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DOMINGO SÁBADO 13<strong>14</strong> DE DE ABRIL DE DE <strong>2024</strong> THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY<br />
197<br />
C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A<br />
Una visión de la vida en la Edad del Bronce<br />
Por FRANZ LIDZ<br />
Hace tres milenios, una pequeña<br />
y próspera comunidad agrícola<br />
floreció en las marismas del este<br />
de Inglaterra. Los habitantes vivían<br />
en casas circulares con techo<br />
de paja construidas sobre pilotes<br />
de madera sobre un canal del río<br />
Nene, que desemboca en el Mar<br />
del Norte. Vestían prendas de lino<br />
fino, hacían trueque por cuentas<br />
de vidrio y ámbar importadas de<br />
lugares tan lejanos como el actual<br />
Irán, bebían de delicadas copas de<br />
barro, cenaban pierna de jabalí y<br />
carne de venado bañado en miel, y<br />
alimentaban a sus perros con sobras<br />
de la mesa.<br />
Menos de un año después de su<br />
construcción, este idilio prehistórico<br />
tuvo un final dramático. Un incendio<br />
catastrófico arrasó el complejo;<br />
los edificios se derrumbaron<br />
y los aldeanos huyeron, abandonando<br />
sus prendas, herramientas<br />
y armas.<br />
Todo, incluyendo el atole en las<br />
ollas, traspasó el piso de mimbre<br />
en llamas y cayó a los gruesos y pegajosos<br />
cañaverales abajo. Con el<br />
tiempo, los objetos quedaron sepultados,<br />
en 2 metros de turba y limo.<br />
El río gradualmente cambió su<br />
curso, pero los objetos permanecieron<br />
intactos durante casi tres mil<br />
años, preservando un registro de la<br />
vida cotidiana al final de la Edad del<br />
Bronce de Gran Bretaña, del año<br />
2500 a.C. al 800 a.C.<br />
Ese momento congelado en el<br />
tiempo es el tema de dos monografías<br />
publicadas recientemente<br />
por la Universidad de Cambridge.<br />
Con base en una excavación de<br />
10 meses de lo que ahora se conoce<br />
como Cantera Must Farm, un<br />
asentamiento sumergido y magníficamente<br />
conservado a la sombra<br />
de una fábrica de papas fritas 120<br />
kilómetros al norte de Londres, los<br />
estudios son tan detallados como<br />
un reporte forense de una escena<br />
de crimen. Una monografía, una<br />
síntesis del sitio, tiene 323 páginas;<br />
el otro, para especialistas, tiene casi<br />
mil páginas más.<br />
“Esto no se sintió como arqueología”,<br />
dijo Mark Knight, director<br />
del proyecto y uno de los autores.<br />
“Excavar el sitio se sintió un poco<br />
grosero e intrusivo, como si hubiéramos<br />
llegado después de una<br />
tragedia, rebuscado entre las pertenencias<br />
de alguien y obtenido un<br />
vistazo a lo que hizo un día en el año<br />
850 a.C.”.<br />
“El reporte de Must Farm está<br />
transformando nuestra comprensión<br />
de la sociedad británica en el<br />
milenio anterior a la conquista romana,<br />
hace dos mil años. Lejos de<br />
ser primitivas, las comunidades de<br />
la Edad del Bronce vivían en armonía<br />
con sus vecinos, mientras disfrutaban<br />
de la vida en casas cálidas<br />
y secas con excelente comida”,<br />
dijo Francis Pryor, un arqueólogo<br />
británico mejor conocido por su<br />
descubrimiento en 1982 de Flag<br />
Fen, un sitio cercano de la Edad del<br />
Bronce.<br />
Hasta hace una década, el sitio<br />
estaba enterrado en una cantera<br />
de ladrillos de arcilla. Se cree que<br />
la aldea original era dos veces más<br />
grande —actividad minera en el<br />
siglo XX destruyó la mitad del sitio<br />
arqueológico. Lo que quedó fueron<br />
cuatro grandes casas circulares y<br />
una pequeña estructura de entrada<br />
cuadrada erigida sobre una plataforma<br />
de madera y rodeada por<br />
una empalizada de casi dos metros<br />
de altura de postes de fresno afilados,<br />
una barrera diseñada para la<br />
defensa.<br />
FOTOGRAFÍAS POR UNIDAD ARQUEOLÓGICA DE CAMBRIDGE<br />
En el sentido de las agujas de reloj: la cantera Must Farm,<br />
un yacimiento británico de la Edad del Bronce; la punta afilada<br />
de un poste; un hacha y unos granos carbonizados en una olla.<br />
Madera verde, astillas de madera<br />
fresca y la falta de reparaciones,<br />
reconstrucción o daños de insectos<br />
sugirieron que el complejo era relativamente<br />
nuevo en el momento del<br />
incendio.<br />
Los arqueólogos desenterraron<br />
180 artículos de textiles y fibras<br />
(hilados, telas, redes anudadas),<br />
160 artefactos de madera (carretes,<br />
bancos, mangos para herramientas<br />
de metal y ruedas), 120 vasijas<br />
de alfarería (cuencos, jarras, cántaros)<br />
y 90 piezas de orfebrería (hoces,<br />
hachas, cinceles, un puñal, una<br />
navaja). Cuentas que habían formado<br />
parte de un elaborado collar<br />
indicaban un nivel de sofisticación<br />
rara vez asociado con la Inglaterra<br />
de la Edad del Bronce. No hubo evidencia<br />
de víctimas humanas.<br />
El interés en Must Farm surgió<br />
por primera vez en 1999 cuando<br />
un arqueólogo de la Universidad<br />
de Cambridge vio una serie de postes<br />
de roble que sobresalían de los<br />
lechos de arcilla en la cantera. El<br />
entusiasmo creció cuando excavaciones<br />
preliminares desenterraron<br />
trampas para peces, espadas de<br />
bronce y puntas de lanza.<br />
Las monografías dejaron una<br />
pregunta sin respuesta: ¿Fue el incendio<br />
resultado de un accidente o<br />
un ataque?<br />
Las aves sueñan,<br />
como nosotros<br />
Una vez soñé con un beso que<br />
aún no había ocurrido. No mucho<br />
después, en una mañana fría, vi a<br />
una joven garza nocturna dormir<br />
en una rama sobre el estanque<br />
en el Parque<br />
MARIA<br />
POPOVA<br />
ENSAYO<br />
Brooklyn Bridge<br />
de Nueva York,<br />
con la cabeza apoyada<br />
en el pecho,<br />
y me pregunté:<br />
¿Sueñan los pájaros?<br />
En 1861, se descubrió en Alemania<br />
un fósil con la cola y mandíbulas<br />
de reptil y las alas y fúrcula<br />
de un pájaro, lo que llevó a la<br />
revelación de que las aves habían<br />
evolucionado de los dinosaurios.<br />
Ahora sabemos que, aunque<br />
las aves y los humanos no han<br />
compartido un ancestro común<br />
en más de 300 millones de años,<br />
el cerebro de un pájaro es mucho<br />
más similar al nuestro que al de<br />
un reptil. La densidad neuronal<br />
de su prosencéfalo —la región<br />
encargada de la planeación, el<br />
procesamiento sensorial y las<br />
respuestas emocionales, y de la<br />
que depende en gran medida el<br />
estado de sueño rico en sueños de<br />
movimientos oculares rápidos, o<br />
REM— es comparable a la de los<br />
primates.<br />
A nivel celular, el cerebro de un<br />
pájaro cantor tiene una<br />
estructura, la cresta<br />
ventricular dorsal,<br />
similar en función, si<br />
no en forma, a la neocorteza<br />
de los mamíferos.<br />
(La neocorteza<br />
es la capa externa del<br />
cerebro más evolutivamente<br />
naciente,<br />
responsable de la<br />
cognición compleja y la<br />
resolución creativa de<br />
problemas).<br />
El primer electroencefalograma<br />
de la actividad<br />
eléctrica en el cerebro<br />
humano se hizo<br />
en 1924, pero no se aplicó<br />
al sueño de las aves<br />
hasta el siglo XXI, con<br />
la ayuda de la aún más incipiente<br />
resonancia magnética funcional,<br />
desarrollada en la década de<br />
1990. El EEG rastrea lo que hacen<br />
las neuronas de manera más<br />
directa. Pero la resonancia magnética<br />
puede ubicar la actividad<br />
cerebral con mayor precisión vía<br />
los niveles de oxígeno en la sangre.<br />
Los científicos han utilizado<br />
estas tecnologías juntas para estudiar<br />
los patrones de activación<br />
de las células durante el sueño<br />
REM en un esfuerzo por deducir<br />
el contenido de los sueños.<br />
Una resonancia magnética<br />
de palomas halló que las regiones<br />
del cerebro encargadas del<br />
procesamiento visual y la navegación<br />
espacial estaban activas<br />
durante la etapa REM, al igual<br />
que las regiones responsables<br />
de la acción de las alas, incluso<br />
cuando las aves estaban dormidas:<br />
parecían estar soñando con<br />
volar. La amígdala —un grupo<br />
de núcleos responsables de la<br />
regulación emocional— también<br />
estaba activa durante la fase<br />
REM, insinuando sueños llenos<br />
de sentimientos. Mi garza nocturna<br />
probablemente también<br />
estaba soñando —el cuello doblado<br />
es un marcador de atonía, la<br />
pérdida de tono muscular característica<br />
del sueño REM.<br />
Pero el indicio más inquietante<br />
de la investigación es que sin los<br />
sueños de los pájaros, nosotros<br />
En sueños,<br />
practicamos<br />
lo que es posible.<br />
también podríamos no tener<br />
sueños.<br />
Hay dos grupos principales de<br />
aves vivas: las paleognatas no<br />
voladoras, como el avestruz y el<br />
kiwi, que han conservado ciertos<br />
rasgos reptilianos ancestrales, y<br />
las neognatas, que comprenden<br />
todas las demás aves. Los EEGs<br />
de avestruces dormidas han<br />
encontrado actividad similar a<br />
REM en el tallo cerebral —una<br />
parte más antigua del cerebro—<br />
mientras que en las aves modernas,<br />
como en los mamíferos,<br />
esta actividad similar a REM<br />
tiene lugar principalmente en el<br />
prosencéfalo desarrollado más<br />
recientemente.<br />
Varios estudios de monotremas<br />
dormidos —mamíferos que<br />
ponen huevos, como el ornitorrinco<br />
y el equidna, el vínculo<br />
evolutivo entre nosotros y las<br />
aves— también revelan actividad<br />
similar a REM en el tallo<br />
cerebral, sugiriendo que este<br />
ADARA SÁNCHEZ<br />
fue el crisol ancestral de REM<br />
antes de que migrara lentamente<br />
hacia el prosencéfalo. Si es así, el<br />
cerebro del pájaro podría ser el<br />
lugar donde la evolución diseñó<br />
los sueños.<br />
Dmitri Mendeleev llegó a su<br />
tabla periódica en un sueño. “Todos<br />
los elementos se acomodaron<br />
como era necesario”, relató<br />
en su diario. Para Einstein, la revelación<br />
central de la relatividad<br />
tomó forma en un sueño en el que<br />
vacas simultáneamente saltaban<br />
y se movían en movimientos<br />
ondulatorios.<br />
Lo que ocurre con la mente<br />
también ocurre con el cuerpo.<br />
Estudios han demostrado que las<br />
personas que aprenden tareas<br />
motoras nuevas las “practican”<br />
mientras duermen y luego tienen<br />
mejor desempeño despiertas.<br />
Esta línea de investigación<br />
también ha mostrado cómo la<br />
visualización mental ayuda a los<br />
deportistas a mejorar su rendimiento.<br />
Puede ser que en REM practiquemos<br />
lo posible a lo real. Puede<br />
ser que el beso de mi sueño no era<br />
una fantasía nocturna sino, como<br />
los sueños de vuelo de la garza,<br />
la práctica de la posibilidad. Quizás<br />
hayamos evolucionado para<br />
convertirnos en realidad vía<br />
sueños —un laboratorio de conciencia<br />
que inició en el cerebro<br />
del pájaro.