La propiedad - Terciopelo
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claudia dain<br />
servó cómo el hombre se llevaba cuidadosamente el caballo<br />
hacia el establo; a pesar de toda la mugre que llevaba encima,<br />
realizaba su trabajo con destreza.<br />
—Por lo menos lady Cathryn está limpia. No deberías tener<br />
motivos de queja cuando estés todos los días en contacto<br />
con ella —apuntó mordazmente.<br />
William no contestó de forma inmediata, sino que se dedicó<br />
a observar nuevamente a la mujer con la que pronto firmaría<br />
el contrato de matrimonio. Tras su bienvenida inicial, apenas le<br />
había dedicado ninguna otra muestra de atención; únicamente<br />
parecía tener ojos para un hombre, y ese hombre era el padre<br />
Godfrey. En aquellos precisos instantes estaba hablando con él,<br />
con una expresión sincera y serena, inclinada levemente hacia<br />
su interlocutor de una forma casi… conspiradora.<br />
—¿Qué opinas de su falta de caballeros, William? —continuó<br />
Rowland mientras atravesaban el patio a pie.<br />
Durante el trayecto, William se dedicó a observar con<br />
atención el patio del castillo de Greneforde. Los cobertizos<br />
parecían estar en buen estado, a pesar de su aspecto deslustrado.<br />
El huerto estaba en buenas condiciones. En el patio no<br />
había ni rastro de escombros. <strong>La</strong> gran torre, con todo el esplendor<br />
de sus cuatro plantas, se imponía majestuosa. <strong>La</strong> mayoría<br />
de las torres tenían dos plantas, y algunas exhibían tres<br />
con orgullo, pero Greneforde, su torre, era un coloso de cuatro<br />
plantas.<br />
—Por lo menos me alegro de disponer de mis caballeros<br />
—contestó a Rowland—. Hasta que no reemplacemos esa empalizada<br />
por una muralla de piedra, Greneforde estará en una<br />
posición vulnerable. Pensaba contratar a un ingeniero del que<br />
había oído hablar en Londres, pero ahora me pregunto si no<br />
será necesario contratar también mano de obra. Los hombres<br />
que he visto no parecen lo bastante fuertes para levantar y<br />
transportar piedras de río.<br />
—<strong>La</strong> falta de alimentos merma las fuerzas —remarcó<br />
Rowland apaciblemente.<br />
William miró a su amigo y asintió solemnemente. También<br />
él se había fijado en que los campos aledaños estaban<br />
yermos, y que su aspecto de dejadez dejaba entrever más de<br />
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