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10 cm<br />
22 SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>14</strong> DE ABRIL DE <strong>2024</strong><br />
Lecturas de domingo<br />
5 cm<br />
Significación<br />
4 cm<br />
3,5 cm<br />
3 cm<br />
de la novela<br />
La guerra del fin<br />
del mundo<br />
PENSAMIENTO<br />
ENRIQUE KRAUZE<br />
Ciudad México,<br />
Tomado de Letras Libres<br />
Creo que la Revolución<br />
rusa<br />
fue para Octavio<br />
Paz lo<br />
que la cubana<br />
fue para Mario Vargas Llosa:<br />
un advenimiento histórico<br />
que atrajo no solo su simpatía<br />
sino su adhesión activa y<br />
apasionada. Pero la de Mario<br />
lo fue aún más, porque<br />
se trataba de la revolución<br />
latinoamericana, la revolución<br />
en tiempo presente,<br />
hecha por guerrilleros de su<br />
propia generación. Como él<br />
ha narrado en varios textos,<br />
desde el primer momento<br />
se entregó a ella y le fue<br />
fiel largo tiempo. Su rompimiento<br />
no fue súbito, sino<br />
un proceso doloroso de<br />
decepción. Creo que tanto<br />
en Paz como en Vargas Llosa<br />
la palabra clave es desencanto,<br />
un desencanto que<br />
al profundizarse desemboca<br />
en una crítica feroz, una<br />
crítica proporcional a la dimensión<br />
del compromiso<br />
anterior.<br />
Paz cargaba un sentimiento<br />
de culpa por haber<br />
callado cuando tenía frente<br />
a sí evidencias irrefutables<br />
de los crímenes del régimen<br />
soviético.<br />
No creo que en Vargas<br />
Llosa quepa hablar de culpa,<br />
acaso sí de remordimiento,<br />
porque, a pesar de<br />
los atropellos de toda índole<br />
que la Revolución cubana<br />
cometió en sus primeros<br />
años, no hubo purgas de la<br />
dimensión soviética. Paz no<br />
las hubiera tolerado y mantuvo<br />
un apoyo discreto, a<br />
distancia, hasta fines de los<br />
sesenta. Para Vargas Llosa<br />
los puntos de quiebre fueron<br />
la invasión a Checoslovaquia<br />
en 1968 y luego,<br />
claramente, el caso Padilla.<br />
El proceso de decepción<br />
fue indetenible y Castro lo<br />
ahondó con su actitud de<br />
desprecio abierto a los «intelectuales<br />
revisionistas».<br />
Pero antes del rompimiento<br />
definitivo, cosa que lo honra,<br />
Vargas Llosa mandó varias<br />
señales de alarma.Aún<br />
en su nota sobre Persona<br />
non grata de Jorge Edwards<br />
publicada en la revista<br />
“Plural” mantenía su<br />
adhesión a la Revolución,<br />
aunque ya sin ningún entusiasmo,<br />
con tristeza y nostalgia,<br />
con rabia contenida,<br />
en espera casi de un milagro<br />
que no ocurrió. Cuando<br />
se escriba la biografía definitiva<br />
de Vargas Llosa, uno<br />
de los aspectos más interesantes<br />
será seguir esa transformación<br />
de sus convicciones<br />
que, como decía Sabato<br />
(y Dostoyevski), es siempre<br />
fascinante y aleccionadora.<br />
Creo que su revaloración<br />
de Camus en Plural (1974)<br />
fue un momento clave de<br />
ese proceso que no solo tuvo<br />
que ver con Cuba sino<br />
con el tema más profundo<br />
de los medios y los fines en<br />
la política, en especial en la<br />
política revolucionaria. Y,<br />
como decía Weber, ninguna<br />
«ética de la convicción»<br />
resiste la prueba moral porque<br />
supedita y sacrifica vidas<br />
concretas a ideales abstractos.<br />
¿Siguió siendo socialisra?<br />
Creo que sí, y ahí tienes<br />
otro paralelo con Paz. Pero<br />
mientras Octavio nunca<br />
se apartó de esa fe, o de<br />
esa posibilidad, a fines de<br />
los setenta Vargas Llosa sí<br />
lo hizo, de manera clara y<br />
terminante. Mario formaba<br />
parte de Vuelta, el barco<br />
intelectual de la disidencia.<br />
Lo tuve claro siempre<br />
y más aún en 1983, cuando<br />
publicó con nosotros<br />
y en The New York Times<br />
Magazine su largo reportaje<br />
«La matanza de Uchuraccay».<br />
Fue un texto que<br />
cimbró a los lectores. Pasó<br />
lo siguiente. En Ayacucho,<br />
centro de operaciones de la<br />
guerrilla Sendero Luminoso,<br />
había ocurrido la muerte<br />
de ocho periodistas. Una<br />
parte de la prensa culpó al<br />
gobierno democrático de<br />
Fernando Belaúnde Terry,<br />
quien decidió nombrar una<br />
pequeña comisión investigadora<br />
en la que participó<br />
Vargas Llosa. Fueron al lugar,<br />
recabaron testimonios<br />
y concluyeron que los periodistas<br />
habían sido asesinados<br />
por los campesinos,<br />
porque pensaban que eran<br />
guerrilleros. Vargas Llosa<br />
llegó a la conclusión de que<br />
el enfrentamiento entre las<br />
guerrillas y las fuerzas armadas<br />
eran arreglos de<br />
cuentas entre sectores privilegiados<br />
de la sociedad,<br />
en los que las masas campesinas<br />
eran utilizadas por<br />
quienes decían querer liberarlas.Vargas<br />
Llosa hablaba<br />
de «sectores privilegiados»,<br />
más que de universitarios,<br />
pero la realidad que reve-<br />
laba ese reportaje hecho in<br />
situ correspondía a la misma<br />
que Zaid estaba revelando<br />
en sus análisis sobre los<br />
universitarios en el poder o<br />
hacia el poder, incluidos los<br />
universitarios en la guerrilla.<br />
La guerrilla peruana no<br />
es obrera ni campesina. El<br />
profesor maoísta Abimael<br />
Guzmán, «cuarta espada»<br />
del marxismo o el comunismo<br />
(junto con Lenin, Stalin<br />
y Mao), no creía en la autonomía<br />
de la vida campesina.<br />
Como sus congéneres<br />
soviéticos, chinos y camboyanos,<br />
creía que había que<br />
reeducar a los campesinos,<br />
sin reparar en la violencia<br />
de los métodos, para crear<br />
al «hombre nuevo». Y claro,<br />
el radicalismo maoísta<br />
provocaba la reacción militarista.<br />
La trágica espiral<br />
latinoamericana. Esa experiencia<br />
y los estragos terribles<br />
de Sendero Luminoso<br />
(setenta mil muertos atribuibles<br />
a ellos) llevaron a<br />
Vargas Llosa a escribir en los<br />
ochenta obras de gran tensión<br />
histórica y moral con<br />
respecto a la idea de la Revolución,<br />
entre ellas su largo<br />
ensayo La utopía arcaica<br />
y su novela Historia de<br />
Mayta. La primera es una<br />
crítica al indigenismo, que<br />
si bien prohijó obras notables<br />
de teoría social e imaginación<br />
literaria que Vargas<br />
Llosa admira y valora (Mariátegui<br />
y sobre todo José<br />
María Arguedas) mantuvo<br />
viva la flama de un proyecto<br />
económico y social inviable<br />
y opresivo.<br />
Historia de Mayta recrea<br />
la vida de un guerrillero<br />
prototípico.<br />
Mayta (el exguerrillero<br />
trotskista a quien el periodista<br />
de la novela encuentra<br />
mucho después de su fallido<br />
intento de foquismo revolucionario<br />
en una aldea,<br />
entregado a la vida pacífica,<br />
sin remordimientos ni<br />
Mario Vargas Llosa en su vejez físic