resultados

elaborados sintéticamente a
base de elementos que por
sí solos son tóxicos, como
los metales pesados antes
mencionados, debería
ser razón suficiente para
mostrar cautela en su uso
continuado.
Además de lo expuesto, está el
lado comercial. Ya ha sucedido que
algunas naciones han prohibido el uso de plaguicidas,
como el malatión y el paraquat, ocasionando
que las industrias manufactureras busquen
posicionar su producto en regiones no censuradas
para no perder el ingreso que les genera su venta.
En este sentido, los países más afectados tienden
a ser aquellos en vías de desarrollo, pues al
no existir políticas tan restrictivas como en los desarrollados,
es más fácil introducir los productos,
aunque sea de una manera amoral e irresponsable
corporativamente.
La alternativa:
el bioplaguicida a base de neem
Una vez entendidos los aspectos sobre los daños
de los plaguicidas químicos, surge la pregunta
¿cómo se pueden eliminar estas plagas de manera
efectiva sin afectar la salud humana y el medio ambiente?
Es aquí donde nace la inquietud de buscar
otros métodos naturales, lo que ha dado lugar a
investigar sobre los bioplaguicidas, en este caso, a
base de neem.
Algunos
países han
prohibido el uso de
plaguicidas como
el malatión y el
paraquat
El árbol de neem, también llamado nim o margosa,
es una de las plantas más antiguas y usadas en el
mundo. Originaria del sudeste de Asia, en específico
de la India, se ha usado como planta medicinal
desde hace más de 4 000 años. Entre sus muchas
aplicaciones, los productos hechos de neem han
demostrado sus propiedades medicinales contra la
diabetes, como reforzadores del sistema inmunológico
o agentes antibacteriales,
además de contener los
ya mencionados pesticidas
botánicos (insecticidas, nematicidas
y fungicidas) totalmente
inocuos al medio
ambiente.
Las semillas y hojas del árbol de
neem contienen ingredientes conocidos
como ‘limonoides’, útiles para el
control de pestes. Entre los más significativos
se encuentra la azadiractina, considerada el ingrediente
activo más importante para el control de
plagas. Otros ingredientes de importancia son la
salanina, el meliantrol, la nimbina y la nimbidina
(Osuna, 2005). A diferencia de plaguicidas químicos
como el malatión o el metomilo, que llegan
a ser tolerados por algunas variedades o tipos de
insectos, los extractos de neem no generan resistencia
a estos o en sus generaciones posteriores. Al
actuar sobre el sistema hormonal y no sobre el nervioso
o digestivo, los ingredientes activos impiden
que dichos insectos desarrollen inmunidad (National
Research Council, 1992). La eficacia del neem
Árbol de neem.
BIOPLAGUICIDAS PARA CÍTRICOS JUNIO 2016 200 UNIVERSITARIOS POTOSINOS 7