BienMeSabe.orgNo había or<strong>de</strong>n en este viaje soñado. Los espacios se superponían y tan prontoterminé <strong>de</strong> viajar me encontré <strong>de</strong> nuevo en Gran Canaria, mi tierra. ¿Qué podría <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> laque dio origen al nombre <strong>de</strong> estas islas afortunadas? En ella está Vegueta, la muy queridanueva madre <strong>de</strong> esta isla, palmar en su origen. Es isla montuosa y <strong>de</strong> medianías y costas, <strong>de</strong>microclimas y contrastes diversos; en su origen -como todas- laurisilva y fauna autóctona.Pensé que me acogía <strong>de</strong> niña, luego <strong>de</strong> mayor me llevó a tener gran<strong>de</strong>s alegrías y esperoque cobije mis últimos momentos <strong>de</strong> esta vida. En todas ellas había vestigios <strong>de</strong> un pasadoprehistórico: con una cueva pintada, con momias, con cuevas y graneros, con casas hondas,con enterramientos en malpaíses, en túmulos o en cuevas.Una noche, soñando, me trasladé a mis Islas, a mi tierra mítica, llena <strong>de</strong> turistas,<strong>de</strong> nativos, <strong>de</strong> amigos y familia. Pensé en andar por estos caminos, pero mis pies estabancansados. Pensé ser peregrino, pero necesitaba un barco, y entonces quise ser capitán <strong>de</strong> mivelero para moverme libremente entre ellas y atracar en sus puertos, tan transitados. El barcome llevaría incluso si quería a la otra orilla, a la Octava Isla como la llaman, adon<strong>de</strong> ayer,hace mucho tiempo, viajaban nuestros antepasados, emigrantes o navegantes obligados aparar en Canarias, como hizo Colón en su primer viaje. Sólo quedaba <strong>de</strong>spertarme, ponerlos pies firmes en el suelo y <strong>de</strong>cirme: “Sigo en mi tierra”.36
I <strong>Concurso</strong> <strong>de</strong> <strong>Textos</strong> <strong>Canarios</strong>Neptuno y el ángel que no sabía nadarMª. Ángeles Reyes GonzálezHace ya mucho tiempo todas las especies habitaban en armonía, pues el hombre todavíano había hecho aparición en el Planeta, y los dioses cuidaban <strong>de</strong> todas las criaturas. Todoslos rincones <strong>de</strong> la tierra eran paisajes vírgenes que escondían playas paradisíacas cubiertas<strong>de</strong> una arena blanca y pura, selvas intransitables <strong>de</strong> un ver<strong>de</strong> intenso, un mar transparenteque daba cobijo a miles <strong>de</strong> criaturas, volcanes ardientes... en resumen, tierras salvajes yhermosas como no somos capaces <strong>de</strong> imaginar hoy en día.Un día estaba Neptuno, el dios <strong>de</strong>l mar, navegando cerca <strong>de</strong> la costa <strong>de</strong> las vírgenesy salvajes Islas Canarias; vigilando como siempre que todas las especies marinas estuvieranfelices y protegiéndolas <strong>de</strong> cualquier peligro. De repente oyó un llanto celestial que provenía<strong>de</strong> un risco cercano, concretamente el actualmente conocido como Roque <strong>de</strong> Benijo, en laisla <strong>de</strong> Tenerife. Se acercó y vio a un hermoso ángel que estaba llorando <strong>de</strong>sconsoladamente.Neptuno se quedó impresionado, nunca había visto una criatura igual, se quedó totalmenteprendado y por un rato no pudo articular ninguna palabra. Cuando por fin hizo acopio <strong>de</strong>fuerzas se atrevió a preguntar: “¿Por qué una criatura tan hermosa y perfecta como tú estáaquí llorando? ¿Cómo puedo aliviar tu pena?”. El ángel, que no se había percatado hastaese momento <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong> Neptuno, cesó <strong>de</strong> llorar y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> secarse las lágrimas,le explicó que él antes era un ser muy feliz que se <strong>de</strong>dicaba a ayudar a todas las especies <strong>de</strong>la tierra pero que un día se dio cuenta <strong>de</strong> que estaba limitado porque, aunque podía volare ir a cualquier parte <strong>de</strong>l Planeta, no podía a<strong>de</strong>ntrarse en el mar, no sabía nadar. Lo habíacomentado con otros ángeles pero todos le <strong>de</strong>cían lo mismo: “Un ángel está hecho paravolar pero nunca podrá nadar, ni sumergirse en el mar sin morir en el intento”.i<strong>de</strong>a!Neptuno miró al ángel y se le iluminaron los ojos, ¡se le había ocurrido una gran– Ángel, he estado escuchando tu problema con atención y, mientras <strong>de</strong>scribías lo que sientesacerca <strong>de</strong> sentirte limitado por no po<strong>de</strong>r a<strong>de</strong>ntrarte en el mar, me he sentido totalmentei<strong>de</strong>ntificado. No sé si sabrás que yo soy Neptuno, el dios <strong>de</strong>l mar, y aunque puedo surcar todoslos mares y ríos, y llegar hasta las profundida<strong>de</strong>s más inhóspitas don<strong>de</strong> viven las especiesmás insólitas que te puedas imaginar, yo también me siento limitado pues no puedo recorrerel resto <strong>de</strong>l Planeta. No puedo ver esos inescrutables bosques, los inmensos <strong>de</strong>siertos, lasaltas montañas y volcanes... Y todos esos paisajes increíbles <strong>de</strong> los que oigo hablar y nuncapuedo ver. Y como tú, aunque me siento afortunado <strong>de</strong> todo lo que puedo ver y conocer, noquiero conformarme con eso, no quiero tener límites. Así que se me ha ocurrido una i<strong>de</strong>a. Yopodría enseñarte a nadar y tú podrías enseñarme a mí a volar, ¿qué te parece?37