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encendiendo-la-llama-del-ecologismo-revolucionario

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ventana que diese al exterior, dos guerreros encendieron sus frontales de luz roja para<br />

poder ver en <strong>la</strong> oscuridad y comenzaron a quitar <strong>la</strong>s bisagras de una puerta que conducía<br />

al <strong>la</strong>boratorio. Una vez dentro, uno de los guerreros empezó a destruir tranqui<strong>la</strong>mente<br />

toda <strong>la</strong> maquinaria de investigación, mientras el otro buscaba archivos y vídeos de<br />

investigación. Echaron ácido muriático sobre <strong>la</strong>s máquinas de mezc<strong>la</strong> de alimentos para<br />

<strong>la</strong> granja de experimentación de visones, y sobre todos los documentos y <strong>la</strong> maquinaria<br />

de investigación que había en <strong>la</strong>s oficinas. En una nevera, los guerreros encontraron <strong>la</strong>s<br />

cabezas de unas treinta nutrias envueltas en papel de aluminio.<br />

Cuando <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> <strong>del</strong> <strong>la</strong>boratorio de mezc<strong>la</strong>s alimentarias y <strong>la</strong> oficina de investigación<br />

estaban destruidas, escribieron mensajes con spray para Aulerich y para otros<br />

investigadores, incluido el de "VOLVEREMOS A POR LA NUTRIA", refiriéndose a<br />

Alice, <strong>la</strong> única nutria presa superviviente de <strong>la</strong> experimentación, que vio atentamente<br />

cómo los guerreros <strong>del</strong> ALF atacaban <strong>la</strong> granja de pieles. Al salir <strong>del</strong> <strong>la</strong>boratorio por el<br />

techo, los dos guerreros entraron a <strong>la</strong> granja de visones y comenzaron a sacar todas <strong>la</strong>s<br />

tarjetas de identificación de <strong>la</strong>s jau<strong>la</strong>s, pero primero fueron a por dos visones azotados<br />

por <strong>la</strong> contaminación, todavía sanos. Tomaron "prestadas" dos jau<strong>la</strong>s y metieron allí<br />

separados a los visones para su viaje, camino a <strong>la</strong> libertad. La autopista estaba cerrada y<br />

con mucho tráfico, e impedía a los liberadores abrir <strong>la</strong>s jau<strong>la</strong>s y soltar a los visones. La<br />

noche comenzó dando paso a <strong>la</strong> temprana luz <strong>del</strong> alba. Lo más duro fue dejar a otros<br />

cientos de visones, así como a hurones y a nutrias que sabíamos que pronto serían<br />

envenenados. Una horas más tarde, a oril<strong>la</strong>s de un remoto <strong>la</strong>go, los dos visones fueron<br />

liberados y recibieron su última comida de manos de los humanos. Se les dio un conejo<br />

atropel<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> carretera y comida de gato rica en proteínas antes de que se les soltase<br />

en su hábitat nativo, donde desaparecieron rápidamente por los matojos <strong>del</strong> <strong>la</strong>go. De<br />

vuelta a campus de MSU, en una hora, el fuego salía <strong>del</strong> Anthony Hall. Los 32 años de<br />

investigación animal de Richard Aulerich desaparecían por completo, así como más de<br />

diez años de investigación sin publicar de Karen Chou. Con este ataque final, los<br />

principales destinatarios y beneficiarios de <strong>la</strong> Mink Farmer Research Foundation fueron<br />

eliminados de forma efectiva y tuvieron que abandonar <strong>la</strong> industria de <strong>la</strong>s granjas de<br />

pieles de EEUU, que luchaba como nunca para sobrevivir. Nunca antes el ALF había<br />

eliminado con tanto éxito el brazo de desarrollo e investigación de <strong>la</strong> industria <strong>del</strong> abuso<br />

animal y de <strong>la</strong> tierra como lo hizo con <strong>la</strong> MFRF. Con este título <strong>del</strong> ALF, con el que<br />

hacía una amenaza efectiva a <strong>la</strong> industria de investigación de abuso animal y de <strong>la</strong> tierra,<br />

los guerreros de todos los estados comenzaron a sentir <strong>la</strong> llegada de una o<strong>la</strong> de represión<br />

policial, además de un aceleramiento en <strong>la</strong>s medidas de aplicación de <strong>la</strong>s leyes y de <strong>la</strong><br />

caza los renegados <strong>del</strong> ALF.<br />

7. A LA CAZA DE LOS GUERREROS DEL ALF<br />

Era una fresca y bril<strong>la</strong>nte mañana de primavera en abril de 1992 en el Valle de Little<br />

Applegate, al Sur de Oregón, cuando ellos llegaron. Descendieron <strong>la</strong>s crestas de <strong>la</strong>s<br />

colinas y un helicóptero aterrizó sobre <strong>la</strong> gravil<strong>la</strong> de <strong>la</strong> carretera escoltado por cuatro<br />

vehículos con matrícu<strong>la</strong>s <strong>del</strong> gobierno. En ese momento, cuatro excitados agentes <strong>del</strong><br />

ATF bajaron y corrieron hacia <strong>la</strong> puerta de una cabaña cercana. Sorprendieron a su<br />

única ocupante, una mujer de unos cuarenta y muchos años. En los coches aparcados<br />

había más agentes <strong>del</strong> ATF que contro<strong>la</strong>ban <strong>la</strong> carretera. En busca de respuestas, los<br />

agentes revisaron <strong>la</strong> casa de <strong>la</strong> mujer e investigaron <strong>la</strong>s premisas que tenían. Le dijeron a<br />

aquel<strong>la</strong> asustada mujer que estaban buscando a Rod Coronado. El<strong>la</strong> intervino y les dijo<br />

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