Los Judeocristianos – Testigos Olvidados.PDF - El Mundo Bíblico
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Una lectura parcial y partidista<br />
Para trazar los primeros pasos de la comunidad de los discípulos<br />
de Jesús se concede naturalmente importancia a<br />
los Hechos de ios Apóstoles, fuente que no conviene des<br />
cuidar". a condición de referirse a ella con mucha prudencia.<br />
En efecto, a través del relato de los Hechos se expresa<br />
la teología de Lucas, más preocupado por alabar a Dios<br />
por las maravillas llevadas a cabo en el recorrido de la Palabra<br />
desde Jerusalén hasta Roma que de presentar el en<br />
cadenamiento de los aconteCimientos como lo haría un<br />
historiador del siglo XXI.<br />
<strong>El</strong> libro de los Hechos está centrado en gran parte en la<br />
persona y las misiones de Pablo, dejando de lado voluntariamente<br />
otras partes de la actividad miSionera de la<br />
IgleSia primitiva, Lucas sabe que los países evangelizados<br />
no se limitan a las regiones a las que viaja Pablo. En efecto,<br />
el relato de Pentecostés supone una escena de apertura<br />
que invita al lector a ampliar su hOrIZonte (Hch 2,5<br />
11): «Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron<br />
estupefactos, porque cada uno los oía hablar en su propia<br />
lengua», Por medio de la enumeración de múltiples<br />
naciones, Lucas evoca anticipadamente los países que, por<br />
caminos diversos, entre el 30 y el 80, recibieron el Evangelio.<br />
Entre las regiones mencionadas se encuentran algunos<br />
territorios en que la diáspora Judía está sólidamente<br />
establecida (Mesopotamia, Egipto, libia CIrenaica),<br />
como lo atestigua Filón de Alejandría (cf. recuadro).<br />
Ahora bien, en la continuación del relato de los Hechos,<br />
estos países son prácticamente ignorados. Lucas se ciñe<br />
deliberadamente al recorrido de la Palabra, desde Jerusalén<br />
a Roma, tal como Pablo lo realiza, Deja en silencio<br />
otras misiones, en particular las que fueron llevadas a ca<br />
bo por la Iglesia de Jerusalén.<br />
50<br />
Una nación extendida<br />
por todos los países<br />
<strong>El</strong> texto está tomado de una carta dirigida por el rey Agripa I al<br />
emperador Cayo Calígula en el 40, para tratar de hacerle abandonar<br />
un proyecto alocado, el de erigir su estatua en el Templo<br />
de Jerusalén. Agripa insiste en la importancia de Jerusalén para<br />
los judíos del mundo entero:<br />
«Sobre la Ciudad Santa, debo decir lo que conviene. Esta ciudad,<br />
como ya he dicho, es mi patria, pero también la capital, no sólo del<br />
territorio de Judea, sino incluso de la mayor parte de otros territorios,<br />
a causa de las colonias que ha enviado, según las épocas, a los<br />
países limítrofes: Egipto, Fenicia, Siria y, especialmente, la llamada<br />
Cele-Siria; otras en regiones más lejanas, Panfilia, Cilicia, la mayor<br />
parte de Asia hasta Bitinia y hasta lo más profundo del Ponto;<br />
lo mismo en Europa, en Tesalia, Beocia, Macedonia, Etolia, en Ática,<br />
en Argos, en Corinto, en la mayor parte de las mejores regiones<br />
del Peloponeso. Y no son solamente los continentes los que se<br />
han llenado de colonias judías, sino también las islas más famosas,<br />
la Eubea, Chipre, Creta. Y no digo nada de las colonias más allá<br />
del Éufrates. Pues, con excepción de una minima parte, Babilonia<br />
y, entre las otras satrapías, todas las ciudades que poseen un territorio<br />
fértil en tomo a ellas poseen habitantes judíos», Filón, LegatlO<br />
ad Caium 281-282 (trad. de A. Pelletier. París, 1972).<br />
En efecto, hubo otros muchos misioneros además de Pablo<br />
y los suyos. Como lo atestigua, dentro del mismo Nuevo<br />
Testamento, la Primera carta de Pedro. Otro ejemplo:<br />
contrariamente a las apariencias, Éfeso no reCibió de Pablo<br />
el primer anuncio de la Palabra (Hch 19,1-7). Efectivamente,<br />
un hombre venido de Alejandría, Apolo, desempeñó un<br />
papel nada desdeñable en esta ciudad (Hch 19,24-26). Una<br />
variante occidental del texto de los Hechos precisa incluso<br />
que Apolo conoció el camino del Señor en su patria, es decir,<br />
en Alejandría. Ahora bien, el EvangeliO de los Hebreos,<br />
conOCido en los ambientes alejandrinos, honra particularmente<br />
a Santiago, signo sin duda de una evangelización de<br />
Egipto efectuada por gentes venidas de Jerusalén (cf. p. 49).