LA PROSPERIDAD PARA LA COMPETITIVIDAD EN MEDELLÍNEs necesario hacer distinciones entre la Medellínde los años noventa y la Medellín de la década del2000. La Gráfica 5 muestra que desde 2002 los homicidiosen la ciudad han reducido, aunque tambiénevidencia un incremento desde 2008 en adelante.Para 2010 la tasa fue de 86,3 homicidios por cada100.000 habitantes, lo que significa una reducciónde 8,1% frente al 2009, pero las cifras continúansiendo exorbitantes (Medellín Cómo Vamos, 2010).Desde el 2009 Medellín es la ciudad con mayor númerode homicidios en Colombia, frente a Bogotácon una tasa de 22,7 y 23,6 en 2009 y 2010 respectivamente.Los promedios nacionales son de 39,4para 2009 y de 34,0 para 2010. En materia de seguridadla ciudad aún tiene trabajo por hacer.El homicidio es la manifestación más extremade la violencia al implicar la finalización de una vidaajena. Es también el tipo de crimen que más afectala percepción de la seguridad (Cardona et ál., 2005).Si Medellín desea atraer y retener capital humano yfinanciero, necesita reducir la tasa de homicidios aun nivel que no desestimule la inversión. La ciudady la ciudadanía deben reconocer la importancia de laseguridad y crear modelos de comunicación, vigilanciay transparencia que promuevan la integridad de lavida y que afecten positivamente la calidad de vida.La violencia es sintomática en cuanto a las desigualdadesestructurales que no permiten movilidadsocial vertical. Ella enfatiza la segregación, lasdiferencias entre los grupos sociales y la deshumanización–aspectos que alimentan la criminalidad(Winton, 2006)–. A largo plazo, una solución como lainversión social es necesaria para igualar el punto departida y así “curar” el síntoma. La violencia tambiénes síntoma de una falta de cumplimiento de la ley(Nadanovsky et ál., 2009). La imposición del cumplimientode la ley mediante una justicia y fuerza policialeficiente, constituye un desincentivo para la criminalidad,mientras que la impunidad estimula la violenciay reduce el valor de la vida ajena. Para combatir laviolencia se requiere hacer más eficiente la justicia yacabar con la impunidad (World Bank, 2011).La violencia es causal, porque crea y empeoracondiciones de desigualdad de oportunidades(World Bank, 2011). Ella destruye el tejido social delas sociedades, corrompe las instituciones, e impideproyectos de desarrollo social y urbano. La Gráfica 6muestra que Medellín ya no ocupa el puesto de laciudad más violenta del mundo –como ocurrió en1991–, pero eso no la hace necesariamente segura.Medellín continúa siendo más violenta que Monterrey,una ciudad azotada por la lucha entre el Carteldel Golfo y los Zetas (Rodríguez, 2011). La ciudadmexicana está viviendo una huida de capital humanoy financiero a raíz del cambio en la percepción dela seguridad. Al confrontar la tasa de homicidios deMonterrey, que para el 2010 fue de 13,22, se puedever la gravedad comparativa de la situación enla ciudad. Además, al considerar una ciudad comoNueva York, las tasas de Medellín son aún más escandalosas.Nueva York es la única ciudad de unpaís desarrollado en la lista, pero su inclusión tieneel propósito de demostrar el nivel de homicidios delas megaurbes desarrolladas del mundo.56
LA PROSPERIDAD PARA LA COMPETITIVIDAD EN MEDELLÍNGRÁFICA 6Tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes25020015010050 200920100BogotáCiudadJuárezMedellín Monterrey Nueva YorkEl reto de Medellín consiste en entender que la calidadde vida y la inversión dependen de altos nivelesde seguridad. Reducir la tasa de homicidio algrado de Bogotá no es suficiente, porque la capitalcolombiana también se considera muy violenta(Global HR, 2009). Medellín debe disminuir lastasas de homicidio a niveles comparables con elmundo desarrollado, y así promover el influjo decapital y personas. Una reducción de 85,5% seríanecesaria para llegar a los niveles de Monterrey,mientras que la reducción debe ser de 94,9% paraalcanzar los niveles de Nueva York. Esta comparacióna nivel mundial demuestra que los ciudadanosde Medellín viven en dos situaciones: bajo un miedopermanente que empeora la calidad de vida, ocon un alto grado de normalización de la violencia,lo que genera desconfianza.Para combatir la violencia es necesario entenderlas situaciones que permiten que se conviertaen una condición endémica para las ciudades.Las zonas periféricas de la ciudad fueron duranteaños zonas a las que no se atrevía a entrar la policía(Fukuyama y Colby, 2011). Los habitantes de estos“cinturones de miseria” son en gran parte migrantesurbanos que vienen de sitios con poca presenciaestatal, por lo que son aún más desconfiadosante los esfuerzos de la fuerza pública (Agencia dePrensa IPC, 2009). Bajo esta condición, la policíadel Área Metropolitana debe ganarse la confianzade los habitantes de las zonas más violentas de57