia,<br />
hacer su cohoba y <strong>de</strong> aquella manera emborracharse; esta<br />
manera <strong>de</strong> consultar, bien llenos <strong>de</strong> vino y embriagos, no fue la primera<br />
en éstos; porque según era... [cortado el manuscrito} yo soy<br />
siervo <strong>de</strong> Dios. Y éste se llam6 Juan y <strong>de</strong> esta manera y con estas<br />
palabras muri6 otro llamado Ant6n, que era su hermano. Y así dice<br />
<strong>de</strong> éstos fray Ramón haber sido mártires, <strong>de</strong> lo cual ninguna duda<br />
pue<strong>de</strong> quedar a algún cristiano si por la fe o por no <strong>de</strong>jar la fe, o<br />
por otra virtud alguna <strong>los</strong> mataron. Pero no <strong>los</strong> mataban por aqueo<br />
110, porque nunca indios algunos tal hicieron, sino porque vivían con<br />
<strong>los</strong> españoles, o <strong>los</strong> loaban, o <strong>de</strong>fendían a quien todos tanto <strong>de</strong>samaban,<br />
o porque quizá les hacían aquel<strong>los</strong> indios por mandado <strong>de</strong> <strong>los</strong> españoles<br />
algún daño, como habemos visto <strong>de</strong> esto harto. Y en estos<br />
casos harta merced les hizo Dios si por confesar ser sus siervos se salvaron.<br />
La misma manera <strong>de</strong> religión <strong>de</strong> la <strong>de</strong> esta isla Española estimé<br />
y entendí siempre que tenían <strong>las</strong> gentes <strong>de</strong> <strong>las</strong> is<strong>las</strong> comarcanas, sin<br />
tener ído<strong>los</strong> muy estimados, ni ofrecerles sacrificios, más <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong><br />
ayunos, y <strong>de</strong> <strong>las</strong> mieses que cogían, cierta parte, como abajo parecerá<br />
cuando <strong>de</strong> <strong>los</strong> sacrificios mención hiciéramos, y no ceremonias otras<br />
sino aquel<strong>las</strong> cohobas con que se embriagaban. Y <strong>los</strong> más limpios en<br />
este caso <strong>de</strong> todos, fueron, según entendí siempre, la simplicísima gente<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> lucayos, <strong>los</strong> cuales muchas veces a <strong>los</strong> seres, nación feliz, arriba<br />
he comparado. De éstos ninguna señal <strong>de</strong> idolatría, ni creencia<br />
mala, ni figura o imagen exterior, sentimos que tuviese"; antes creemos<br />
que con s610 el conocimiento universal y confuso <strong>de</strong> una primera<br />
causa, que es Dios, y que moraba en <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>, pasaban:'<br />
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