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PEDRO MANUEL RODRÍGUEZ SUÁREZ
Obtuvo el título de doctor en Estudios de Integración Europea por la Universidad de Varsovia, Polonia. Es autor del libro América Latina:
integración, medio ambiente y cooperación internacional, publicado por la BUAP y la UASLP. Es profesor investigador en la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla.
tra de dicho tratado en el marco de un referéndum
que tuvo efecto en prácticamente todos los
miembros de la unión.
Ambos partidos representan un tercio de los votos
del electorado francés. Los temas europeos están
muy presentes en estos, por lo que critican ampliamente
la apertura de las fronteras, la economía y
las finanzas.
La actitud del presidente Hollande (2012-2017) ante
la integración de Europa se caracteriza por establecer
una alianza incuestionable con Alemania a pesar
de las importantes diferencias que existen entre dichos
países en relación con la economía europea y la
política exterior. Asimismo, Francia la ha replanteado
en todos los contextos —políticos, económicos y, sobre
todo, de seguridad—, con su reingreso a la OTAN
en 2009 y las alianzas eventuales que ha establecido
con el Reino Unido.
Conclusiones
A pesar de la pérdida de liderazgo francés en Europa,
el país galo aún es uno de los más activos y protagónicos
de Europa. Hoy en día sólo existen tres polos
de poder en Europa Occidental: Alemania, Francia
y Reino Unido. Sin embargo, las Islas Británicas se
caracterizan por ser unas auténticas outsiders en su
propio continente. Esta posición tiene su origen en
1950, cuando el Reino Unido rechazó el proceso de
integración europeo propuesto por Alemania y Francia,
por lo que creó la Asociación Europea de Libre
Comercio (AELC). En el realidad el Reino Unido siempre
estuvo a favor de una integración que no fuera
más allá del libre comercio y nunca aceptó las instituciones
supranacionales de Bruselas. Por su parte
los países escandinavos frecuentemente apoyan las
propuestas alemanas, pero también discrepan con el
gobierno de Angela Merker. Mientras esto sucede
con Alemania, Francia recibe el apoyo de Bélgica,
Grecia y España, pero también de Italia, Polonia o
incluso los Países Bajos.
El euroescepticismo no es una tendencia única en
Francia, sino que también en Alemania, el Reino Unido
y en todos los países de Europa. En gran medida
este fenómeno se ha acentuado por las crisis económicas
y la migración indocumentada proveniente
de Europa del Este, Medio Oriente y África, así como
por la islamofobia. Para contrarrestar la crisis en relación
con el euroescepticismo se está estableciendo
un cambio radical en las políticas europeas. En suma,
la opinión pública europea desea que las instituciones
supranacionales de la UE posean menos poder, y
que no vulnere políticas claves que consideran como
“únicas” de sus gobiernos, en particular en ámbitos
como la migración, la apertura de fronteras y en algunos
casos el Euro.
Referencias:
Starting, Nick y André Rowel (2013), “Euroscepticism
RE-galvanized: the consequences of the 2005 French
and Dutch Rejections of the EU Constitution”, Journal
of Common Market Studies, 2013, Vol. 51, Num 1, pp.
65-84.
Olivier, Rozenberg (2011), “Monnet for nothing? France
mixed europeinisation”, Les Cahiers Européens de
Sciences Po. Núm. 4/2011.
Alexandre Adler (2012), La France Européenne le grand
tournant Plon, París, 2012.
“Les Français ont le bourdon“, Le Point. 26/10/2013,
más de seis franceses de cada 10 son pesimistas por el
futuro de la sociedad francesa.
Eurobaromètre du Parlement européen (EB79.5) Bruselas,
18 de octubre 2013: www.europarl.europa.eu/pdf/
eurobarometre/2013/election2/
FRANCIA UNIÓN EUROPEA
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