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La propiedad - Terciopelo

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claudia dain<br />

El río Brent bajaba caudaloso a causa de las lluvias, pero<br />

William y sus hombres habían encontrado una zona menos<br />

profunda por donde atravesarlo hasta la otra orilla. Según sus<br />

cálculos, se hallaban muy cerca de Greneforde, por el norte, y<br />

William tenía tantas ganas de ver su <strong>propiedad</strong> que no esperó<br />

a sus acompañantes sino que galopó por la orilla opuesta y<br />

viró hacia el oeste, rezando para que la llovizna no enturbiara<br />

su primera visión del regalo que le había hecho Henry.<br />

William resopló pesadamente. En realidad poco tenía de<br />

regalo, si pensaba en todos aquellos años al servicio del futuro<br />

monarca de Inglaterra, demostrándole su valía. Muchos caballeros<br />

se habían pasado al bando de Henry cuando se enteraron<br />

de que Stephen había pactado que el hijo de Matilda heredaría<br />

la corona cuando él muriera. Matilda y Stephen se<br />

habían pasado casi toda la vida luchando, disputándose el derecho<br />

al trono de Inglaterra. En todos aquellos años, a veces la<br />

suerte había tomado partido a favor de uno y a veces a favor<br />

del otro, hasta que al final los dos fueron demasiado viejos<br />

para seguir enzarzados en aquella guerra sin cuartel que lo<br />

único que conseguía era debilitar al pueblo y las tierras. Ahora,<br />

con Henry II en el trono, habría paz, si Dios lo quería; unos<br />

años de paz para que Inglaterra se recuperase. William rezó<br />

para que el mandato de Henry fuera duradero y próspero —duradero<br />

y próspero para los dos.<br />

Cuando Henry fue nombrado sucesor de Stephen, muchos<br />

caballeros intentaron granjearse su amistad, pero Henry de<br />

Anjou no era tonto, y poco a poco fue arrinconando a casi todos<br />

los que lo habían rodeado con fines propiamente egoístas.<br />

William, en cambio, había seguido a Henry incansablemente<br />

y luchado bajo su estandarte con gallardía y nobleza, ya que<br />

había sabido apreciar a un hombre que, a pesar de no tener<br />

madera de guerrero, parecía ser un competente administrador.<br />

Y con el transcurso del tiempo, William consiguió atraer la<br />

atención de Henry hasta ganarse su confianza. Finalmente, el<br />

monarca decidió recompensarlo por su lealtad y su destreza.<br />

Y Greneforde era la recompensa.<br />

Greneforde, oculto en algún lugar cercano entre la neblina<br />

y la suave lluvia. Greneforde, que había sobrevivido a la anar-<br />

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