LOS DESEOS DE CAMBIO, O - Margarita Pisano
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o masculino y de un supuesto equilibrio que debe existir en los hombres al<br />
desarrollar su lado femenino y en las mujeres su lado masculino.<br />
Cuando se quiere aludir a lo sensible se dice, mi lado femenino, y cuando<br />
se alude a lo creativo y autónomo se dice, es mi lado masculino, sin<br />
romper el orden simbólico ya que lo que se ha hecho es trasladar el<br />
corte/conflicto a la persona sin que los valores de superior e inferior hayan<br />
sido desmontados. Así la fricción ahora es interna. Cada uno de nosotros<br />
trata de recuperar algo de femenino o masculino de acuerdo a lo que le va<br />
conviniendo.<br />
Sin embargo los atributos de lo humano no pueden estar condicionados a<br />
uno u otro sexo. Una persona no tiene una parte femenina y otra<br />
masculina, no está fraccionada en dos. Un cuerpo/persona expresado con<br />
todas sus potencialidades rompe con esta lectura en constante fricción de lo<br />
masculino con lo femenino: es parte de la libertad.<br />
La creatividad, la autonomía, la independencia, la intuición, los<br />
sentimientos son potencialidades de lo humano, no tienen sexo. Si hay una<br />
palabra que me rebela escuchar es la palabra femenino asociado a la mujer.<br />
Porque una parte importante de lo humano me queda fuera de mi persona.<br />
La gran experiencia histórica de lo femenino ha sido fundamentalmente ser<br />
un complemento: alguien, este ser femenino que completa algo. Podemos<br />
leer en la producción simbólica de la Humanidad este complemento, sin<br />
embargo, no aparece la mujer como productora de cultura. Es la mujer la<br />
que ha estado invisible, no lo femenino como categoría política.<br />
La construcción simbólica sobre la feminidad ha ocupado una parte<br />
importante en la producción de la cultura y ha sido hecha desde un cuerpo<br />
ajeno, el cuerpo varón. La mujer no ha existido, aunque ha resistido. Lo<br />
que ha existido es la feminidad como un producto de la construcción<br />
ideológica.<br />
Lo masculino es construido por los propios varones. Ellos han gestionado<br />
sus simbolismos, lo que hace una gran diferencia con lo femenino. En este<br />
sentido es distinto a la feminidad, porque la masculinidad potencia la<br />
capacidad de lo humano de crear y pensar cultura, modos de relación y<br />
diseños de la propia vida.