LOS DESEOS DE CAMBIO, O - Margarita Pisano
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naciones, etc. como corte/conflicto, sino como expresión de diversidad ya que<br />
enriquecen desde sus experiencias nuestras propuestas. Es importante que lo que nos<br />
convoque sea nuestra propuesta civilizatoria, más que nuestras historias y biografías<br />
insertas en el patriarcado.<br />
Durante décadas hemos trabajado apelando a nuestras condiciones de vida en<br />
búsqueda de justicia para nuestro género: descubriendo nuestra sexualidad, nuestra<br />
pobreza, la violencia sobre nosotras, las discriminaciones que hemos sufrido. Hemos<br />
elaborado críticas al sistema y categorías de análisis. Ha sido y es aún un trabajo que<br />
nos convoca en nuestra condición de mujeres.<br />
Desde esta manera, el sentido de nuestra política ha estado más intencionado en<br />
visibilizar y traducir en demandas nuestra condición. Sin este andar hoy sería<br />
imposible entrar en los desafíos que tenemos como feministas que es sentirnos con la<br />
capacidad y la legitimidad de ser constructoras de símbolos, valores, lenguaje,<br />
paradigmas, utopías, en fin, de una cultura marcada por relaciones de colaboración y<br />
no de dominio.<br />
No cabe duda que el mundo está viviendo una crisis. Los ecologístas no son<br />
terroristas, los pobres tampoco. El planeta lo hemos convertido en finito (puede ser<br />
infinito si respetamos sus tiempos, su ciclicidad). Los humanos, responsables de esta<br />
cultura depredadora, tampoco hemos logrado vivir en paz, en armonía y en justicia,<br />
seguimos presenciando enormes y brutales trasgresiones a los Derechos Humanos:<br />
genocidios, hambrunas, violencia.<br />
En los países paradigmáticos de esta cultura -que tan fácilmente, desde nuestras<br />
mentes colonizadas usamos como modelos- es donde se originan y perpetúan las<br />
xenofobias, y donde las democracias occidentales con sus sistemas de poder nos dan<br />
cuenta también de su capacidad de corrupción, donde el modelo económico es una<br />
propuesta de dominación de la naturaleza y de los hombres y de los continentes<br />
(territorios). El sistema político puede ser democrático o socialista, el resultado es el<br />
mismo, pues está inserto en una cultura del dominio.<br />
No quiero acceder al poder que esta cultura construye, que supuestamente nos otorga<br />
derechos, no quiero esa complicidad. No creo ni en su justicia ni en ninguno de sus<br />
paradigmas porque su dinámica de dominio me hace complice de su perpetuación.<br />
Esta cultura es una utopía negativa del ser humano, pues no apela a su libertad.