encendiendo-la-llama-del-ecologismo-revolucionario
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ver con el movimiento ecologista, y eso se debe a que no están de acuerdo con él. No<br />
creen que sea efectivo.<br />
Hasta lo que yo sé, han hecho dos redadas en <strong>la</strong> oficina de prensa <strong>del</strong> E.L.F. desde que<br />
yo he participado en el<strong>la</strong>. Han entrado en mi coche. Me han quitado cosas con valor de<br />
miles de dó<strong>la</strong>res que jamás me devolverán. Me han quitado 3 ó 4 ordenadores, y<br />
muchos objetos personales, fotografías, y todo lo que se te ocurra. He tenido estos<br />
“encuentros fortuitos” con agentes federales en <strong>la</strong> dietética de mi barrio.<br />
Dicen, “¿Qué tal estás de salud?”, y mencionan un problema concreto de salud que<br />
pudiese haber tenido hace años sólo para que yo sepa que lo conocen.<br />
Es algo parecido a un hostigamiento psicológico. Es como decir “vamos a por ti”.<br />
Quieren que pierda los estribos, quieren que me derrumbe.<br />
La primera redada ocurrió cuando Craig y yo abandonamos <strong>la</strong> organización de <strong>la</strong> ciudad<br />
(en Port<strong>la</strong>nd, Oregón), Craig había fundado ese colectivo junto con otras personas y yo<br />
me uní poco después. Dejamos el grupo y comenzamos <strong>la</strong> oficina de prensa, sacamos<br />
nuestras cosas de <strong>la</strong> organización y <strong>la</strong>s dejamos en su casa, en el sótano.<br />
Hicieron una redada en su casa. La oficina de prensa se encontraba a medio camino<br />
entre un punto y el otro, sabían que era un momento de debilidad, y lo aprovecharon<br />
para hacer una redada en su casa. Pudo hacerme una l<strong>la</strong>mada antes de que tirasen su<br />
puerta abajo, y yo fui para allá enseguida. Antes de que pudiese entrar en <strong>la</strong> casa un<br />
agente –el cual posteriormente tuvo una hemorragia cerebral y tuvo que abandonar el<br />
cuerpo- vino hacia mí de manera intimidatoria y me dijo. “¡Ey Leslie!, ¿Qué tal va tu<br />
pierna?, ¿Qué tal va tu corazón?”<br />
Quería dejarme c<strong>la</strong>ro que él sabía todo eso, y que no me iba a dejar que me acercase a <strong>la</strong><br />
casa. Ese agente estuvo muy implicado en <strong>la</strong> coacción psicológica, pero como ya no está<br />
en el F.B.I., eso ha ayudado a que se calmase un poco <strong>la</strong> cosa.<br />
Otro agente de <strong>la</strong> A.T.F. (n. de t.: Anti Terrorist Forces/Fuerzas Anti Terroristas) estuvo<br />
durante mucho tiempo molestándonos cuando empezamos a hacer públicos los<br />
comunicados. Venía a nuestra casa y nos decía, “chavales, estáis andando sobre <strong>la</strong><br />
cuerda floja. Estáis encima de una fina capa de hielo”.<br />
Quería que nos acobardásemos, que dejásemos de publicar los comunicados, quería que<br />
nos pusiésemos nerviosos. Cuando empezamos a publicar los comunicados estábamos<br />
todos viviendo en una casa en Port<strong>la</strong>nd y durante unos pocos meses teníamos siempre<br />
un coche aparcado en <strong>la</strong> puerta. Nos conseguía sacar de quicio psicológicamente.<br />
Pero no es algo que vaya a hacer que nos echemos para atrás ni Craigh ni yo. Al<br />
contario, hará que <strong>la</strong> gente luche más en serio. Cuando realmente estás siendo oprimido,<br />
eso te hace que realmente contraataques, lo más fuertemente que puedas, eso es lo que<br />
ocurre. Había ocasiones en <strong>la</strong>s que nos sentíamos realmente frustrados y Craig y yo<br />
salíamos de casa e íbamos al coche y les gritábamos: “¡iros a joder a otro sito!”.<br />
Algunas veces se marchaban y otras no.<br />
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