Leipzig 2005

ETHICS
ÉDITORIAL • EDITORIAL • EDITORIAL
am grateful to my parents for the education they gave me. They
« taught me values: respect, politeness and honesty. I am rather
Iproud
of the result”. These are Fabrice Jeannet’s words as reported
by l’Equipe newspaper and I am convinced that the people who read
these lines will be proud of our sport, as Fabrice has always put his words
into action. When a sport is fortunate enough to boast champions like
Pavel Kolobkov and Fabrice Jeannet, its Olympic future cannot be in
doubt.
Sporting ethics are an integral part of fencing. There was a time, not so
long ago, when fencing was used to defend people’s honour, rightly or
wrongly so. This is why we cannot afford to tolerate certain deviations.
We are like no other sport, in other words we must, like any other com-
bat sport, respect the opponent as we represent the European “Martial
Art”. Our sport is well suited to Asian people as it embraces the right
ethics: respect of the opponent, politeness and humility. These three
values must be displayed throughout the bout, first of all with a salute to
the audience and the opponent, before and after the fight. This mark of
respect and politeness, perfectly observed in Judo, is not easily perpetua-
ted in fencing. It would be a strange thing if fencers were to forget about
their European “Martial Art” roots and slap their opponents’ hands as
they do in football! Apart from these marks of respect, we have also men-
tioned honesty, but this doesn’t involve our fencers as much as their
managers.
We cannot tolerate when a coach tries to influence the referee, and we
cannot understand that they might fear the use of video. These are the
same people who used to ask us to select more referees from their own
country. Our main concern must be justice and fairness for all. Our jud-
ges must make decisions that abide by the rules and in no circumstances
must these decisions be prejudicial to other competitors.
Justice must be the number one concern for our sport. The video trials
carried out in the Leipzig World Championships were conclusive, as refe-
reeing errors are fewer when the use of video is made available. I suppose
that referees pay much closer attention to the actions of fencers when
their decision is likely to be challenged. Incompetent judges must be era-
dicated from the FIE’s panel. The Refereeing Committee has to assess
referees and organise seminars in order to standardise refereeing throu-
ghout the world. In order to do so, there will be a permanent turnover of
judges.
Ethics are a way of living and behaving. Until now, our sport had been
spared from corruption because there was little money involved. We can
only hope that fencing will not be hit by this curse from which the
Olympic spirit has suffered so much. Let’s not fool ourselves: if we want
more money we have to earn it! We have to generate media interest and
universal appeal; we cannot rely on manna from Heaven and do away
with our honour. There is no such thing as a free lunch and the best way
to develop fencing is to make it more attractive, easier to understand and
to give as much of our time as possible to its promotion. We must above
all preserve the Ethics that everyone recognises, so that the general
public keeps on believing that “Fencing is something else”.
ÉTICA
stoy contento de la educación que me dieron mis padres. Me
« inculcaron valores: el respeto, la cortesía y la honradez. Estoy
Ebastante
orgulloso del resultado » ¡Tal fue la declaración hecha
por Fabrice Jeannet al periodista del Equipe (periódico francés de
deporte) y estoy seguro de que todos los que leerán esas líneas estarán
orgullosos de nuestro deporte porque Fabrice siempre une « la acción a
la palabra »! Cuando un deporte puede vanagloriarse de poseer
Campeones semejantes a Pavel Kolobkov y Fabrice Jeannet, no puede
dudar en su futuro olímpico.
La Ética deportiva hace parte integrante de la esgrima. Hubo una
época, no tan lejos, durante la cual los esgrimistas empezaban sus toca-
dos y en la cual nuestro deporte permitía quitar, con razón o sin ella,
cualquier perjuicio al honor. Es la razón por la cual no podemos acep-
tar ciertas desviaciones. No practicamos un deporte como los otros, o
más exactamente debemos como cualquier deporte de combate respe-
tar al adversario porque representamos « el Arte Marcial » europeo. La
práctica de nuestro deporte le va bien al pueblo asiático porque le trae
la Ética que le conviene: el respeto del adversario, la cortesía y la
humildad. Estos tres valores deben manifestarse a lo largo del asalto.
Primero por el saludo al público y al adversario, antes y después del
combate. Este signo de respeto y de cortesía que se observa perfecta-
mente en el Judo se perpetúa difícilmente en nuestro deporte. ¡Sería
curioso que sólo los que practican el « Arte Marcial » europeo olvidan
sus raíces y se contentan con tocar en las manos como si estuvieran en
un campo de fútbol! Además de este signo de respeto, hay la honradez,
pero en esto no son nuestros esgrimistas que tienen la culpa sino algu-
nos de sus dirigentes.
Es inadmisible que un entrenador intenta influir sobre el árbitro y es
incomprensible que tema el vídeo. Además son ellos también que
pidieron que seleccionásemos más árbitros con su nacionalidad.
Nuestra preocupación debe ser: la justicia y la equidad para todos.
Nuestros jueces deben tomar decisiones que respetan el reglamento, en
ningún caso, deben, con sus decisiones perjudicar a los varios competi-
dores.
La justicia debe ser una preocupación mayor para nuestro deporte. El
ensayo con el video en los Campeonatos del Mundo de Leipzig fue
concluyente porque las faltas de arbitraje disminuyen cuando hay
posibilidad de consultarlo. Supongo que el árbitro está entonces
mucho más atento a la acción de los tiradores cuando su decisión se
puede controlar. Los jueces incompetentes no tienen lugar en el pool
FIE. La Comisión de Arbitraje debe valorar los árbitros y es ella que
debe organizar los seminarios para unificar el arbitraje en el mundo
entero. Con respecto a eso, los jueces deben ser objeto de un reciclaje
permanente.
La Ética, es una manera de vivir y de comportarse. Hasta ahora nuestro
deporte fue preservado de la corrupción porque poco dinero circulaba.
Esperamos que nuestro deporte no esté afectado por esta plaga que per-
judica tanto al Olimpismo. ¡No « creemos en milagros » si queremos
dinero: tenemos que merecerlo! Debemos tener un deporte mediático y
universal y no contar en una ayuda exterior que despreciará nuestro
honor. Nada es gratuito en este mundo y la mejor manera de apoyar y
desarrollar la esgrima, es hacer nuestro deporte atractivo, más sencillo
de entender y de saber pasar el tiempo necesario a su desarrollo. Es
sobre todo conservar la Ética que toda la gente le otorga, para que el
público sigua diciendo « ¡La Esgrima, es otra cosa! »
ESCRIME INTERNATIONALE • 5